domingo, 8 de enero de 2012

DIARIO DE ALPARGATAS [8] || LLAMADOS || El sonido de la naturaleza | elmundo.es

UNA BARAJA DE CENCERROS

Carlos de Hita

Hace ya bastantes meses escuchábamos aquí el alambre de un rebaño de ovejas trashumantes. Alambre es la palabra antigua para el conjunto de cencerros que portaba un rebaño de merinas en su viaje de puertos a extremos.

Las ovejas siguen en marcha pero hoy vamos tras un rebaño estante. Y en lugar de alambre estas ovejas avanzan entre el tintineo de una baraja, una baraja de cencerros: cuarenta y ocho hierros, cuarenta y ocho cencerras que forman una auténtica escala musical. La vitalidad de las ovejas, su tamaño, pero también el gusto del pastor, determinan qué animal lleva un tipo de cencerro u otro. En general, las más grandes y tranquilas, las guías del grupo, llevarán hierros mayores; las más alegres e inquietas animaran el conjunto con cencerros más agudos y cantarines. Cada pastor compone así la música que envuelve a su rebaño.

Eugenio Rodríguez, el pastor del pueblo de Robladillo que guía esta tropa de unos doscientos animales, las compra  en dos fraguas distintas, la cencerrería Los Tres Golpes, de Montehermoso, en Cáceres, y otra, cuyo nombre desconozco, en la localidad burgalesa de Aranda de Duero. 

De mayor a menor estas son las cartas de su baraja: cencerros medianos, para las ovejas más grandes, las que hacen de guías; las cencerras medianas, algo más agudas, para ovejas con más vitalidad; las cencerras recortadas y las piquetas, los tamaños más comunes dentro del rebaño, para la mayoría de las ovejas en edad de criar; las piquetas del puño para las llamadas cancinas, hembras de un año que aún no son borregas; el piquete pequeño y, al final, el grillo, de sonido más fino, poco más que un cascabel, a la medida de los primeras salidas al campo de los corderos.
Foto
Un rebaño de cencerros'. | Carlos de Hita.

Posiblemente esto ya sea un arcaísmo. Los tiempos de la última generación de pastores orgullosos del sonido de sus rebaños tocan a su fin.  Dentro de poco la baraja de un rebaño será una muestra de arqueología sonora.
El sonido de la naturaleza elmundo.es


el dispensador dice: además de las alpargatas y su fragancia a tierra (santa), siento placer al apreciar miles de kilómetros de alambradas, lisas, con púas simples, con púas dobles, sus tranqueras, los álamos cortavientos y las casuarianas que cantan con el viento, meciéndose al resguardo de todo aquello que aunque no se ve, está, siempre... me pregunto... ¿por qué el hombre alambra miles, millones de kilómetros de campos sembrados con soja, maíz, trigo, cebada, centeno, alfalfa..., será por el temor a que las plantas huyan del patrimonio de sus suelos?. ¿Las alambradas son acaso una frontera para sus propias soberbias?. Descubro que el hombre está atrapado por el sentimiento de su huella, necesita la propiedad para demostrar el poder de la pertenencia, algo tan efímero como su cuerpo, tan perecedero como sus sentidos, finitos por excelencia. Nueva pregunta: ¿cuánto se pierde y cuánto otro se diluye detrás de las fronteras?... los animales eran libres antes del hombre... tenían sentidos y sentimientos irreconocibles para las irracionalidades humanas... hoy no son más que animales condenados por un hombre que no entiende de equilibrios. Otra vez, los campos han estado en la Tierra desde siempre, nunca han pertenecido a nadie... hoy en cambio, están atrapados por títulos de propiedad que no son más que falsas ilusiones de necedades y otras soberbias. La propiedad intelectual no es más que una burda justificación para negar al prójimo... El hombre se arroga el "ser dueño" de algo que no le pertenece... la gracia que se le concede es sólo de tiempo, nutrida por dones que se van destiñendo por el mal uso, saturada de talentos que se amarillean con la lavandina de los desprecios. La gracia no se consuma, tampoco se traduce... los dones se oxidan, los talentos se evaporan... y las almas abandonan su tiempo, el concedido, para regresar al imperio de los distintos, sin haber hecho otra cosa que disimular la propia vida, pronunciarla para no vivirla, acondicionarla para luego negarla y excusarla... había cencerros que conducían a los rebaños, a las tropillas... pero el hombre de este tiempo ya no escucha las campanas, ya que cuando estas suenan, los oídos duelen, los tañidos repercuten en almas carentes de esencias, ciegas a los mañanas necesarios e imprescindibles. Las ovejas miran azoradas cómo el hombre desconoce al "cordero"... percibiendo que los rebaños sólo se representan en bandejas de un supermercado, provedor de comidas sin espíritu sagrado, aquel que nos concede a todos y a cada uno un lapso para respirar, siempre luego de un baño de madre, indefectible... entonces la madre se vuelve un accidente... y la comida, antes sagrada, en una energía utilitaria que ebulle antes de transformarse en misericordia. Se van extinguiendo los pastores... junto con ellos, lo hacen los rebaños... ya nadie atiende los cencerros, tampoco a las campanas porque se han perdido los sentidos de lejanía y cercanía, y todo está imbuido de ausencias. No puedes llegar porque ya debes irte. No puedes estar porque el reclamo expulsa. No puedes permanecer porque la huella se ha vuelto trashumante... los espíritus andan ciegos, nómades en los desiertos de almas... Los rebaños observan azorados a un ser humano que ya no contiene la distinción humana... se ha deshumanizado corrido por raras circunstancias que lo apuran, no dejándolo pensar, impidiéndole "observar" la vida, "contemplar" el horizonte... y los cencerros son escuchados por las letanías de los espíritus que vagan por la Tierra sin que nadie se de cuenta... seguidos con atención por los ángeles que sostienen una luz que ningún hombre divisa... las consciencias andan resignadas y en silencio. De vez en cuando se escuchan sonidos donde no hay fuentes... algunos se detienen y se asombran, pero enseguida continúan sus recorridos rumbo hacia las "nadas" que aseguran la incertidumbre de los futuros... de vez en cuando suenan campanillas del Señor, convocando la atención de espíritus desorientados de sí mismos, perdidos en laberintos de pasiones sin pasión alguna, apurados por llegar a ninguna parte... de vez en cuando se escuchan clamores nacidos en carrillones de viento, avisando del precio de las tempestades, pero ya nadie atiende a las simplezas de los signos y las señales del  Señor. Cuando el olvido se torna vertiginoso, el apuro envuelve al alma y cegándola la vacía, la extermina... respira sí... pero no hay alma. Las arqueologías son curiosidades que alteran la paz de los previos, de los anteriores, de los ancestros... la vida humana hoy, se acerca rápidamente a una fosilización de los sentidos y los sentimientos... pero mientras la piedra suena... el alma vacía se apaga en la ausencia que no reconoce la importancia del todo, como conjunto necesario a las existencias. No hay valor en la ausencia... porque ya no hay "verbo" en la presencia... Dios y el "Cordero" son la misma nota en un pentagrama sin tiempos... un pentagrama donde el rebaño humano se ha extraviado en disonancias que le nublan los sentidos. Las ovejas están azoradas, ahora ellas son sus propios pastores... hombre!, ya no eres parte del "Cordero"... y sin él, no eres nada... ya no portas su sello. ¿Qué puedes heredar sin el sentido de la gracia?. Ya no hay cencerros que guíen tu rebaño... Enero 08, 2012.- 

