ENTREVISTA: ÁLVARO POMBO Ganador del 68º Premio Nadal
"La crisis es contraespiritual"
CARLES GELI - Barcelona - 08/01/2012
Ahí está. Incansable, engarzando ya citas de un filósofo tras otro ya por la mañana temprano, apenas seis horas después de haber acabado los fastos del 68º Premio Nadal, que el viernes ganó con El temblor del héroe, inquietudes (o falta de ellas, mejor) de un tal Román, profesor universitario jubilado que ni se inmuta ya ante la desgracia del otro, por más dramática que sea, actitud que él critica. "Pensé en titularlo El furor heroico, por Giordano Bruno, ese delirio por alcanzar la divinidad, la belleza, el bien, pero quedó en eso", deja caer Álvaro Pombo (Santander, 1939), nariz aguileña y barba de mentón pujante, rostro camino de la medialuna reflejo de una obra novelística de corte reflexivo, "de poética del bien", y que ha impregnado la treintena de títulos de su obra. Y no se rinde a pesar del escaso eco que parece tener su prédica. "Sí, mi Román está cansado y frustrado; yo aún no, lo que puede hacer de mí un estúpido; gozo de buena salud, eso me permite seguir pensando en ese mundo platónico: debemos hacer el bien o nos quedamos como criaturas inacabadas; el problema es que hoy estamos muy instalados en la filosofía del inacabamiento, del deslizarse por todo, muy rápido, por Internet... Lo que no sé es cómo reconducir esto; por eso escribo: la novela es gaseosa con dinamita, los experimentos afectivos se hacen sin causar mucho daño".
Admite Pombo que se siente "bastante solo" en esta cruzada en las letras españolas. "Me veo más con la narrativa inglesa, la de McEwan, Iris Murdoch, Greene... En España, quizá el más cercano sea Marías".
Puede que a ello no sea ajeno lo que ha denunciado muchas veces, el predominio del intelectual paralizado, como ese Román "atascado", que "coquetea con el aburrimiento" y con un periodista digital, del simbólico Los inactuales, "que bien podría entrevistarme a mí... Sí, la paralización intelectual en España es notable y en parte es por la política, que ha intervenido mal: su discurso es paralizante también, con repetición de eslóganes y tópicos pasados; hoy, me parece menos paralizante el discurso conservador, quizá por no tener uno global, que el socialdemócrata, que no ha sabido repensar lo obrero, lo rico-pobre...".
"Ya no tenemos intelectuales como Ortega y Gasset", lanza un par de veces el autor de El metro de platino iridiado, buen lector de ensayo, por ello matiza raudo que sí tiene controlados a tres de los buenos ("Villacañas, Pardo y Marina"), pero en una sociedad donde "hoy no se puede hacer cultura exquisita, toca hacer divulgación cuando el 50% de la juventud la tenemos pendiente de que se le vuelva a explicar a Platón y la máquina de vapor".
La crisis no ayudará a solidificar esta sociedad líquida que Pombo adelantó en Relatos sobre la falta de sustancia (1977). Lo agravará: "Esta crisis es contraespiritual, impera la filosofía de la salvación personal del alma a la de la ciudad, tan lejos del 'si no salvo mi circunstancia no me salvo yo". ¿Solución? "No se puede aceptar todo como está; hay que salir a la calle y denunciarlo, pero tampoco dejar ahí el discurso; hay que remover, por eso fui a Unión, Progreso y Democracia; y por Savater".
Tiempos agitados requieren quizá una literatura distinta. Pombo admite que ha cambiado su forma de escribir. "Ahora es más breve; en España se ha construido una narrativa muy larga y pesada; El temblor del héroe [que el 2 de febrero editará Des-tino] serán solo 200 páginas, para evitar la reflexión desparramada, como Henry James; la idea borgiana de la contención y una imagen poderosa", dice mientras, sin percatarse, zarandea la mesita. Como hace con sus lectores.
Admite Pombo que se siente "bastante solo" en esta cruzada en las letras españolas. "Me veo más con la narrativa inglesa, la de McEwan, Iris Murdoch, Greene... En España, quizá el más cercano sea Marías".
Puede que a ello no sea ajeno lo que ha denunciado muchas veces, el predominio del intelectual paralizado, como ese Román "atascado", que "coquetea con el aburrimiento" y con un periodista digital, del simbólico Los inactuales, "que bien podría entrevistarme a mí... Sí, la paralización intelectual en España es notable y en parte es por la política, que ha intervenido mal: su discurso es paralizante también, con repetición de eslóganes y tópicos pasados; hoy, me parece menos paralizante el discurso conservador, quizá por no tener uno global, que el socialdemócrata, que no ha sabido repensar lo obrero, lo rico-pobre...".
"Ya no tenemos intelectuales como Ortega y Gasset", lanza un par de veces el autor de El metro de platino iridiado, buen lector de ensayo, por ello matiza raudo que sí tiene controlados a tres de los buenos ("Villacañas, Pardo y Marina"), pero en una sociedad donde "hoy no se puede hacer cultura exquisita, toca hacer divulgación cuando el 50% de la juventud la tenemos pendiente de que se le vuelva a explicar a Platón y la máquina de vapor".
La crisis no ayudará a solidificar esta sociedad líquida que Pombo adelantó en Relatos sobre la falta de sustancia (1977). Lo agravará: "Esta crisis es contraespiritual, impera la filosofía de la salvación personal del alma a la de la ciudad, tan lejos del 'si no salvo mi circunstancia no me salvo yo". ¿Solución? "No se puede aceptar todo como está; hay que salir a la calle y denunciarlo, pero tampoco dejar ahí el discurso; hay que remover, por eso fui a Unión, Progreso y Democracia; y por Savater".
