LLUVIA Y CONFLUENCIASLlueve en Buenos Aires.
Corre julio del año 2004.
Hace mucho frío.
El viento se arremolina y embrolla la finalidad de los paraguas. A algunos los dobla con facilidad. A otros directamente los rompe, en especial a aquellos remanentes de las importaciones de Taiwan. Otros resisten merced a sus varillas. Pero con o sin paraguas, la gente expuesta a los avatares climáticos se moja desde abajo hacia arriba, porque el juego de las baldosas flojas y el viento hacen que cualquiera de los expuestos, indefectiblemente se moje.
Además Buenos Aires tiene esa peculiaridad del frío calando los huesos y congelando los pies, todo ello a merced de la novedosa sensación térmica, cuyo impacto psicológico es lo suficientemente grande como para que las sensaciones se hagan más notorias.
Seguramente el modelo arquitectónico de la ciudad hace que el viento corra alocadamente por sus avenidas y así como así, se anude en los lugares donde hay edificios enfrentando a parques o plazas y aumente allí su poderío temporal en contra de los transeúntes que deambulan corriendo tras sus responsabilidades.
Indudablemente cada ciudad en el mundo tiene alguna peculiaridad que la distingue del resto y la hace destacable en dicha singularidad. Pues bien, Buenos Aires, además de su marcado estilo europeo, el teatro Colón y todas las cosas que la distinguen, tiene precisamente eso, la mezcla del frío, la lluvia y el viento como factores que entrelazados convocan a aferrarse a un mate en el calorcito de la cocina o bien a hundirse en un café con leche en algún bar, aunque más no sea para tomar un respiro y volver a sumergirse.
Buenos Aires, es todavía hoy una de esas ciudades donde confluyen en una misma sociedad, esfuerzos y voluntades provenientes de Europa, mayoritariamente España e Italia, o viceversa, para luego nutrirse con gentes de todo el planeta tierra, esto es de judíos sefardíes y eskenazis, sirios musulmanes y árabes cristianos, rusos, armenios, miembros de la ex - Yugoslavia, eslovacos, sajones irlandeses, escoceses, franceses, suizos, unos pocos de los países escandinavos, muchos japoneses, recientemente incorporados provenientes de una fuerte inmigración de Corea, alemanes por doquier, y en fin, algunos indios, muchos, muchísimos latinoamericanos provenientes de Uruguay, Paraguay y Bolivia, y algunos chilenos, aunque no tantos. Sí unos cuantos peruanos y muchos menos ecuatorianos, colombianos y venezolanos.
Pero por suerte para Argentina, los europeos son mucho más numerosos y lo que se ve, mayoritariamente, se representa en el esfuerzo anónimo de una gran mayoría de ellos, cuyo sudor quedó estampado en la tierra que se vieron obligados a adoptar por distintos motivos, aunque en el fondo, todos esas causas pueden ser resumidas en una sola: pobreza y dolor, dolor y pobreza, indivisiblemente.
Esta extraña confluencia de pensamientos, religiones, culturas, conformó en la Argentina un nudo imposible de desatar y mucho menos de desentrañar. Quizás sea ese el motivo por el cual un país con tanto potencial no haya logrado asumir una personalidad distintiva y se haya visto envuelto, casi desde su creación (tal vez desde mucho antes) en una reyerta de intereses circunstanciales que hacen que la gente del interior del país le eche la culpa a los porteños de todos los males, sin darse cuenta que en realidad éstos últimos, los porteños, casi nunca condujeron políticamente el país y que curiosamente, sí lo hicieron las gentes del interior que siempre se vieron deslumbradas por las luces de Buenos Aires, que emanan un perfume atrayente que envuelve, que atrapa y al mismo tiempo marea y destruye.
Hoy podría aseverarse sin temor a equivocarse por muy lejos que los enfrentamientos que alguna vez se dieron entre los caudillos políticos de cada región del interior del país, que lo dividieron en convicciones y procederes, se ven aún hoy exponenciados hasta el hartazgo en una ciudad de Buenos Aires copada por intereses mezquinos de políticos sin educación, sin formación, sin capacidad, provenientes de cada una de las provincias que componen esta tierra agraciada.
No obstante, dicho fenómeno, tal lo dicho se manifiesta concentradamente en el plano político porque en el resto de las profesiones y de las posibilidades que puede ofrecer la vida, desde un simple quiosco hasta ejercer el arte dramático, cómico, la pintura, la escritura, las ciencias o cualquier forma de expresión de la persona, Buenos Aires reúne todas las alternativas de una gran metrópoli donde todos encuentran algún lugar para demostrar sus capacidades y aún para trascender las fronteras.
Cuando se habla de Buenos Aires, en realidad se habla de algo así como un país, por su tamaño y por su potencial.
