Las fotos del homenaje de 10.000 mujeres a Franco
Un coleccionista adquiere las imágenes originales de las jornadas que se celebraron en honor al dictador en el castillo de la Mota dos meses después del fin de la Guerra Civil
Madrid
Una de las fotografías originales del homenaje de mujeres llegadas de toda a España a Franco en el castillo de la Mota en mayo de 1939. ARCHIVO DE PEDRO MELERO
Las fotografías estaban guardadas en un lujoso estuche de piel marrón, muy bien conservado. La marca, inconfundible, "E. Loewe" y dos emblemas grabados en el anverso: el víctor, tomado tras la Guerra Civil por Franco, y el yugo y las flechas, símbolo monárquico adoptado por Falange Española. Las imágenes son las de un homenaje que se dio el nuevo régimen el 29 y 30 de mayo de 1939, solo dos meses después del último parte de guerra. El baño de multitudes fue en el castillo de la Mota, en la localidad vallisoletana de Medina del Campo, donde se concentraron cerca de 11.000 mujeres que representaban el modelo femenino que quería implantar el nacionalcatolicismo.
En aquellas dos jornadas se esparció el mensaje de cómo debían comportarse las españolas: "La misión de la mujer es servir. Cuando Dios hizo el primer hombre pensó, no es bueno que el hombre esté solo y formó a la mujer para su compañía y para que sirviera de madre". La adoctrinadora era Pilar Primo de Rivera, hermana del fundador de Falange, José Antonio, y responsable de la Sección Femenina del partido fascista en los cuarenta años de su existencia. En las instantáneas en blanco y negro se ve a Franco en una de las tribunas junto a su séquito; otras dos fueron para el Gobierno, personalidades e invitados. Bajo todos ellos desfilaron la guardia mora, los legionarios… y campesinas en grupos de 25, con sus trajes regionales, en representación de cada provincia española.
Ahora, un coleccionista de libros de fotografía, Pedro Melero, que posee cerca de 6.000 volúmenes, ha adquirido “a un librero” en Madrid este estuche, que contenía "30 de las fotos originales, como certifican los sellos en el reverso. Son imágenes de 13 por 18 centímetros, estaban unas sueltas y otras en sobres, con el papel recortado con guillotina, un trepado para dar un efecto estético", explica. Las jornadas de concentración en homenaje al caudillo y al Ejército fueron cubiertas por cuatro fotógrafos, Marín, Dumas, Contreras y Gunderlitz.
La propia Pilar Primo de Rivera, que sería nombrada condesa del Castillo de la Mota, contó en sus memorias, publicadas en 1983, las emociones vividas aquellas horas en la fortaleza, entonces casi en ruinas, que ella pidió a Franco poder restaurar para transformarlas en sede de su organización. No en vano la leyenda popular consideraba que entre aquellas piedras había muerto Isabel la Católica. “Las mujeres nunca descubren nada; les falta el talento creador reservado por Dios para inteligencias varoniles”, arengó Primo de Rivera a las llegadas desde toda España.
La prensa fiel al nuevo régimen se hizo eco, con la habitual prosa florida y campanuda, de aquella celebración con varios reportajes los días siguientes en medios como Fotos o I, revista de Falange; La Vanguardia, Abc... también se editaron postales en pequeños estuches. Son imágenes que mostraban los discursos triunfales, la entrega de frutos de las distintas regiones ("los plátanos de las islas afortunadas armonizarán con las manzanas de Asturias", contó Abc), rezos del rosario, clases de costura, tablas de gimnasia… La Hoja oficial del Lunesinformó el 29 de mayo de que la cruz emplazada "ante las murallas de la fortaleza" medía "22 metros de altura" y que la corona de laurel, hecha con hoja de lata repujada, "tenía 4,40 metros de diámetro". Al día siguiente, "diez mil gargantas femeninas" aclamaron, "en la cima de más fina calidad del campo de Castilla, a España y al Caudillo", casi todas ellas ataviadas con el uniforme de Falange, boina roja y camisa azul. Entre los momentos más emotivos, cuando Franco impuso las condecoraciones.
Para acoger a las participantes se construyó un campamento de 130 metros de largo y 115 de ancho. La magnitud del acto se refrendó con la acuñación de unas medallas y la emisión de un sello conmemorativo.
Junto a las fotos guardadas en el estuche de piel marrón, Melero encontró "también un programa con los actos y un folleto de 30 páginas con la historia de la Sección Femenina". ¿Quién sería el dueño de estos documentos? Probablemente, un alto cargo del régimen que quiso conservar aquellos días de gloria. En una segunda carpeta idéntica, asimismo adquirida por Melero, este halló folletos, editados en los años cuarenta, dedicados a la mujer en el campo, consejos sanitarios para criar sanos a los hijos o cómo convertirse en una experta criadora de conejos.
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