jueves, 9 de mayo de 2013

DESTINOS ROBADOS || Una mirada al dolor de la dictadura argentina | Cultura | EL PAÍS

Una mirada al dolor de la dictadura argentina | Cultura | EL PAÍS

Una mirada al dolor de la dictadura argentina

Una muestra fotográfica recuerda a las víctimas del régimen de Videla



Fotografía del álbum personal de un familiar de un desaparecido.

María Elsa Garreiro Martínez nació en Pontevedra en 1945. A los cuatro años, ella y su familia migraron a Uruguay. Elsa se hizo uruguaya y militó en la guerrilla Tupamaros. Se exilió en Argentina, donde formó familia con Raimundo Villaflor, obrero integrante de las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP). Ambos desaparecieron en la última dictadura militar de Argentina (1976-1983), pero ella salió una vez de su cautiverio de la Escuela Mecánica de la Armada (ESMA), escoltada por el temible marino Ricardo Cavallo, para ver a sus hijas, Elsa y Laura, y les llevó unas muñecas que les hizo mientras estaba secuestrada. La foto de una de esas muñecas, que han servido como prueba en los juicios sobre los crímenes de la ESMA, forman parte de la exposición del Proyecto Tesoros, una serie de 11 fotografías de objetos que hijos de desaparecidos por el régimen han guardado de sus padres. La muestra se puede visitar hasta el 19 de mayo en la Manzana de las Luces, una de las más antiguas de Buenos Aires.

El llamado Colectivo de Hijos, integrados por quienes se definen como “huérfanos producidos por el accionar genocida del Estado”, decidió crear en 2010 un centro documental que registrara pertenencias que conservaran de sus padres asesinados o desaparecidos por el régimen. Algunos de ellos los restauran, unos los fotografían y otros han hecho entrevistas en vídeos en las que los hijos, que en general son adultos de más de 30 años, explican, con el objeto en la mano, lo que él representa para ellos. Los vídeos se pueden ver en la muestra, pero tanto este material como las 11 fotografías y otras más están presentadas en una página web, www.proyectotesoros.org.

“Esta modalidad abre un espacio para una nueva clase de relato, que no es la denuncia ni el testimonio”, dice el Colectivo de hijos. “Un relato donde aparece lo subjetivo, la experiencia propia de la filiación en la ausencia a través de los objetos que nos conectan con la materialidad de la vida cotidiana de nuestros padres. Así, el Proyecto Tesoros apunta a visibilizar diversos modos de experimentar la orfandad por la acción genocida del Estado”, explica la agrupación. Entre los objetos fotografiados hay una cámara fotográfica, un cubilete con dados, una prenda de bebé y una botella.



Esta iniciativa, que cuenta con el apoyo del Fondo Nacional de las Artes y del Instituto Espacio para la Memoria, pretende ir más allá del Colectivo de hijos. “Queremos que abarque la mayor cantidad de hijos de desaparecidos que haya”, explica María Toninetti, que integra el colectivo y trabaja en la restauración y conservación de papeles en el Archivo de la Memoria. “La idea del Proyecto Tesoros surgió porque algunos hijos tenían documentos que estaban deteriorándose. Cuando empezamos a darle forma al registro de los objetos, nos dimos cuenta de que no tenía mucho sentido hacerlo sin registrar también nuestro relato sobre esos objetos. No queríamos centrarnos en los dueños del objeto sino en nuestra propia historia. Queríamos contar cómo llegó ese objeto a nosotros, si siempre estuvimos con él o nos lo dio un compañero de militancia o un familiar, o lo tuvimos que ir a recuperar. Tenemos historias fragmentadas que cada uno ha ido armando”, explica Toninetti.

Laura Villaflor, que con su hermana recibieron aquellas muñecas de su madre secuestrada, relata en la página web del proyecto: "Esas dos muñecas permanecieron guardadas en el fondo de una caja con ropa, escondidas, podría decir clandestinas. Los abuelos tenían miedo de que alguien se las llevara como a sus hijos. Cuando las saqué de la caja debía tener ocho años más o menos. Recuerdo ese momento la congoja y la tristeza que sentí, las miraba y les buscaba algo. Las desarmé y rearmé buscando una carta o algo que hablara de mi mamá. Nunca juegué con ellas. Era algo que se cuidaba, pero con lo que no se jugaba. No se mostraron hasta que nosotras empezamos a llevarlas, viajaron a España (cuando el entonces juez Baltasar Garzón inició la investigación judicial contra los represores argentinos en los 90) y a México (donde estaba refugiado Cavallo), llevamos de forma mágica a mi mamá a los juicios por sus asesinos y mi mamá habló por medio de las muñecas, reforzó la palabra, con su voz de la cual no tengo registro. Hablo del espanto, pero también hablo del amor, siendo ellas una de las pocas pruebas materiales de la causa ESMA".