En tal sentido, Argentina tiene pocos otros lugares donde puede ocurrir un fenómeno semejante, Rosario es casi parte del mismo paisaje aunque con un perfil de gente distinto, Córdoba por la estirpe que proviene del legado de los Jesuitas, y Mendoza donde la distancia con Buenos Aires y su cercanía con Chile, le han dado una arquitectura mental que los distingue.
El resto se debate en la contradicción de pretender ser para luego desperdiciar la oportunidad, encandilados por las intensas luces de la gran ciudad.
Bien, pero en esta Buenos Aires, con este frío y bajo esta lluvia que nadie había previsto, uno de los tantos hijos de la Italia caminaba a paso firme por la Avenida Rivadavia a la altura del parque que lleva hoy el mismo nombre aunque en realidad siempre fue la donación de la familia Lezica, cuatro hectáreas con árboles centenarios pegados a la Escuela Normal 4 y enfrentados a la capilla de Caacupé que le da la espalda a todo, contigua al viejo edificio de salud pública que aún hoy sigue siendo majestuoso en su estilo.
Calado hasta la médula por el frío y la humedad esta alma llegó a una esquina, la de Avenida Rivadavia y Balcarce, encontró el bar de las mariposas y pensó en hacer un alto para recuperar calor.
Buscó una mesa alejada y pidió un submarino, esa mezcla de leche con la barra de chocolate a la que nadie sabe por qué le han dado ese nombre cuando en realidad se trata de una mera leche chocolatada. Pidió incluso que le agregaran un poco de canela y que le trajeran tres sobres de azúcar.
Cumplimentado su pedido y con su mirada perdida en la superficie de la leche tiñéndose de marrón veteado, su mente divagaba en las dificultades económicas en las que estaba sumido, en su intención de querer pagar, como buen ciudadano, primero todas las facturas de servicios y sus impuestos, para luego pensar en cómo conseguir lo suficiente para proveer de comida a su familia. No a él porque ya estaba en una etapa donde eso no era lo que le importaba.
Sus obsesiones pasaban por cómo sobrevivir en una circunstancia trágica para toda la sociedad argentina.
En medio de esta tribulación mental, percibe algo así como un chistido que lo tenía por destinatario.
Sucedía que alguien ubicado a tres mesas de distancia había perdido un papel que se había volado junto con un abrir y cerrar de puertas, cayendo casualmente a sus pies.
Nuestro hombre no atinaba a reaccionar.
El frío no lo dejaba pensar con claridad y aún no le había pegado ni un sorbo a su preciado submarino.
Allí nació un: "...perdóneme, una hoja cayó sobre sus pies y me pertenece".
Entonces nuestro hombre toma conciencia que le hablan a él y sin darse vuelta, desplaza su mirada por fuera de la mesa, observa que sobre su zapato derecho descansa una hoja blanca y reluciente, recién impresa y la toma con sumo cuidado de no mancharla. En dicha trayectoria lee que el texto está medio en español, medio en hebreo y que su título, impreso sobre el ángulo superior izquierdo y con letra relativamente pequeña dice algo así como: "Guerra entre las Sabidurías de la Luz y las Inteligencias de la Iniquidad frente a la Gran Paradoja".
Sin mencionar palabra, gira sobre sí y le entrega la hoja al reclamante quién sólo atina a dar sus gracias.
Cada uno regresa a su mundo.
Nuestro personaje, el primero de ellos, corta al unísono los tres sobres de azúcar y los vuelca a su submarino, iniciando una revuelta continua que busca alcanzar un punto de dulzura único.
Toma la jarra por su asa y lo bebe a intervalos cortos evitando que pierda temperatura y que no logre en él revertir ese frío que lo tiene tieso.
Permanece frente al vaso ya vacío durante un lapso prolongado.
En silencio.
Sin levantar su mirada.
Hasta que siente una corriente de aire helado que proviene del ingreso o la salida de algún parroquiano que al abrir la puerta deja entrar una porción de la tempestad que impera de los ventanales mariposeados hacia afuera.
Allí nuevamente se reitera el chistido.
Y dado que su reacción continúa siendo lenta, luego de unos segundos, se escucha nuevamente: "...perdóneme, una vez más otra hoja cayó sobre sus pies y ésta también me pertenece".
Nuestro hombre, medio fastidiado, asume que le hablan nuevamente a él y sin darse vuelta, al igual que en el caso anterior, desplaza su mirada por fuera de la mesa, observa que sobre su zapato derecho descansa nuevamente una hoja blanca y reluciente, recién impresa y la toma con sumo cuidado de no marcarla.
En la trayectoria propia de asir la hoja y girar para entregarla a su propietario, observa que el texto está realmente medio en español, medio en hebreo y que su título, impreso en sobre ángulo superior izquierdo y con letra relativamente pequeña dice: "Guerra entre las Sabidurías de la Luz y las Inteligencias de la Iniquidad frente a la Gran Paradoja".
Una vez más, sin mencionar palabra, gira sobre sí mismo y le entrega la hoja al reclamante quien nuevamente sólo atina a dar sus gracias y pedir disculpas por la reiteración del hecho.
