Microorganismos hallados en el océano Pacífico son capaces de respirar arsénico
Un equipo de la Universidad de Washington ha encontrado microorganismos que están respirando arsénico en una gran área del Océano Pacífico, cuando en arsénico es un veneno mortal para la mayoría de los seres vivos.
El estudio con los resultados han sido publicados por la autora principal Jaclyn Saunders, becaria postdoctoral en la Institución Oceanográfica Woods Hole y en el Instituto de Tecnología de Massachusetts.
Arsénico
En la película Arsénico por compasión (Frank Capra, 1944), dos encantadoras viejecitas tienen una forma muy drástica de practicar la caridad: sirviendo arsénico para acabar con la vida de los ancianos solitarios a los que acogen. Esto nos da una idea de lo letal que es el arsénico para la vida que conocemos. Sin embargo, esto no sucede con estos microorganismos, como explica la coautora Gabrielle Rocap, profesora de oceanografía de la Universidad de Washington:
Hace mucho tiempo que sabemos que hay niveles muy bajos de arsénico en el océano. Pero la idea de que los organismos podrían estar usando arsénico para ganarse la vida es un metabolismo completamente nuevo para el océano abierto.
Los investigadores analizaron muestras de agua de mar de una región debajo de la superficie donde el oxígeno está casi ausente, obligando a la vida a buscar otras estrategias.
Las alternativas más comunes al oxígeno son el nitrógeno o el azufre. Pero las investigaciones iniciales de Saunders sugirieron que el arsénico también podría funcionar. Las formas de vida tempranas tenían que ganar energía utilizando otros elementos, como el arsénico, que probablemente era más común en los océanos en ese momento. Posteriormente, los análisis genéticos en el ADN extraído del agua de mar encontraron dos vías genéticas conocidas para convertir las moléculas basadas en arsénico como una forma de ganar energía. Con todo, los resultados sugieren que los microbios que respiran arsénico representan menos del 1% de la población de microbios en estas aguas.
Fuente: xatakaciencia.com
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