‘La vida es suero’, la sorpresa navideña
La autoedición de libros digitales se acercó en 2013 a la de títulos en papel
El año que, tal como había previsto el Gobierno, finalizó el 31 de diciembre, puso en los escaparates, visibles y no, 72.494 libros de primera edición, una cuarta parte menos que hace dos años, según apunta el blog Sin Tinta,de Fernando García. De esos, 20.402 son digitales, un 12% más que en 2011, a los que habría que añadir los libros autoeditados que no registra sus obras en el ISBN. Es decir, que se deberían sumar 15.000 títulos editados de Amazon. Estaríamos hablando de 53.000 novedades de papel contra 35.000 de bites. Más aún, si se suman los 17.896 autoeditados en Bubok, prácticamente se igualaría, aunque hay que hacer constar que títulos editados en Bubok también se venden en Amazon.
Entre esa marabunta de títulos, en el capítulo de autoeditados, y digitalmente, y en España —que es a lo que se dedica esta columna horizontal—, la sorpresa de las Navidades se llama La vida es suero,escrito por un/una tal Enfermera Saturada, que prefiere mantener ocultos identidad y sexo. El librito, tan corto como fresco, trata de las aventuras y desventuras de una enfermera que empalma sustituciones en el sistema de Salud Pública.
En el más puro estilo de la autoedición en la era de Internet, el texto bebe de un blog con dos años de vida y un millar de visitas diarias, además de 40.000 seguidores en las distintas redes sociales.
Ninguna editorial quiso publicar la obra; la mayoría ni contestó, y quien lo hizo pedía dinero por adelantado para sufragar riesgos. Pues bien, se colgó en Amazon el 12 de diciembre y en un mes ha cosechado 4.000 descargas. A la semana se colocó el número 1, y ahí sigue.
La obra es ágil, divertida y nada pretenciosa (se hubiera agradecido una mejor edición, pero ¡ay!, son gajes del autotodo), con un cierto aire a loBridget Jones, a la díscola Sánchez Mellado (aunque con menos tacones) o a la serie de la enfermera Jackie (aunque menos drogata).
En vista del éxito, también es posible la edición en papel, que se realiza por pedido a 9,90 euros. Entre unas cosas y otras Satu, la enfermera saturada, se ha sacado unos 20.000 euros este mes, que le permitirán relajarse y escoger mejor el hospital de sus desdichas. Punto y aparte.
Gracias a que con la tecnología todo se sabe (que se lo pregunten a la NSA), Amazon proporciona una curiosa estadística: de diez a once de la mañana del 6 de enero es la hora y el día del año de más descargas de libros. Los ganadores de esa hora mágica fueron: 1.069 recetas, de Karlos Arguiñano; El brillo de la estrella del sur, de E. Haran;Conspiración, de R. Harris; La trampa de miel, de Unni Lindell; David Copperfield, de Dickens; Diario de greg 1: un pringao total, de J. Kinney;Pack Sagas, varias autoras; En un rincón del alma, A. Corrales; El médico, de Noah Gordon, y La suerte de los irlandeses, de Rod.
el dispensador dice:
hospital de noche,
pasillos vacíos,
murmullos en derroche,
por allá algún lamento,
algún reclamo sin norte,
luces disminuidas,
olores a reproches,
algunos andan soñando,
mientras algunos intentan pasar de largo,
para que los otros no los lloren,
cuestiones de silencios largos,
cuestiones de largos temores,
algunos por seguir andando,
otros por volverse vapores,
como sea es un submundo,
pasillos que identificas,
por extrañas oleadas de olores...
nada coincide con nada,
desde el pié de las recepciones,
aquella habitación está ocupada,
con frecuentes decepciones,
mientras que aquella otra lo está,
repleta de frustraciones,
¿hay algún doctor cerca?,
han regresado los dolores,
aquí nadie puede dormir,
envuelto en sueños ajenos,
perseguidos por raptores,
que dicen venir de un mundo,
donde todos son anteriores,
asegurando estar bien,
en su condición de invisibles,
revestidos de vapores...
aún cuando lo quieras contar,
nadie cree en aquellos ángeles,
que andando por los pasillos,
van siguiendo de las listas,
de potenciales viajeros,
que dejarán atras a sus nombres...
luego despuntando el alba,
comienzan los movimientos,
llegan algunos dormidos,
mientras se van algunos despiertos,
y nunca falta alguien que anota,
a los que han partido esa noche,
dejando el suero colgado,
mientras el paciente de al lado,
acusando recibo del eco,
llamó desesperado a la enfermera,
avisando del compañero muerto,
respirando profundamente,
por haber zafado el turno,
habiendo sorteado el momento,
fue otro el elegido,
permanecerá aquí algún tiempo,
atormentando a los molestos,
con ese zumbido sin tiempo...
y otra vez el pasillo lleno,
más tarde se irá vaciando,
para renovar el concierto,
en el hospital no termina,
lo que nunca tiene comienzo.
ENERO 26, 2014.-
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