jueves, 12 de enero de 2012

LO PEQUEÑO ▲ Los neutrinos tienen una masa dos millones de veces menor que los electrones | Ciencia | elmundo.es

FÍSICA | Presentan los resultados en Texas

Los neutrinos tienen una masa dos millones de veces menor que los electrones

Representación de galaxias luminosas. | CPAN Representación de galaxias luminosas. | CPAN
Un grupo de investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha determinado que la masa de los neutrinos no excede de 0,26 electronvoltios, dos millones de veces inferior a la masa del electrón. Asimismo, el equipo ha descubierto que la suma de las masas de los tres tipos de neutrinos que existen (electrónicos, muónicos y tauónicos) no representa más del 6 por mil del total de la masa-energía del cosmos.

El análisis se basa en datos obtenidos de una selección de 900.000 galaxias luminosas, que son utilizadas para estudiar la distribución espacial de galaxias. Estos resultados se presentan hoy en la reunión anual de la Sociedad Astronómica Americana, que se celebra hasta el 12 de enero en Austin (Texas).

A margen de la comunidad científica y los aficionados a la física teórica, apenas nadie conocía la existencia de los neutrinos hasta que un experimento del CERN de Ginebra dio a conocer sus resultados sobre la velocidad de estas partícilas. Según sus conclusiones, los neutrinos son capaces de viajar más rápido que la luz, lo que invalidaría la Ley de la Relatividad Especial y abriría una puerta a los viajes en el tiempo.

Clave para estudiar la evolución del Universo

"Determinar con precisión la influencia de la masa de los neutrinos en el Universo es fundamental para estudiar su evolución, ya que hasta hace poco se creía que estas partículas carecían de masa y, por tanto, no aparecía en los modelos cosmológicos, señala la investigadora del CSIC Olga Mena, del Instituto de Física Corpuscular (centro mixto del CSIC y la Universidad de Valencia).

Las galaxias utilizadas para los datos de este estudio están siendo analizadas por el equipo del experimento BOSS, que forma parte del Sloan Digital Sky Survey (SDSS)-III. SDSS se inició en 2000 y desde sus comienzos ha examinado más de un cuarto del cielo nocturno y producido el mapa en color del Universo en tres dimensiones más grande que existe hasta el momento.

Los neutrinos son partículas elementales muy ligeras que apenas interactúan con la materia. Un neutrino puede atravesar 200 Tierras y permanecer inalterado. Por eso, su detección es extremadamente difícil.

Hasta que se midió lo que se conoce como "oscilación de los neutrinos", la transformación de un tipo a otro durante su recorrido, los investigadores pensaban que no tenían masa. Además, aceptar que los neutrinos tienen masa implica grandes cambios en los modelos utilizados para considerar la evolución del Universo, ya que es una de las partículas más abundantes del cosmos.

"Por experimentos de física de partículas sabemos que el valor mínimo de la masa total del neutrino es cinco veces menor que el límite superior que hemos encontrado. Nuestros resultados muestran que se puede alcanzar una detección cosmológica de la masa del neutrino, lo cual es sumamente interesante", destaca Mena.
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¿De dónde emerge el orden?

Por: | 12 de enero de 2012
Virus
Molecular Biology of the Cell, cuarta edición disponible en ncbi

Buena pregunta, Sampedro. De hecho es una de las mejores que se pueden hacer en estos tiempos abrumados por la masa de los datos y el saldo de las ideas. ¿Nos dirán los genomas cómo funciona un cuerpo, las neuronas cómo se cura un desengaño, los mercados cómo se gobierna un pueblo? ¿O acaso el cuerpo, la mente y la gente son más que la suma de sus partes en algún sentido que impida deducirlos de éstas?

¿Emergerá de Internet un orden espontáneo, del 15M una corriente de pensamiento político, de la ambición personal una sociedad autoorganizada? Nada de eso parece fácil. Un sistema emergente no es una mera suma de cosas, sino que de algún modo tiene que inventar un nivel de organización para ellas: un nuevo todo coherente, una especie de nuevo concepto.

Y sin embargo la emergencia es muy común en la naturaleza. Ni el hidrógeno (H) ni el nitrógeno (N) huelen a amoniaco (NH3): el olor a amoniaco es una propiedad emergente. Las leyes de los gases también lo son, porque se deshacen cuando el sistema tiene solo unas pocas moléculas, y ni siquiera tienen sentido cuando solo tiene una. De modo similar, los genes no tienen más que cuatro compuestos químicos muy simples (las cuatro letras del ADN, a, c, g, t), pero saber esto no ayuda mucho a entender cómo se reproducen los seres vivos.