Nuestro hombre regresa a su mundo, otra vez.
Se sumerge en sus pensamientos al tiempo que extrae de su portafolios una agenda Paulinas y una lapicera medio plateada y medio negra obsequiada meses antes por una cálido amigo en la ciudad de Rosario.
Como el frío interior no lo abandona y afuera llueve como si se tratase de algo semejante al diluvio, digamos a baldazos, nuestro personaje piensa que para qué salir a empaparse cuando nada modificará el futuro inmediato. Entonces se auto-convence y solicita un nuevo submarino con los consabidos tres sobres de azúcar pero esta vez con dos tabletas de chocolate.
El mozo lo mira perplejo pero cumple con su pedido.
Mientras se inicia el proceso de fabricación de la leche súper-chocolatada y súper endulzada, abre la agenda y busca la fecha del día miércoles 14 de julio, anota sus encuentros previstos del día anterior y los propios de la fecha en curso.
En ese momento mira la fecha y toma conciencia que un amigo del alma suyo, fallecido muchos años atrás, en 1969, en un curioso accidente, había nacido en dicho día, el día de la famosa toma de la Bastilla.
Se le cruza por la cabeza trasladarse hasta Caacupé para dedicarle una oración pero las inclemencias del tiempo lo acobardan. Además no le gusta dicha capilla para un fin tan noble. Hay un solo lugar donde él se siente a gusto para una oración y ese no es otro que la Iglesia de los Franciscanos en Alsina y Defensa.
Lúgubre para muchos.
Solitaria para otros.
Allí residen elementos místicos que lo atraen fuertemente.
En ese pensamiento llega el submarino.
El mozo, con tono galaico, esta vez le habla: "...amigo, si con éste no se le va el frío y la melancolía piense en otra cosa porque aquí no vendemos hígados de repuesto. Personalmente no creo que resista un tercero pero en la barra estamos haciendo apuestas sobre si logrará sobrevivir a éste o querrá suicidarse con otro más". La frase produce risas cómplices entre el servidor y el servido a las cuales se suma, sin ser visto, la del hombre de las hojas voladoras.
Sin embargo, el servido responde: "...pierda cuidado, si no logro superar el frío que tengo en la médula, le aseguro que tomaré otro y me moriré en la puerta, pero después de haberle pagado, claro está".
La respuesta del mozo no se hace esperar: "...no hombre, espere que consulte porque si Usted muere adentro las apuestas serán válidas en cambio si lo hace afuera puede que algunos nos veamos perjudicados y eso no nos conviene. Es más, ya las apuestas superan el valor de lo que Usted está tomando por lo que en el último de los casos podría tomarlo como una invitación de la casa. Debe decirnos, no obstante, dónde llamar, a quién avisar, o cuál es su obra social".
Nuevamente risas.
Más pronunciadas.
Más compartidas.
Al tiempo que el mozo se retira a seguir con sus tareas, nuestro hombre regresa al proceso de la química de la revuelta necesaria para alcanzar la mezcla deseada.
En ese instante, una ráfaga helada entra al recinto proveniente de dos señoras que ingresan al lugar conversando animadamente y desprejuiciadas hacia la temperatura exterior, dejando la puerta abierta lo que provoca un remolino de viento que congela a todos los refugiados.
Uno de ellos, evidentemente molesto se levanta, las mira con asco y cierra la puerta preguntándose a sí mismo si en la casa no tendrán puerta, al mismo tiempo que desde otra mesa, otro expresa su sentimiento en voz alta: "...deben vivir en carpa", mientras que un tercero más enojado que los anteriores rectifica: "...no querido, éstas tienen sirvienta o al tonto (gil) del marido para que ellas puedan darse estos lujos. Andá vos a dejar la puerta abierta a ver qué te dicen ellas, o qué te dice el gerente".
Por el fondo la situación no altera los fríos preexistentes aunque sí reitera por tercera una situación.
Nuevamente, una hoja vuela en la misma dirección que las dos anteriores, depositándose exactamente en el mismo sitio.
Esta vez ya no hay un chistido.
El dueño del documento se pone de pié y se acerca al depositario de la hoja.
"...Disculpe una vez más, pero parece que este documento lo quiere a Usted".
Nuestro hombre responde: "...No. No se equivoque. Su hoja quiere mi zapato porque si me quisiese a mi hubiera caído más arriba".
Sin embargo el interlocutor que persigue a sus hojas voladoras, rápidamente responde: "...No. No se equivoque Usted. Ambos asistimos a que los contenidos de este documento están a sus pies y por algo será. ¿No le parece? Debe ser Usted el elegido para caminarlos."
Por primera vez nuestro hombre fija su vista en el dueño del papel migraste y ve que se trata de un sacerdote católico, quién a su vez está acompañado en la mesa por un rabino. Entonces toma por tercera vez la hoja, se pone de pié y se presenta: "... perdón padre, no me había dado cuenta que Usted era sacerdote como así tampoco que en la mesa contigua se estaba produciendo algo así como un sínodo. Espero que no estén concertando ni la inquisición, cuyos resultados conocemos, como así tampoco el Apocalipsis, cuyos resultados podemos intuir. Mi nombre es Juan Carlos Giampaolo y soy médico, no de la clase que Usted puede conocer pero curador al fin".
