miércoles, 4 de enero de 2012

DIARIO DE ALPARGATAS [4] Los extraños cristales del Nobel llegaron del espacio - ABC.es

Ciencia

Los extraños cristales del Nobel llegaron del espacio

 

Muestras de cuasicristales -un material con formas que nunca se repiten a sí mismas y cuyo descubridor ganó el último Nobel de Química-, hallados en Siberia pudieron llegar a la Tierra en un meteorito

Día 04/01/2012 - 10.25h
Los extraños cristales del Nobel llegaron del espacio
PNAS
La muestra de cuasicristales hallada en Siberia
El israelí Daniel Shechtman ganó el último Nobel de Química por el descubrimiento de los cuasicristales, un material con formas regulares que siguen normas matemáticas pero que nunca se repiten a sí mismas y que recuerdan a los fascinantes mosaicos árabes. Antes de ganar el premio más prestigioso del mundo, el científico fue durante largos años duramente tratado por sus colegas, ya que consideraban imposible que estos cristales existieran en la naturaleza e incluso llegaron a pedirle que abandonara su investigación. Sin embargo, Shechtman perseveró y en 1982 logró confirmar la existencia de algo que parecía imposible. Hasta aquí, la historia es conocida, pero ahora resulta que esos cristales pueden ser aún más extraños de lo que se creía. Tanto, que no son de este mundo. Un nuevo estudio realizado con muestras de cuasicristales hallados en las montañas Koryak en Siberia sugiere que llegaron a la Tierra en un meteorito.
Los extraños cristales del Nobel llegaron del espacio
AFP
Modelo atómico de los cuasicristales
Los cristales no son criptonita ni la historia es de ciencia ficción, pero resultan igualmente apasionantes. Según describe la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias de EE.UU., científicos de la Universidad de Princeton han analizado la composición química de unos cuasicristales naturales encontrados en Siberia y conservados en el Museo de Historia Natural de Florencia. El equipo midió las diferentes formas del oxígeno contenido en la roca. Y resultó que ese patrón de los isótoptos de oxígeno era distinto al de cualquier mineral conocido que se haya originado en la Tierra, pero sí se parecía de forma extraordinaria a un tipo de meteorito (carbonaceuous chondrite). Además, en las muestras también apareció un tipo de sílice que solo se forma a muy alta presión, como ocurre cuando un meteorito impacta contra la superficie del planeta. Todo esto sugiere que los cuasicristales pueden tener un origen extraterrestre, y que llegaron hasta nosotros en una roca espacial originada en el amanecer del Sistema Solar, hace 4.500 millones de años.

Todavía un misterio

Lo que ocurrió para que los minerales tengan esa forma tan extraordinaria resulta todavía un misterio, pero el hallazgo de los expertos de Princeton parece demostrar que los cuasicristales pueden formarse en la naturaleza y permanecer estables durante escalas de tiempo cósmicas.

Será curioso conocer qué opina Daniel Shectman sobre este origen espacial de los cuasicristales. Tras su descubrimiento en abril de 1982, los científicos produjeron otras formas de cuasicristales en los laboratorios y han descubierto estas rocas formadas naturalmente en Rusia. Además, una empresa sueca también ha localizado cuasicristales en ciertos tipos de acero y se experimenta con ellos en distintos productos, como sartenes o motores diesel. Pero eso sí, nunca jamás se había dicho de ellos que provinieran del espacio exterior.
Los extraños cristales del Nobel llegaron del espacio - ABC.es