La propiedad emergente de los genes --la que permite a cualquier ser vivo sacar copias de sí mismo-- es la afinidad selectiva (complementariedad, en la jerga). En la doble hélice del ADN, si una de las hileras dice gagag, la otra solo puede decir ctctc. De ahí que, si separas las dos hileras, cada una puede reconstruir a la otra.
Los nanotecnólogos llevan unos años explotando la complementariedad del ADN para diseñar nuevas estructuras microscópicas capaces de autoorganizarse, como en esta imagen:
Nano 2

 Quantitative prediction of 3D solution shape and flexibility of nucleic acid nanostructures, NAR


Un logro reciente muy notable es la capacidad de las ristras de ADN con secuencias complementarias (como las gagag y ctctc de nuestro ejemplo, aunque algo más largas) de formar espontáneamente un cristal líquido, el estado de la materia con lo mejor de dos mundos --orden cristalino, libertad líquida-- en que se basan las pantallas de las teles, los ordenadores y los teléfonos actuales. Jugando con la secuencia de las ristras se pueden conseguir cristales líquidos con nuevas propiedades, lo que ha convertido el viejísimo arte de escribir frases de ADN en un epítome de la vanguardia tecnológica.

Y aún más notable es lo que acaba de descubrir el equipo de Noel Clark, del centro de investigación en materiales de cristal líquido de la Universidad de Colorado en Boulder: que no hace falta ningún humano que amañe las secuencias. El viejo y honorable azar se basta por sí solo. Clark y sus colegas han sintetizado una mezcla azarosa de todas las posibles ristras de 20 letras de ADN (attgactc...). Pese a que la mezcla contiene un billón de secuencias distintas (4 elevado a 20), las ristras complementarias se las apañan, paso a paso en una jerarquía de apareamiento creciente, para encontrar su camino hacia el cristal líquido.


Se trata de un caso palmario de orden emergente. Tal vez, después de todo, uno más de los que ya ensayó la naturaleza 4.000 millones de años atrás.

Sobre el autor

Javier Sampedro
Javier Sampedro. (Madrid, 1960) es doctor en biología molecular. Hasta 1993 se dedicó profesionalmente a la investigación genética, primero en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa de Madrid, y después en el Laboratory of Molecular Biology del Medical Research Council en Cambridge. En 1994 se recicló como periodista y ha sido durante 15 años redactor de El País. Buen dibujante y mal guitarrista de jazz, su lema es: "Si no les gustan tengo otros".
el dispensador dice: las llaves del universo visible no se sitúan en aquello que el ojo puede percibir a simple vista, sí residen en lo pequeño, en lo que no se ve pero funciona como "ordenador" de sus simetrías y en "sostenedor" de las asimetrías... asimismo, las llaves del universo no visible no se sitúan en aquello que los mecanismos electrónicos puedan o no intuir, sí residen en lo ínfimo, en lo que ni siquiera siendo detectado o intuído, está presente abriendo y cerrando umbrales, puertas y portales, ventanas y ventanales a dimensiones donde la física conocida, sencillamente no existe... donde la química conocida, se ubica en las antípodas de cualquier conocimiento... donde el orden deja ser caos para transformarse en cristal vivo. Fíjate entonces en lo pequeño de la semilla... observa con el alma aquello que no puedes ver con los ojos... contempla a través del espíritu aquello que ni siquiera puedes imaginar... porque todo eso que no ves, existe, forma parte de un orden que tiene vida propia más allá del tiempo humano, de tú tiempo, de cualquier tiempo, de cualquier curvatura de él (tiempo), de cualquier doblez y hasta de cualquier quiebre, confiriendo un sentido esencial que reside en mecanismos en intangibles, pero que encajan dando forma, vida, actividad, función, a un universo donde el verbo es la mínima expresión de sí mismo... a una escala muy inferior a sus vocales... a otra mucho menor a sus consonantes, a tal punto que el sólo pensarse se traduce en la creación, una esfera donde todo se recrea hasta dar lugar a un "orden", a escala, interactuante. Dentro de lo pequeño se ubica la humildad... dentro de lo pequeño se sitúa el silencio... dentro de lo pequeño se formula la angulación de la inocencia... dentro de lo pequeño se geometriza la misericordia... dentro de lo pequeño hace lo propio la compasión... dentro de lo pequeño, se cultiva la rosa que nunca verás, aunque sí podrás saber y reconocer que está allí, más allá de sus espinas. No hay universo sin la llave en lo pequeño... No hay verbo si la creación no parte de la infinitud de la pequeñez. Enero 12, 2012.-

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