La respuesta es: "... por favor, ni lo mencione, mi nombre es Oscar Osvaldo Alonso y el del rabino es Gabriel Moshe Fryd. Ambos estamos conversando pero en realidad ambos entendemos que lo estábamos esperando a Usted".
Una espiral invisible los envuelve. Los entrelaza. Nadie la ve, pero allí está.
Desde allí en adelante todo gira, todo cambia y se elabora un diálogo que ya no contiene sonrisas, mucho menos risas.
- JCG: "¿... a mí?."
- OA: "... no nos mal interprete, en realidad no sabíamos que debíamos encontrarnos con Usted, pero las circunstancias nos han indicado que sí se trata de Usted".
- GF: "... nosotros esperábamos a un antropólogo y no a un médico, sea de la clase que sea, pero puede ser que nuestra información haya estado mal interpretada o que quizás la coyuntura parezca que nosotros estamos en lo cierto cuando en realidad estamos mal rumbeados".
- JCG: "...No. Es curioso porque entré aquí por las inclemencias del tiempo y no porque tuviese nada planificado, al menos no yo en persona, aunque con el de arriba [Dios] nunca se sabe porque sus planes nos trascienden. Seguramente habrá producido en mí el frío necesario como para que me ahogase en estos submarinos y tal como Usted dice, quizás para colocarme frente a vuestras necesidades que si bien desconozco, tal vez puedan coincidir en algún punto con las mías".
- OA: "... tal como Usted dice, algo lo trajo hasta nosotros y con el rabino, a decir verdad, hace tiempo que lo estamos buscando".
- GF: "... hace algo más de un año que venimos siguiendo nuestros sueños y nuestra señas en búsqueda de una persona cuya fisonomía no conocemos aunque sí el mensaje que debemos darle. En realidad tampoco sabemos bien para qué, pero seguramente entre todos dilucidaremos el acertijo".
- JCG: "... discúlpeme una vez más rabino, no creo en las casualidades ni por un segundo. Jamás creí. Tampoco creo que Ustedes dos, estén juntos ni por el viento, ni por el frío, ni siquiera por la lluvia que hace afuera, aunque realmente no creo que yo tenga algo para ofrecerles. Soy un humilde ciudadano colmado de problemas. Como cualquier otro de todos los que se están mojando en la calle".
- GF: "...con el sacerdote hemos recibido un mensaje claro. No igual pero muy parecido. Hace años que nos une una amistad y si bien pareciera que estamos en bandos diferentes en realidad el sacerdote Alonso, es parte de mi mismo paisaje y yo lo soy del de él, porque el hilo que separa a cristianos de judíos es sutil y quizás, a pesar de las negaciones permanentes y de las necedades propias de los seres humanos, son más las cosas que nos unen que aquellas que nos separan, pero nuestros espíritus no están lo suficientemente despojados de aquellas soberbias y orgullos como para permitirnos asumir que somos lo mismo ante Dios y que como fin último y original, todos nos debemos a él y por ende a todos. Lo que no hagamos juntos, jamás podremos alcanzarlo por separado".
- JCG: "...pues mire rabino...".
Lo interrumpe.
- GF: "... Por favor, dígame Gabriel. Aquí no estamos para hacernos reverencias unos a otros y tampoco nuestros hábitos nos ponen por arriba suyo. Siga con lo nos decía".
Entonces retoma.
- JCG: "...lo que quería decirles es que no soy nadie más que lo que ven y que sí soy antropólogo a pesar de no haberme recibido. En realidad sí concluí los estudios, lo que puede entenderse como que me recibí pero nunca me dieron el título porque en la época del proceso pasaron cosas muy graves y así como así un día desapareció toda mi historia en la Universidad, en Filosofía y Letras, y cuando quise investigar qué es lo que había ocurrido casi muero en el intento. Finalmente el expediente no apareció nunca más y con ello se licuaron mis esfuerzos aunque no mis conocimientos. Casi simultáneamente me recibí de médico, no en Argentina, y luego me fui con una beca a vivir a la Suiza alemana, así es que me olvidé de toda esta merda [perdón por el término], que suele envolvernos a los argentinos y me fui a otras tierras siguiendo mi destino. Sin reclamar nada y entendiendo que el destino es todo aquello tenemos dibujado en algún lugar al que sólo Dios y sus ángeles tienen acceso. Sin embargo cuando creí que lo había encontrado, otra vez el viento se arremolinó igual que ahora y terminé disparado para la Argentina nuevamente, estampado en la malaria y la miseria mental que nos tiene obnubilados".