Tiempos agitados requieren quizá una literatura distinta. Pombo admite que ha cambiado su forma de escribir. "Ahora es más breve; en España se ha construido una narrativa muy larga y pesada; El temblor del héroe [que el 2 de febrero editará Des-tino] serán solo 200 páginas, para evitar la reflexión desparramada, como Henry James; la idea borgiana de la contención y una imagen poderosa", dice mientras, sin percatarse, zarandea la mesita. Como hace con sus lectores.
el dispensador dice: las alpargatas me conducen hasta Honduras, escucho ecos confundidos de clamores extendidos, los linajes están hablando y sus piedras están sonando... la cuenta larga se explicitaba minuciosamente en al menos tres códices prolijamente quemados durante el acceso de la inquisición a la América de la conquista, tres documentos incinerados a efectos de extinguir las sabidurías ancestrales de la América pre-hispánica... una América que sabía de Cristo sin necesidad de la evangelización exterminadora de las almas simples... una América que guardaba más espíritu que el que se le iba imponer a sangre y fuego... una América con un Dios partícipe de las rutinas, muy distinto al que venía a castigar a los "infieles"... un Dios consubstanciado con los suelos, las aguas y los ciclos... ¿qué recitaba la cuenta larga?... explicitaba la realidad del universo desde la perspectiva humana ancestral, desde el verbo de la creación, desde el transcurrir de creadores y formadores que integraban una descripción mucho más compleja que aquella recogida en el Popol Vuh... en aquella cuenta larga no se apelaba a la memoria, ella en sí misma constituía la "memoria"... y era portal y llave, lámpara y ventana de las esencias que hacen a la vida del hombre en la Tierra concedida, así como también de la vida del alma del hombre en las praderas contiguas, esas que son reflejos y destellos de pasados intangibles, ricos, abundantes para con el creador. La cuenta larga contenía una precisa descripción de las praderas, de las mesetas, de los desiertos, de los océanos, de los vientos, de los fuegos, no sólo del aquí orbitante, esférico, latente, también de un allá que hoy es tan ignorado como desconocido, negado por las ciencias de las conveniencias y por los intereses que esconden la burla y el atropello... aquel de las dimensiones contiguas que interactúan con ésta, donde el sueño aparece como razón, y ésta es signo de irracionalidad. La cuenta larga fue quebrada por los sacrificadores, mucho antes de la llegada de los españoles y sus adelantados que "atrasaban", pero estos últimos se llevaron el privilegio de evaporarla de cara al mundo de las ideas y sus legados... a América no vinieron ni la ciencia ni tampoco sus bases filosóficas, mucho menos la cultura y sus tramajes de tradiciones, antes bien llegaron navegantes dispuestos a depredar lo que había, a cualquier precio, en nombre de un reino quebrado y de un Dios vendido y comprado, jamás entregado... no los movía la humanidad ni tampoco el humanismo, apenas los impulsaba el oro y la vejación, el genocidio como consigna de vidas pobres de contenidos. Allí la cuenta larga se fragmentó hasta ebullir entre las llamas de un infierno bien terrenal, transplantado desde una civilización decadente... nuevamente... ¿qué decía la cuenta larga?... hablaba de la interacción cosmogónica entre, al menos, once dimensiones contiguas... describiendo órbitas de astros invisibles al ojo humano y su sin-razón, pero eternos en el viaje de la creación... astros que se superponen en sus caminos, devorando ciclos y espirales, modificando energías y sus polos conducentes... por lo tanto, la cuenta larga no era un simple engranaje de tiempos de este universo, antes bien lo era de todos los universos que componen la esencia del verbo creador. Sus referencias orientaban hacia la observación y la contemplación, así como el registro de los ciclos, imprescindibles para vislumbrar las crisis y sus conflictos, las catástrofes inherentes a la Tierra y aquellas otras dependientes de otras, muy distintas, influencias. La alineación galáctica es un hecho menor, comparado con aquel otro que involucra a todo el conjunto de las dimensiones, sus umbrales, sus luces y sus sombras, extensiones para las que no hay mente... las energías que vinculan el mundo visible con los muchos otros, invisibles, pero con la suficiente presencia como para existir a pesar de los desprecios del hombre y sus fundamentalismos sin ángulos. Algo de dichos legados perviven en la fibra de las alpargatas, esas capaces de conducirte a cualquier parte sin pedirte nada a cambio... la vida reside en las cosas simples, esas que nacen y mueren con uno, con el alma, con el espíritu, recogiendo polvo de la tierra misma, siendo estirpe y linaje de las piedras que se pisan y de aquellas otras que se admiran y se contemplan. La conjunción dimensional está cerca, los ciclos de 3.500 años terrestres, sumados a los 26 mil de la propia galaxia, agregados a los 360 mil de la dimensión contigua y a los 660 mil de las próximas siguientes confluyen hacia el puente que conduce al sexto SOL, el frío, el que desplegará el 4-ESPÍRITU de la nueva era. La astronomía no se compone sólo de aquello que se ve, sino fundamentalmente de aquello que es inalcanzable para la mente y las capacidades humanas... porque ése es el sentido esencial que hace a todas las formas de vida que fueron creadas para ocupar el universo y sus simetrías. El planeta frío comprenderá al sistema solar, todo... y el espíritu inundará el futuro... pero antes de ello, el caos alterará las conciencias, mientras que desde el manto se concederá protección a las necesarias. La Tierra necesita del ESPÍRITU tanto como el hombre de un alma cristalina... es tiempo de fuentes, es tiempo del regreso. Enero 09, 2012.-
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