Así como las organizaciones de defensa de los derechos humanos dicen que hubo 30.000 desaparecidos en la dictadura, Toninetti señala que “no se sabe cuánto hijos de desaparecidos hay, es una población que no está visible”. En su colectivo calculan, a partir de archivos de la Secretaría de Derechos Humanos, que son 14.000 los “huérfanos”.

Así como en los 90 surgió Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio (H.I.J.O.S.), una agrupación de derechos humanos que reclamaba que se acabara con la impunidad contra los represores del régimen, en los 2000, en que se ha vuelto a juzgarlos y condenarlos, algunos formaron el Colectivo de hijos para comenzar otro relato. “Queríamos mostrar que no somos 'hijos de' sino huérfanos”, cuenta Toninetti. “En los 90 tenía sentido hacer visible la militancia de nuestros padres, pero ahora queremos hablar de nuestras historias. Y lo hacemos a través del arte. Muchas veces decimos que hay cosas que la palabra no puede expresar en su totalidad. El arte es una herramienta más para expresar lo que la palabra no puede contar. No está separado de lo político”, aclara la joven restauradora.


el dispensador dice: quedan algunas fotografías, no muchas... las imágenes no hablan acerca de los sueños, de las esperanzas, de las ilusiones, de las convicciones, de las ideas, del mañana necesario de cada uno de los destinos truncos... mesianismos mediante, aventados desde conveniencias políticas de falsas estrategias de emponderamiento regional, orquestadas por sabidurías vacías... los recuerdos, con el tiempo, se deforman... se idealizan... se ralentizan hasta deternerse y superponerse en imágenes que sólo son instantes. Mucho de los "esfumados" fueron compañeros míos... en el profesorado... en la universidad... hermanos de hermanos... amigos de amigos... algunos se fueron hacia otros países, distintas realidades... anónimos jamás tenidos en cuenta en historia alguna, en reivindicación alguna, en lista alguna... otros simplemente sobrevivieron a sus tiempos, permanecen, aún vibran en sus respectivos silencios... los traumas te sumergen en una reflexión que va más allá de la vida, de cualquier vida, de todas las vidas... el hombre no aprende de las lecciones de la historia y repite los errores, una y otra vez... las ideas no se matan, y las ideologías se desvanecen, se oxidan por el imperio de los tiempos, esos que van modificando las realidades y sus circunstancias... de allí que nada sea repetible, aún cuando los empecinamientos digan lo contrario... aún cuando las idealizaciones hagan lo propio. Por ello, más allá de las imágenes de cada quién, los destinos robados eran, son irremplazables... siguen siéndolo de cara al futuro que todavía no ocurre... esos huecos no se tapan... no se pueden omitir... porque provienen de "gracias" que se ubican más allá de cualquier hombre... las cadenas de doble hélice se pueden adecuar por mérito propio, pero no se pueden cortar por antojos del poder de turno. Los genocidios producen alteraciones temporales que dan lugar a paradojas donde convergen destinos y hechos no consumados... cada sangre guarda un sentido intrínseco que el ser humano desconoce... lo que pertenece al plano divino y sus planes de creación... cuando se ven alterados por la discreción humana... ameritan un acomodamiento que habilita al regreso, a la reiteración, a que se realice lo concedido, porque cualquier gracia está más allá de los saberes y entenderes del hombre... las existencias que no cumplen con sus lapsos reclaman por los espacios no ejecutados, por las experiencias no transitadas, por los caminos no andados... y vuelven, indefectiblemente lo hacen... porque es ley de la creación que así sea. Mientras te escribo esto, me acompaña Midori y sus 24 minutos de Purification/Zen Garden... me trae recuerdos... fotos que no puedo compartir porque no son tales... no contienen nitratos de plata... si así lo hicieren se hubiesen deteriorado, cosa que no sucede con los recuerdos vividos cursados en otros tiempos... ellos permanecen, así como los efluvios del destino de cada quien lo hacen... nada se borra, todo permanece de cara a la eternidad que nos contiene... y los daños infrigidos se reparan sólo con la vuelta a terminar con las tareas encomendadas... porque nadie, ningún estado, ninguna institución, ninguna corporación, es propietaria del destino de los otros, del prójimo... cuando el hombre no resuelve sus propias ecuaciones... la eternidad provee de las energías adecuadas para hacerlo, repitiendo atemporalmente los sueños quebrados. MAYO 09, 2013.-

Los pasados deben permanecer en la memoria de los individuos actores... y en la memoria de la inteligencia social, del conjunto, de la tribu, porque ello evita que se violen o se atropellen los destinos de los otros. Más allá, las revanchas, las venganzas... sólo abren abismos de los que no se puede regresar... las voluntades no se exterminan... los esfuerzos no se evaporan... la hoguera podrá consumir el cuerpo del brujo, jamás su destino.

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