- OA: "... no nos cuenta nada que no sepamos. Perdón cuantos años tiene?. Le anticipo que tengo 48, al igual que el rabino con quiénes fuimos, casi, compañeros de banco en la escuela pública, primaria y secundaria. En realidad lo único que nos separa es algo que en la práctica podría unirnos, porque a él le sobra en la barba lo que a mí me falta en la cabeza, pero como buen judío no quiere colaborar".
Sonrisas inundan el rincón.
- JCG: "...tengo 54 y a pesar de la cara de nene, estoy más para el allá que para el acá. La yugo desde lo 13 y he pasado por todo lo que un ser humano puede pasar. Quizás lo único que me falta es ser político y depredar la vida y los bienes de los demás, pero seguramente no puedo tener acceso a esa finalidad porque no me da el alma, no las ganas, menos la voluntad y mis convicciones, que las tengo y fuertes, están lejos de eso. Me entienden?. He sido un místico como Ustedes aunque no porto hábito. Además debe haber millones en la misma condición, diseminados por todo el mundo".
Se ve a las claras que los tres llevan canas y rostros que los unen a una preocupación común y creciente: cómo hacer para sobrevivir en una sociedad destruida sistemáticamente por el poder político, asqueada hasta el hartazgo y sometida a todo tipo de vejaciones, cuidadosamente instrumentadas desde la presión impositiva, a través de los precios de los servicios, de los combustibles, de la pérdida de la capacidad productiva, de la violación de la propiedad privada, del saqueo de los bienes personales en los bancos, y cualquier otra forma de esclavitud moderna que a uno pueda ocurrírsele.
Ahora se han sentado los tres en la misma mesa.
Además de existir algunas ideas armónicas, están unidos por un tercer submarino, un agua mineral con gas y un café vienés.
- JCG, mirando al mozo: "...¿ y... subieron las apuestas?.
- Mozo: "... mire no sólo subieron, son mas altas que un match de boxeo por el título mundial. Pero de Usted depende, así es que no nos haga quedar mal. Tómelo que queremos comprobar hasta donde resiste su hígado. Si sobrevive a éste, le cambiamos de nombre al bar".
Risas inundan el lugar y el rostro de los que participan de la situación.
Pero los recién encontrados regresan rápidamente a sus menesteres, como si algo los apurara.
- OA: "... bien Juan Carlos, no queremos hacerle perder su tiempo pero indudablemente Usted deberá invertirlo en nosotros y no porque se lo estemos mandando sino simplemente porque a Usted lo enviaron hacia nosotros y tenemos algo que parece debemos compartir".
- GF: "... escuchó alguna vez hablar del Qumran, que en realidad era Qumram?".
- JCG: "...sí, no sólo escuché hablar sino que he estudiado algunos documentos de la lucha de los hijos de la luz con los hijos de las tinieblas y hasta tuve la oportunidad de escribir y publicar algunas notas allá por los setenta. Me he metido en los Manuscritos del Mar Muerto y como a nadie le interesa el tema porque estamos todos atropellados por las realidades de cada uno, los resucité para mí y como eso me alcanzó para sentirme satisfecho de lo que necesitaba saber para asegurarme del sentido de mi vida, aquí, en este tiempo y en este espacio y perdonen si contrarío alguno de todos vuestros preceptos religiosos. De alguna forma es un documento que se ha revivido en las expresiones de George Lucas a través de la Guerra de las Galaxias, pero eso la gente, los espectadores no lo saben, simplemente ven una película".
Cura y Rabino comparten sus miradas, cómplices ante el hallazgo.
- GF: "... o sea que ya relojeó de qué se trata el documento cuyas hojas vuelan hacia sus pies".
- JCG: "...si pero eso no cambia ni lo que conozco sobre el tema como así tampoco, mucho menos puedo ayudarlos a nada ya que lo que allí se describe está mucho más allá de nosotros, como personas, como que lo que nos haya tocado en suerte, y mucho más allá del acá que conocemos".
- OA / GF, al unísono: "... coincidimos".
- JCG: "... si coincidimos, entonces, los tres estaríamos en condiciones de entender que no hay mucho que podamos agregar al tema que no sean nuestras propias subjetividades, lo cual además de no ser un gran aporte no ayudaría tampoco a resolver la lucha en sí misma como tampoco cambiar sus eventuales resultados, previamente establecidos en algún lado del reino de Dios".
- OA / GF, al unísono: "... correcto".
- JCG, entrando en confianza y rompiendo el último vestigio de hielo que quedaba en el aire: "...Ustedes más que hombres de sus cultos parecen Susana Giménez, pero yo no estoy aquí para responder a preguntas que nos exceden en nuestras capacidades humanas".
- OA / GF, una vez más al unísono: "... correcto".
Nuevamente risas.