Cordero de Dios,
que quitas los pecados del mundo,
ten piedad de los otros...
Cordero de Dios,
que quitas los pecados del mundo,
ten piedad de nos otros...
He visto pasar al Cordero,
buscar el rebaño,
entre extraños senderos,
se han perdido los destinos,
se han confundido los sentidos,
el mundo está envuelto en olvidos,
los recuerdos apenas son tañidos,
de penas y nostalgias,
de voluntarismos sin tino,
no hay mañana sin destino,
cuando el otro es desatino,
los valores omitidos,
siembran trampas, no caminos,
el que no descubre su esencia,
termina sin fuente,
consumido por ausencias...

He visto pasar al Cordero,
va conduciendo la aurora,
el mundo necesita del espíritu,
para renovar su ciclo y su era,
aquello que fue se destierra,
debe fundarse nueva Tierra,
donde el hombre sea rebaño,
de un pastor alabado,
no son necesarios los santuarios,
sí las almas sin osarios,
cultivando en sus huertos,
el ángulo de la piedra de los ciertos,
aquellos que han estado muertos,
deben regresar por sus tiempos,
invisibles son los vientos,
cuando se acarician sentimientos,
lo que recojas del huerto,
será alimento de eternos,
debes construir el alma,
para agregar valor al espíritu,
cuando escalas lo que oras,
todo conduce al paraíso...

He visto pasar al Cordero,
anda señalando elegidos,
el tiempo está feneciendo,
curarán ahora a los heridos,
todo aquel que haya servido,
al humilde en su camino,
oportunamente será bendecido,
para acrecentar lo cometido,
mientras que en ese mismo camino,
aquel que haya sembrado desatinos,
volverá a recorrer su pasado,
para descubrir lo que ha perdido,
todo el que burla el destino,
pretendiendo ser mesías,
apenas es tiniebla escondida,
detrás de vapores de infiernos,
quien ha lastimado las gracias,
de los otros sometidos,
ése será esclavizado,
para reconocer el martirio,
el mundo conlleva signo,
de compasión y misericordia,
deben entregarse las manos,
para entender lo que es "gloria"...

He visto pasar al Cordero,
buscar al hombre sincero,
anónimo de humildades en su sendero,
anda marcando frentes, espero
para desvelar sus señales,
es hora de revelar los canales,
por donde descenderán los sentidos,
los valores son caminos,
por donde se conducen las gracias,
aquello que se reconoce,
aquello que se reverencia,
aquello que se agradece,
y por el modo se enaltece,
regresará en bendiciones,
en los tiempos que amanecen.
Enero 08, 2012.-
Día del Cordero... de Dios y en la Tierra.

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