Un grupo de aves en el Delta del Ebro (Tarragona). | Carlos de Hita
BARRO INACABABLE
Carlos de Hita
Del encontronazo entre el mar y el río nació el Delta del Ebro. Barro inacabable, aguas salobres, playas y encañizadas.
Visualmente, el Delta es un laberinto, un juego de curvas, perspectivas y puntos de fuga. El río serpentea, se divide en canales. Frenada por la horizontalidad y el empuje del mar, la corriente se abre camino sobre los sedimentos que ella misma aporta. Los cultivos de arroz aportan, un poco de orden, de geometría.
El Delta es un mosaico de diferentes paisajes. Y en cada uno de ellos hay voces que se encuentran a sus anchas.
Arrozales en barbecho. En invierno las parcelas de arroz están encharcadas, a la espera de la siembra. Láminas de agua, lindes de fango, un paisaje cartesiano trazado por las profundas rodadas paralelas de los tractores. El mundo donde rebuscan y picotean la lavandera blanca y el morito, la gaviotas reidora y la garcilla bueyera.
Aguas salobres. Al sur del Ebro se encuentra la laguna de la Tancada, una tabla de agua ni dulce ni salada, el hábitat ideal para los flamencos, que se concentran por miles en grandes bandos.
Encañizadas. En tierras embarrada el carrizo y el junco son la vegetación natural. Por eso la principal laguna del Delta recibe el nombre de La Encanyssada, una extensa lámina de aguas someras encerrada por masas de vegetación palustre, dividida por canales. En uno de ellos, muy estrecho, la visibilidad está cerrada a unos pocos metros. Ahí gruñen los calamones, parpan los patos azulones y reclaman las fochas.
Desembocadura. El Ebro se abre al mar también rodeado por las cañas. Posados sobre unas hileras de estacas, antiguos soportes para artes de pesca ya en desuso, mugen los cormoranes grandes. En las aguas abiertas bandos de cientos de fochas chillan y chapotean, negras con la frente y el pico blancos. Y a lo lejos una bandada inmensa de gaviotas patiamarillas sobrevuela una lancha de pesca, allí donde el río ya se ha disuelto por completo en el mar.
el dispensador dice:
donde el vuelo te lleve,
te llevará el vuelo,
podrás ver un mundo distinto,
donde se dividen los ritmos,
vientos, calores y fríos,
harán de las alas destinos,
reconociendo los puertos,
donde se acorta el camino,
como sea siempre se habrá venido,
cumpliendo con los designios,
de aquello que fue escrito,
de aquello que se movió por instinto...
cuando más altura tomes,
más distinto será el mundo,
amplios serán los paisajes,
y azules los humedales,
pero no deberás confundirte,
ante la ansias humanas,
a veces bajan persianas,
atrapando sus propias vidas,
para luego enseñar heridas,
conferidas con propias garras...
donde el vuelo te lleve,
tanto te llevará el vuelo,
deberás migrar en los veranos,
para luego hacerlo en invierno,
debajo los seres humanos,
suelen andar fabricando infiernos,
para luego repartir culpas,
que se extienden hacia lo eterno,
en especial cuando la gracia,
no les llega justo en su tiempo...
toma distancia de lo terreno,
pero no hagas lo propio con lo eterno,
porque para llegar a ello,
te hará falta saber de vuelos,
de humedales... de veranos... y de inviernos.
ENERO 05, 2014.-
No hay comentarios:
Publicar un comentario