martes, 7 de noviembre de 2017

Houfeng didong yi (候风地动仪, literalmente “instrumento para medir los vientos estacionales y los movimientos de la tierra) || Zhang Heng: El temblor del dragón. El primer sismógrafo - ConfucioMag

Zhang Heng: El temblor del dragón. El primer sismógrafo - ConfucioMag

Revista Instituto Confucio – ConfucioMag



Zhang Heng




Zhang Heng: El temblor del dragón

El científico y astrónomo Zhang Heng (张衡), presentó en el año 132 d.C. un detector de terremotos con forma de jarrón, fabricado con cobre y con diversas cabezas de bronce que simulaban un dragón, y que apuntaban a los diferentes puntos cardinales. Esta invención está datada mil setecientos años antes de la invención del primer sismógrafo en Europa.

Reportaje deClara Serer Martínez克莱拉



Mil setecientos años antes de la invención del primer sismógrafo en Europa, el científico y astrónomo Zhang Heng (张衡), oriundo de la ciudad de Nanyang (provincia de Henan), presentó allá por el año 132 d.C. un detector de terremotos denominado Houfeng didong yi(候风地动仪, literalmente “instrumento para medir los vientos estacionales y los movimientos de la tierra). Este hecho ocurrió durante la regencia de la dinastía Han Oriental (东汉, 25-220) en la actual Luoyang (洛阳), ciudad-prefectura de la citada provincia de Henan. Zhang Heng dejó sorprendida a la corte imperial con este detector con forma de jarrón, fabricado con cobre y con diversas cabezas de bronce que simulaban un dragón, y que apuntaban a los diferentes puntos cardinales: norte, sur, este, oeste, noreste, noroeste, sureste y suroeste. Debajo de cada una de las cabezas de dragón había un sapo de bronce con la boca abierta. Este instrumento, de dos metros y medio de diámetro, era capaz de detectar cualquier temblor de la tierra, tras el cual se soltaban unas bolas de bronce y caían sobre uno de los sapos que había debajo de cada cabeza de dragón. Al caer, un estrepitoso sonido indicaba movimientos sísmicos. Puesto que las cabezas de dragón representaban los diferentes puntos cardinales, al desplomarse se podía saber de dónde procedía el terremoto. Los vestigios históricos relatan su gran exactitud e incluso atestiguan que era tan preciso como cualquier dispositivo moderno. Sin embargo, su funcionamiento interior sigue siendo un misterio sujeto, en la mayoría de los casos, a especulaciones. Pese a todo ello, este aparato no era capaz de medir los terremotos, sino solo señalar su procedencia.
Zhang HengZhang Heng
Puesto que el invento original no se conserva y que la mayoría de reproducciones son simplemente estéticas, una réplica funcional de este primer sismógrafo fue elaborada por un equipo integrado por sismólogos, arqueólogos e ingenieros chinos, y se encuentra actualmente ubicada en la sala principal del Museo Nacional de Historia (中国国家博物馆) en Beijing. Cuenta la leyenda que, allá por el año 138, cayó una de las bolas de la cabeza de dragón que apuntaba hacia el oeste, y se desplomó en la dirección donde se encontraba el actual condado de Longxi (陇西县), en la ciudad-prefectura de Dingxi, en la provincia de Gansu. Ese mismo día, al sonar estrepitosamente el ingenioso mecanismo, tuvo lugar un terremoto en ese lugar. En el año 2006, dos investigadores vinculados al Instituto de Geofísica de la Administración Sismológica de China, Feng Rui y Yu Yan Xiang, determinaron que aquel terremoto que había sido indicado por el invento de Zhang Heng en Longxi fue de magnitud 7, según la escala de Richter, y que tuvo su epicentro en la ciudad-prefectura de Tianshui. En otra ocasión, una de las bolas se desprendió sin que se hubiera notado temblor alguno. Muchos pusieron en duda su fiabilidad puesto que nadie había percibido ningún movimiento sísmico. Días más tarde un mensajero llegó con la noticia de un terremoto en Gansu, un lugar que se encontraba a 600 km de distancia de la corte y en el que se había producido un sismo.
Zhang Heng
El investigador Jan Pajak, del Instituto de Tecnología de Wellington (Nueva Zelanda), explicó su funcionamiento en uno de sus artículos titulado Signal processing in the Zhang Heng Seismograph for remote sensing of impending earthquakes. Pese a que el funcionamiento interno del aparato está sujeto a diversas versiones, el investigador de origen polaco explicó que “un terremoto sacude la estructura de un instrumento de tal forma que es desplazado en relación a un péndulo inercial indicando, a partir de ahí, la existencia de un seísmo”.
Zhang HengFuncionamiento del sismógrafo ideado por Zhang Heng
Zhang Heng era todo un erudito puesto que, además de astrónomo, matemático y científico, destacó también como uno de los grandes pintores de aquella época. Como astrónomo sobresalió por trazar uno de los primeros mapas estelares, en el que localizó alrededor de 2.500 estrellas, así como por haber explicado el fenómeno de los eclipses lunares e imaginar la tierra con forma de esfera. Algunas de sus creaciones más brillantes fueron la esfera armilar hidráulica (Hun Yi) y la constitución espiritual del universo (Ling Xian), en la que, como matemático, destacó por haber mejorado la aproximación del valor del número pi (π) entre 3,1466 y 3,1622. Sin embargo, si por algo destacó fue por la invención del detector de terremotos.
Zhang Heng
En el año 1970, y en su honor, la Unión Astronómica Internacional (UAI) bautizó uno de los cráteres de la luna con su nombre, como merecido homenaje a la figura de este científico chino. El cráter lunar que lleva su nombre, cuyas coordenadas son 20°24’N 114°00’E, es un cráter de impacto y se ubica en la cara oculta de la luna. Está ubicado al noroeste de la llanura de otro cráter famoso, el dedicado al descubridor de la penicilina Alexander Fleming. Algunos años más tarde, en 1977, se acordó denominar Estrella Zhang Heng al planeta menor número 1802. A principios del año 2003, cuando se cumplían 1.925 años del aniversario de nacimiento de Zhang Heng, el Centro de Planetas Menores de la UAI bautizó el planeta menor número 9092 como “Estrella del Distrito Nanyang”, en honor al lugar de nacimiento de este ingenioso inventor.
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pdfPublicado originalmente en: Revista Instituto Confucio.Número 43. Volumen IV. Julio de 2017.
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