- OA: "... no queremos que crea que le estamos tomando el pelo. No es así. Nos han sucedido por separado algunas cosas que han merecido nuestra atención. La causalidad divina nos juntó en un encuentro que se produjo en San Nicolás de los Arroyos, hace ya algunos años, y alguien allí, al pié del eucalipto elegido por la Virgen María, nos entregó un documento cuyo origen desconocemos pero nos indicó que aquí encontraríamos a quién deberíamos dárselo para compartirlo, para analizarlo, y para estar preparados".
- GF: "... Usted bien sabe que en un mundo donde la mayoría de las cosas no tienen explicación, este tipo de circunstancias no merecen que uno le dedique nada más que aquello que esencialmente puede unirlos o unirnos como personas a las situaciones o eventualmente a juntarnos entre nosotros para una finalidad que nos excede. En realidad ninguna manifestación de Dios puede ni debe ser razonada. O es aceptada tal como se la percibe o pierde su sentido místico y por ende el contenido celestial y divino. En nuestro trabajo Usted depende de la fe. Si Usted cuestiona los contenidos se le va el sentido a la vida".
- OA: "...si nos escuchara el Papa nos excomulgan, al menos a mí"
- GF: "...a mi me circuncidarían el cerebro".
- JCG: "...miren, en estos tiempos donde todo está trastocado y los valores han cambiado de lugar, y los derechos humanos protegen sólo a los delincuentes y asesinos, mientras que los ciudadanos estamos a merced de las maldades desparramadas por el mundo, no creo que nadie tenga autoridad para cuestionarlos ni a cada uno de Ustedes ni a sus pensamientos. No le hacen mal a nadie y en realidad tampoco contribuyen a que haya más mal que el que ya existe. O sea...".
Siguiendo con la idea.
- JCG: "...algo está ocurriendo en el aire que respiramos y con el agua que bebemos porque en realidad la mente nuestra, hablo de la humana toda, tiene las cucarachas mal ordenadas. La globalización, el desastre ecológico producido y mentido una y otra vez, el agujero de ozono que es diez veces más grande de lo que anuncian, la guerra de Irak para apropiarse de petróleo, los autoatentados de las Torres Gemelas, las manifestaciones de la Virgen María pidiendo por favor que se regrese a la oración mancomunada, la persecución de Bin Laden como único agente del mal bombardeando arena en Afganistán y aniquilando gente que no tiene nada que ver con nada..., todo, absolutamente todo está alterado y parece estarlo siguiendo un orden impuesto por alguien que desea apoderarse del planeta haciendo desaparecer todo lo que existe. Pero el ser humano no se da cuenta. No lo asume. No lo acepta. Sigue con su rutina y atropellado, como les decía, por sus realidades diarias".
- GF: "... los judíos solemos...".
Lo interrumpe abruptamente.
- JCG: "...discúlpeme rabino, desde el fin de la segunda guerra mundial [que en verdad no ha terminado aún y es más, cambió de eje] en este mundo todo está al revés. Mire Usted, la guerra de Corea, Vietnam, lo que se ha hecho con el África, lo que han hecho con América Latina, la caída del bloque con la Unión Soviética, lo de Argelia, lo de Libia, los atentados sin sentido organizados por parte de una sociedad enferma que se concentra en el territorio de los Estados Unidos de Norteamérica, la violación permanente de los derechos humanos en todo el planeta, esto que ocurre entre los palestinos y los israelíes, todo es un disparate que involucra a gentes que apenas si tienen para vivir. Además la onda ésta de estar electrónicamente comunicados pero al mismo tiempo incomunicados y súper controlados por la CIA han generado una especie de Torre de Babel donde todos participamos pero ninguno respeta al otro, son síntomas mundiales de que algo anda mal en el mate de todos y cada uno de nosotros, porque nos estamos hundiendo y nadie reacciona y aquellos que lo hacen son exterminados, de alguna forma, por algún sortilegio, con algún mecanismo etéreo de esos que manipulan los servicios de inteligencia entregados a los intereses políticos de turno. Antes enviaban piratas a robar las joyas, en cambio ahora todo es mucho más sofisticado".
- GF: "... justamente, le decía que los judíos solemos ser pragmáticos pero contenemos en nuestros genes algunas señales que están más allá de nosotros y si pretendemos identificarnos con la finalidad asignada a nuestras vidas, lo menos que podemos hacer es compartir estos mandatos ya que de lo contrario estaríamos actuando como nuestros pares, esto es que decimos una cosa pero hacemos exactamente lo contrario y si hay algo que nos ha distinguido siempre a Oscar y a mí, ha sido que a pesar de nuestros destinos, tenemos una sensación común y esta es que estamos para servir al alma de quienes se nos acercan, provengan del culto que sea. Se trata de gente".
Afuera la lluvia sigue.
Se escuchan rayos que ensordecen al conjunto.
Algo así como para evitar que se escuche el contenido de la conversación.
Aunque es mediodía, parece de noche.
Fenómeno común en la Buenos Aires de estos tiempos de globalización y cambio climático.
- OA: "...en realidad preferiríamos poder compartir años de conversación y sapiencia para alcanzar esa afinidad tan necesaria a la condición humana pero parece que de arriba tienen las cosas arregladas de otra forma y siempre caen cuando estamos a escasos segundos del cambio".