el dispensador dice: aquí, consubstanciado con el suelo que pisan las fibras del yute (vulgarmente llamadas "alpargatas") sigo mi camino de tiempos respirables, a veces llevaderos, y otras tantas insoportables, no por la carga, sino por lo incomprensible de aquello que se aprecia, se muestra, se refleja... estas alpargatas han andado en laboratorios de investigación farmacéutica (de los buenos), en ámbitos académicos (de esos que nadie se atreve a cuestionar), en ámbitos de la investigación nuclear (de esos de los que nadie quiere saber), y otros ámbitos vinculados a la cultura en sus diversas expresiones y caracteres... pero eso se debe a que las alpargatas son sumamente inquietas y provienen de una época de eternos cuestionamientos, raros y hasta inadecuados para los tiempos que transitamos. ¿Época romántica?... sí, quizás. Hoy no hay romanticismo porque tampoco hay tolerancia, y aún cuando se habla de diversidad, la discriminación es multidireccional y se ejerce indiscriminadamente, fundándose en el desconocimiento del "otro" como entidad individual tanto como persona. Léase, se han quebrado los vínculos entre las personas, y mientras la amistad es un puente que justifica el "uso", el afecto constituye un puente donde se justifican los abusos... y la conclusión conduce indefectiblemente a un aislamiento... se habla de, pero lo que se habla no es lo que se piensa, y lo que se piensa apenas se justifica en una segunda intención que pretende tomar ventaja de las debilidades del prójimo, no para ayudarlo, sí para hundirlo. Estas curiosas observaciones de la in-conducta humana revela que hay más contenido animal en el gen humano que en aquel otro que el humano califica como "animal", de allí que el ser humano enfrente su propia extinción bajo el signo de la "deshumanización"... todos hablan, sí, pero nadie se escucha. En este punto del "alpargataje" (camino que siguen las alpargatas hacia su mañana necesario) aparece el factor vinculante con los cristales que viajan por el espacio de un universo que el hombre no logra dimensionar ni tampoco reconocer. El universo es, para quien suscribe, una consecuencia del verbo causal, el generador de todas las cosas, así como para otros será una pintura que sólo se ve de noche, para otros será un efecto de una estampida de materia, y aún para otros será algo ininteligible que no guarda importancia en rutinas atrapadas entre urgencias y apuros... todas visiones válidas, de una misma cosa... en dicho concierto desconcertante, hay eternidades escondidas, eternidades que son reflejos de un verbo capaz de crearse a sí mismo, de pronunciarse para traspasar la materia y dar sentido a esencias desconocidas... el ser humano, es un efecto de dicho concierto, tanto como lo son sus ciclos y sus espirales, esto es la vida misma en el aquí, y la segunda, la verdadera vida del allá, esa dimensión contigua donde residen los que nos han antecedido en el camino de la vida... en esa dimensión (otra) contigua, donde residen los que esperan a "ser", un turno riguroso que no`puede ser alterado en sus órdenes. Pero hay más, el reducto eterno donde moran las consciencias, el otro donde moran los ángeles custodios, las almas y los espíritus que han superado el sentido de los tiempos, las almas que vagan sin lugar y las otras, las que se consumen en las miserias expresadas, nunca reconocidas, siempre burladas. Nada distinto ocurre con todo lo creado, el resto, porque los conciertos de la materia, en cualquiera de sus formas, siempre conducen a la vida, aún cuando a los ojos humanos aparezcan como algo inmóvil e inerte... todo lo que existe contiene vida y el universo que la contiene, como verbo, tiene la gracia de poder enviarla de aquí para allá, transferirla, y hasta deformarla a criterios de necesidad que están lejos de la razón humana, sencillamente porque la razón humana es algo demasiado limitado, demasiado incapaz para interpretar aquello que no ve o que no se conjuga con esos mismos límites de una razón a donde la lógica no acude. Será por ello que la filosofía se ha desprendido de las ciencias de las conveniencias, para evitar las confrontaciones entre los valores genuinas y las éticas acomodadas a los intereses... o tal vez, será por eso que el propio hombre se ha vuelto contra sí mismo, al pretenderse "usuario" de sí mismo y del "otro", en un abuso de las lógicas que brindan oportunas perspectivas... no hay lógica, por ende tampoco hay perspectiva, o bien ambas están lo suficientemente sesgadas como para ahogarse en sí mismas. La ciencia no está en el Nobel... el Nobel no está en la ciencia, todo apenas es un burda justificación de oportunismos y conveniencias... cuántas letras no han sido leídas?... y son en sí mismas mucho más que un Nobel?... cuántas ideas no han podido ser traducidas a bienes públicos y comunitarios, por simples conveniencias corporativas y sectoriales?... ¿cuántos cristales nos han hablado sin ser atendidos?... evidentemente, la soberbia imprime huecos en el alma, y esos mismo huecos son llenos de desprecios a aquello que no se conforma en el interés propio... y dicha senda, en el concierto de cualquier visión del universo (con o sin verbo)... no conduce a ninguna parte... con o sin Nobel... conclusión: no hay humanismo sin seres humanos, tampoco hay seres humanos deshumanizados, y la paradoja resultante puede ser el factor x de una ecuación donde todo se licúa a sí mismo, evitando el sentido de la existencia. Amén. Enero 04, 2012.-

No hay comentarios: