EXPOSICIÓN | Hasta el 12 de febrero en el Thyssen
Miradas al fresco... con Morisot
- Fue cuñada de Manet y participó de lleno en el movimiento impresionista
- Otras 'Miradas al fresco': Picasso, Juan Gatti, estereoscopistas franceses, el Hermitage en El Prado, Ferdinando Brachetti, Boetti y Delacroix
Fue cuñada de Manet —esposa de su hermano Eugène— y, aunque su trayectoria es menos conocida que la de sus compañeros impresionistas, participó desde el principio en el movimiento y fue uno de sus miembros más activos. Berthe Morisot (Bourges, 1841-París, 1895) sintió tal pasión por la pintura que, saltándose los convencionalismos que en teoría lo impedían, decidió dedicarse profesionalmente a un oficio que, para las de su sexo, sólo podía ser una afición.
Pero no fue una rebelde: recibió el apoyo primero de sus padres, que le construyeron talleres en todas las viviendas por las que fueron pasando y, después, de su marido, que la acompañó en sus viajes y le ayudó en la selección de sus obras para las distintas exposiciones impresionistas. La artista francesa es, hasta este 22 de febrero, la protagonista de una exposición en el Museo Thyssen que invita al visitante a entrar en su intimidad. Porque las obras de Morisot, más alejadas de paisajes y naturalezas que las de sus colegas, "son una especie de diario con forma de dibujo y color", según nos explica Clara Marcellán, coordinadora de la muestra y la encargada de hacernos este recorrido.
"Es la primera monográfica que se presenta en España sobre la artista, así que es una oportunidad única para conocer a la primera mujer que se unió al grupo de impresionistas", explica Marcellán, que recalca su entrega incondicional al movimiento desde que éste naciera. "Berthe Morisot estuvo en todas las exposiciones del grupo y, además, fomentó las relaciones entre sus miembros: organizó reuniones en su propia casa e incluso apoyó financieramente las exposiciones".
La muestra se nutre principalmente de la colección de la pintora que tiene el museo Marmottan de París, que recibió el legado completo de los herederos de la artista. "Casi todos los cuadros que hay aquí son los que la propia Berthe mantuvo en su colección privada. Se podría decir que son los 'morisot' de Morisot", añade.
El Thyssen ha completado el préstamo con dos obras de la artista de sus fondos y con algunas de las piezas de sus compañeros. Una de ellas y quizá de las más conocidas es 'El espejo de vestir' (1876), que han situado junto a otra obra en la que aparece el mismo espejo, "un objeto que va a acompañar a Morisot a lo largo de toda su vida". "A raíz de la exposición se ha podido comprobar que pasó por las distintas viviendas y que es el mismo que se encuentra en el Marmottan, porque el museo también recibió muebles y cartas en aquella donación de los sucesores". La modelo, probablemente, es una de sus hermanas: "Ella utilizará a la gente de su entorno, a sus hermanas, a sus padres, a su hija, a sus sobrinas, e introduce sus objetos
personales". El "diario con forma de dibujo y color" del que se hablaba antes.
Otra de las obras que la coordinadora de la muestra destaca es 'En el baile' (1875), el retrato de mujer que se ha elegido como imagen de la exposición. La dama se muestra elegante, con la moda de la época, y se esconde tras un abanico. "Morisot casi siempre hizo retratos femeninos y aquí muestra la coquetería que también estará muy presente en sus cuadros. Pero, en este momento, ella ya ha ido liberando su pincelada. A pesar de la formación clásica que recibe, los impresionistas le proporciona esa liberación de gesto, pasa de una pintura naturalista a una mucho más etérea".
'Berthe Morisot. La pintora impresionista'. Organizada por el Museo Thyssen-Bornemisza con la colaboración del Musée Marmottan de París. Hasta el 12 de febrero.
Pero no fue una rebelde: recibió el apoyo primero de sus padres, que le construyeron talleres en todas las viviendas por las que fueron pasando y, después, de su marido, que la acompañó en sus viajes y le ayudó en la selección de sus obras para las distintas exposiciones impresionistas. La artista francesa es, hasta este 22 de febrero, la protagonista de una exposición en el Museo Thyssen que invita al visitante a entrar en su intimidad. Porque las obras de Morisot, más alejadas de paisajes y naturalezas que las de sus colegas, "son una especie de diario con forma de dibujo y color", según nos explica Clara Marcellán, coordinadora de la muestra y la encargada de hacernos este recorrido.
"Es la primera monográfica que se presenta en España sobre la artista, así que es una oportunidad única para conocer a la primera mujer que se unió al grupo de impresionistas", explica Marcellán, que recalca su entrega incondicional al movimiento desde que éste naciera. "Berthe Morisot estuvo en todas las exposiciones del grupo y, además, fomentó las relaciones entre sus miembros: organizó reuniones en su propia casa e incluso apoyó financieramente las exposiciones".
La muestra se nutre principalmente de la colección de la pintora que tiene el museo Marmottan de París, que recibió el legado completo de los herederos de la artista. "Casi todos los cuadros que hay aquí son los que la propia Berthe mantuvo en su colección privada. Se podría decir que son los 'morisot' de Morisot", añade.
El Thyssen ha completado el préstamo con dos obras de la artista de sus fondos y con algunas de las piezas de sus compañeros. Una de ellas y quizá de las más conocidas es 'El espejo de vestir' (1876), que han situado junto a otra obra en la que aparece el mismo espejo, "un objeto que va a acompañar a Morisot a lo largo de toda su vida". "A raíz de la exposición se ha podido comprobar que pasó por las distintas viviendas y que es el mismo que se encuentra en el Marmottan, porque el museo también recibió muebles y cartas en aquella donación de los sucesores". La modelo, probablemente, es una de sus hermanas: "Ella utilizará a la gente de su entorno, a sus hermanas, a sus padres, a su hija, a sus sobrinas, e introduce sus objetos
personales". El "diario con forma de dibujo y color" del que se hablaba antes.
Otra de las obras que la coordinadora de la muestra destaca es 'En el baile' (1875), el retrato de mujer que se ha elegido como imagen de la exposición. La dama se muestra elegante, con la moda de la época, y se esconde tras un abanico. "Morisot casi siempre hizo retratos femeninos y aquí muestra la coquetería que también estará muy presente en sus cuadros. Pero, en este momento, ella ya ha ido liberando su pincelada. A pesar de la formación clásica que recibe, los impresionistas le proporciona esa liberación de gesto, pasa de una pintura naturalista a una mucho más etérea".
'Berthe Morisot. La pintora impresionista'. Organizada por el Museo Thyssen-Bornemisza con la colaboración del Musée Marmottan de París. Hasta el 12 de febrero.
el dispensador dice:
se ocultan las miradas,
tras oscuras gafas,
lentes ennegrecidas,
miradas distorsionadas,
raras lejanías,
ausencias torcidas,
bajo presencias heridas,
horizontes sín días,
incertidumbres vendidas,
no se aprecian las miradas,
vacías están de almas,
todo aquello que se tapa,
es visible en la siguiente mañana...
las pinturas enseñan,
retratos de antiguas miradas,
apenas son vidas pasadas,
las que quedan estampadas,
las telas son retratos,
de tristezas y olvidados,
no hallas sonrisas al óleo,
ni acuarelas en el petróleo,
las imágenes revelan tristezas,
muchas penas y decadencias,
el mundo se envuelve en violencia,
por intolerancias en falsas creencias,
los ídolos son de barro,
no tienen ojos ni paso,
sus huellas pronto se esfuman,
cuando los alcanzan las brumas,
si aprecias con justo detalle,
al ladearte el ser en la calle,
verás que esas gentes,
no tienen miradas ni frentes,
andan huecas por la vida,
todo aquello que desprecian,
también lo pierden y olvidan,
sucede por estos tiempos,
que ciertas / muchas almas no guardan alientos,
algo raro está sucediendo,
la humanidad se está perdiendo...
seres humanos sin ojos,
contenidos en cerrojos,
miran sin mirar nada,
de tiburones la mirada,
buscan depredar los destinos,
que atraviesan sus caminos,
algo extraño está pasando,
la humanidad se está vaciando,
de contenidos humanos,
las gentes no tienen manos,
para contener los olvidos,
muchos andan sin abrigos,
perdidos de sí mismos,
la Tierra se envuelve en sísmos,
que atraviesan el planeta,
se están quebrando los suelos,
por ausencia de vidas sinceras,
la honestidad es quimera,
propios de tiempos de abuelas,
el mañana se torna incierto,
ya no hay violines ni conciertos,
todo es ruido y alboroto,
singular de futuros rotos,
cuidado con lo que se acerca,
no hay tornillo sin tuerca,
ni hay arandela en la aldaba,
aquello que antes llamaba,
ahora será desierto...
cuando miras las fotografías,
aprecias miradas frías,
las sonrisas son pintadas,
propias de almas amargadas,
que están sólo en la foto,
salvándose de lo roto,
huyendo de lo que los persigue,
no se sabe si son fantasmas,
la luz mala o los demonios,
los infiernos recogen escorias,
de miserias humanas y sus ojos,
todos se ocultan tras gafas,
que evitan enseñar los ojos,
nada hay tras de ellos,
se han perdido los recuerdos,
apenas se vive el día,
ahogado en pesares y penas,
extraviado en nostalgias de los pasados,
también perdidos y hasta olvidados,
por las carencias atropellados,
no hay comodidades que suplan,
los tiempos donde había manos,
entrelazando los destinos,
las gentes se ahogan en vinos,
para despreciar la conciencia,
ya no hay luz en la paciencia,
porque la sombra es apuro,
y lo demás es urgencia,
todo lo que se ha perdido,
aparece como burda querencia...
se ocultan las miradas,
tras negras lentes,
moscas parecen las gentes,
buscando la propia azúcar,
lo que es dulce te amarga,
cuando lo que pierdes es la barca,
nadie sabe andar en el agua,
dejando huella o estela,
los barcos han sacrificado sus velas,
en tormentas de los espíritus,
lo que los electrones suplantan,
es el sentido de los vientos,
ya no hay sentimientos,
en lo que se navega sin rumbo,
la humanidad anda a los tumbos,
entre pobrezas y clamores,
se han despreciado los amores,
se han exterminado los vínculos,
usar al otro es consigna,
de las hogueras y sus briznas,
ahora las vidas se consumen,
sin descubrirse a sí mismas,
todos corren en el día,
chocando con perdidos destinos,
ya no hay un mañana buscado,
también se han perdido los sueños...
¿qué es un humano sin esperanzas?,
¿qué se vive cuando no hay sentido en lo que se pasa?,
nadie escapa a lo escrito,
en la gracia del propio destino,
aunque huya el alma sin tino,
corriendo entre laberintos,
finalmente se topa con el tiempo,
que le había sido concedido,
si el don no se ha atendido,
si el talento fue negado,
acudirán cuentas del pasado,
a facturarse en el río,
las aguas que han corrido,
ya no guardan ningún sentido,
las gentes padecen aludes,
que les barren los sentimientos,
cuando sus ojos ocultan,
cuando sus miradas se han ennegrecido,
no sólo han perdido el alma,
también han sacrificado su destino,
y allí ya no hay amparo,
compasión ni misericordia,
Dios no siembra discordia,
esa es cosa de reyes,
sus divisiones y sus leyes,
esto que está pasando,
te lo está demostrando,
de indignados se anda colmando,
este mundo de humanos vacío,
lo que suenan son los ríos,
avisando y avisando,
aquello que está sonando,
es el final de los tiempos,
cuando las sangres se derraman,
los espíritus demandan vientos,
el quinto SOL está terminando,
entre miradas perdidas,
sin ojos, y sin sentimientos.
Enero 13, 2012.-
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