- JCG: "...realmente estoy comenzando a pensar que o bien Ustedes son los ángeles de Sodoma y Gomorra o de lo contrario son los mensajeros del Apocalipsis. A ver, en qué puedo ayudar o para qué me necesitan. Ah!, y si Ustedes no pueden responderme que abran otra vez la puerta y si las hojas vuelan nuevamente y me caen encima, me las llevo y ya. Luego Ustedes le piden a Dios que me envíe un correo electrónico y seguimos la conversa, ¿qué les parece?."
Risas. Risas. Sonrisas. Afectos que crecen en el desconocimiento.
- OA: "...al menos no pierde el sentido del humor".
- JCG: "...mire padre, motivos no me han faltado nunca como para perderlo, pero a decir verdad, siempre he creído que Dios nos tiene reservado un mañana mejor, distinto, y que si no lo dispone así, es porque no nos lo merecemos. Posiblemente no estamos a la altura de sus expectativas en función a las gracias concedidas y no percibidas. Si Usted, perdón Ustedes, supieran cuántas veces me han hecho cargos de cosas de las cuáles no estaba ni enterado, y no solamente los de afuera de los que todo puede esperarse, sino de los de adentro, de los cercanos, de aquellos que se dicen familia y se apoderan del alma de uno para pisotearla a su antojo. Esta circunstancia para mí, este hoy, este encuentro, es uno más y debe contener algún motivo etéreo que no merece ningún cuestionamiento de mi parte. Lo acepto tal cual es y punto. Caso contrario me tomo un cuarto submarino y entonces sí tengo la muerte asegurada".
Esta vez se dibuja una sonrisa en la cara del sacerdote, mientras que el rostro de Juan Carlos deja ver una lágrima deslizándose hacia la nostalgia del dolor bien guardado.
- JCG: "... últimamente he recibido llamados de nuestra Madre María, la eterna, desde y en todo el planeta. Le diría que desde mi pasaje por Alemania en adelante ha sido un mensaje permanente que he tratado de cumplir en la medida de mis pobrezas. Aquí he pasado por San Nicolás, santuario al que considero, por ella, por sobre Luján y lejos. He estado y soy devoto profundo de Schoenstatt, no me pregunte por qué. Desde Alemania, donde muchos han pensado que me dedicaba a coger [perdonen el término porque no es propio de esta conversación, pero se ajusta a mi sentir] cuanta mina se me pasaba por delante, le aseguro que mis tiempos libres los dedicaba a escuchar a ésta mi madre, la de la pintura, la que no tiene imágenes frías. También llevo conmigo y en mi alma a la Virgen de Fátima porque aunque nadie me lo contó, sé perfectamente cuál es su real tercer mensaje. He estado en el santuario de Tres Cerritos, en Salta, pero me siento mejor en el de abajo, en el de Schoenstatt, y otra vez, no me pregunte por qué. Llevo donde quiera me lleva el viento mensajes de la Virgen en forma de estampas, de velas, de pensamientos, de energías, de oraciones. No creo en los negocios que se hacen a la sombra de Dios y en su nombre y bajo la condición de que si no se hacen no hay recursos para mantener el culto. Esa es una mentira que justifica los medios para cualquier fin y la cosa no es así. Lo que es de Dios es sólo de él y no hace falta crear pantallas comerciales para hacer grande al culto. Eso le resta entrega, verdad, compromiso, y promueve a todas las fuerzas ocultas que hay detrás de todo esto".
Continuando con la idea...
- JCG: "... creo además que la Iglesia dejó de pertenecer a Dios cuando comenzó a alejarse del dogma verdadero, ocultando los evangelios más cercanos a la idea de los esenios, inventando unas sagradas escrituras que distan de las auténticas, provocando primero un cisma de ideas y luego imponiendo la inquisición sobre todo aquello que se opusiera a sus intereses comerciales. Así se generó el gran genocidio religioso de la humanidad donde el negocio se encaramó por sobre la condición humana, despreciándola".
- OA: "...está seguro que Usted no es un místico. Nosotros sentimos lo mismo que Usted y por eso estamos hoy aquí, aislados momentáneamente de la lluvia. Nosotros esperándolo sin conocerlo y Usted recitando una confesión ante nosotros. Indudablemente los planes de Dios se ejecutan por mecanismos que están muy lejos de nuestra comprensión".
- GF: "...mi querido amigo, recién conocido aunque parezca que hace siglos que estamos unidos por algún motivo celestial, el documento que queremos entregarle tiene como contenido aquel que Usted ha leído sin embargo su título es bien otro, se llama EL OTRO LADO y ha sido escrito por alguien que ha recibido un mensaje indudablemente divino. Quién nos lo entregó nos dijo que Usted sabría interpretarlo y que nos ayudaría a ubicar a las personas y a señalarnos los tiempos. Nosotros tenemos copia del mismo y personalmente entiendo que su contenido no es actual si bien está referido a estos tiempos. Tengo la impresión que ha sido escrito junto con los evangelios o aún antes, en el mismo Qumran por los esenios y es parte de los himnos. Aunque también puede tratarse de algo actual que alguien recibió como revelación".
- JCG: "...bien, léase puede ser cualquier cosa. Ustedes dos, disculpen la comparación me hacen acordar al Eternauta, pero quiero avisarles que no soy Juan Salvo".
- OA: "...no estaría tan seguro".
- GF: "...quién le dice".
- GF: "...mire, por favor, Usted vaya leyéndolo y no espere ninguna nevada mortal. Haga su propia interpretación y a medida que avance, nosotros nos contactaremos. Así como ahora nos hemos encontrado, Dios manejará los mecanismos para que volvamos a hacerlo, sin teléfonos, sin e-mails, sin dejar otro rastro que no sea nuestras presencias".
Y así como así, colocan en sus manos una edición de casi trescientas hojas. Al menos eso indica el volumen.
Está envuelta y protegida por un papel madera y a su vez envuelta por plástico grueso.
Pero en ese momento alguien ingresa por una puerta lateral simultáneamente a otro que lo hace por la de la esquina. Se produce una corriente de aire helado que cruza el salón de punta a punta y en el remolino, corre el plástico, desarma el paquete y se lleva a todos los papeles por el aire.
Mozo, sacerdote, rabino y víctima terminan juntando papeles desparramados por el salón.
- GF: "...vio. Ahora usted tendrá que ordenarlos".
- JCG: "... ya le dije, no me hace mella. Estoy más allá del bien y del mal. Miro. Observo. Entiendo. Interpreto y callo. Nada más. Me declaro fundamentalista a ultranza. O se es o no se es. No hay grises. O Usted está en la luz o lo está en las tinieblas. No hay dos opciones en un mismo individuo. Creo en la amistad a ultranza y por sobre todas las cosas. O Usted se entrega o no lo hace. Amor no es sexo, definitivamente no lo es aún cuando las evidencias mediáticas digan lo contrario. Amor es compañía, amistad, soporte, comprensión y compartir una mano abierta y dispuesta en el ascenso hacia la cumbre más empinada. Creo que el hombre no debe poseer más de lo que alcanza su mirada y que debería tener al menos una casa garantizada por el sólo hecho de nacer y que nadie debería dejar de trabajar jamás porque eso denigra la condición humana y hace que la experiencia recogida genuinamente se transforme en chatarra despreciable en una sociedad donde todos se rasgan las vestiduras pero que cuando tienen que comprometerse, en serio, realmente, miran prolijamente hacia el costado y se hacen los tontos para que nadie les reclame nada. No sirve. Esa actitud globalizada nos está llevando a la extinción sin que nadie atine a nada. Me espanta de sólo pensarlo".
- GF: "...no puede negar que es la persona que estábamos esperando".
- OA: "...por favor, hágalo suyo. Léalo. Nos encontraremos".
El sacerdote se acerca a la barra y paga la cuenta de todos, haciendo una aclaración precisa.
- OA: "...estos gastos no están cubiertos por los fieles. Son parte de los viáticos que Dios le otorga al rabinato pero ellos declaran haberlo gastado a cuenta así es que me tengo que hacer cargo. Ah!, lo suyo Juan Carlos, se le restará del crédito que tendrá para cuando regrese arriba, aunque quizás pueda cubrirse con las apuestas de los parroquianos sobre las posibilidades de su hígado".
- Mozo: "...ni que lo digan. De aquí no se va hasta que no sepamos el resultado".
Las risas cierran el encuentro y la circunstancia.
Hay que volver al frío.
Hay que regresar a la lluvia.
Muchas preguntas se dibujan en la mente de quien acaba de recibir el documento incunable. Sin origen cierto. Sin destino conocido.
Qué puede contener que no haya sido dicho ya.
Se ha escrito tanto sobre estos documentos que aparecen nadie sabe de dónde.
Se miente tanto.
Qué es lo que ha llevado a Juan Carlos a abrirse tanto ante estos mensajeros de la nada.
¿Un sacerdote y un rabino, juntos?.
¿En una misión pseudo divina?.
¿Cómo es posible?
¿No serán los reyes magos disfrazados con atuendos propios para la época?
Una baldosa floja pretende traer a la realidad a Juan Carlos Giampaolo.
Pero éste se pregunta "... por qué siempre a mí. Por qué justo a mí. Qué soy yo que no sean los demás o qué tengo yo que no tengan los demás. Que pedazo de “pelotudo” (argentinismo que se utiliza para indicar a aquellos que son inocentes), siempre el mismo estúpido. Por qué acepté estos papeles. Ma sí, los miro y si no me gustan los quemo en la parrilla y ya está. Total a lo sumo dirán una vez más que soy el tarado de turno al que siempre le vienen con historias raras".
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