miércoles, 8 de enero de 2014

COMARCAS ▲ “La Cataluña de 1949 de mi novela es independiente” | Cataluña | EL PAÍS

“La Cataluña de 1949 de mi novela es independiente” | Cataluña | EL PAÍS

“La Cataluña de 1949 de mi novela es independiente”

La obra es una ucronía de espías que se desarrolla en un país que no ha vivido la Guerra Civil pero sí la invasión alemana




El escritor Albert Villaró ayer en Barcelona. / CONSUELO BAUTISTA

“Cuanto menos se sepa de Els ambaixadors, mejor”, asegura el escritor Albert Villaró (La Seu d’Urgell, 1964, aunque ejerce de andorrano). Es normal. La novela con la que ha ganado el premio Josep Pla 2014 es una ucronía de espías que se desarrolla en una Cataluña independiente en 1949, en la que no se ha vivido la Guerra Civil —porque no ha ocurrido—, pero en la que todavía se vive el recuerdo de la invasión alemana.
Villaró, que comenzó a trabajar en la obra hace ocho años, cuando no existía el fervor político actual por el independentismo, espera que este momento ayude a ganar lectores para su obra, “pero sin ninguna presión, porque no es una novela de tesis”.
Su motivación fue otra: la admiración que siempre ha sentido por el general Domingo Batet, fusilado en 1937 tras negarse a secundar el golpe militar del año anterior.
En la novela, Batet tiene una segunda oportunidad con la historia, cuando “tras tener una premonición de cómo acabará” no prohíbe la proclamación del Estado catalán de 1934 por Lluís Companys. A partir de ahí, todo tiene un curso diferente al que en realidad fue. También tiene una segunda oportunidad en el libro Manuel Carrasco i Formiguera que no acaba fusilado, sino presidiendo una joven República catalana. Es lo que tiene este género, en el que caben pequeñas “venganzas históricas como la muerte de Franco en accidente de aviación en 1936”, que cuenta la novela.
“Soy historiador de formación y como tal me he de ceñir a la realidad, pero como novelista cuando partes de un momento de ruptura todo el campo es libre, no hay nada que te ligue a la realidad. Siempre que tengas una cierta coherencia. No es un libro de historia, no es un ensayo”.
Villaró, que reconoce tener como referente la obra de Robert HarrisFatherland (Patria) de 1992 “fue una revelación”, asegura que su historia es “un divertimento y una broma” contada en capítulos cortos, “sin esquemas previos”, con sentido del humor y ritmo trepidante y cinematográfico “porque todos tenemos una cultura visual”. Sus 600 páginas están llenas de amigos y enemigos. El protagonista es Esteve Farràs, alias mosen Farràs, nacido en Tor en 1914, aunque es un personaje inventado que convive con algunos reales, con una evolución diferente a la que vivieron, como Pau Casals y Antoni Rovira i Virgili, que en realidad, tras la Guerra Civil, tuvieron que exiliarse, y el mismísimo Josep Pla, un “referente estilístico por cómo explica y construye el mundo y cómo se explica así mismo”, explica Villaró. Todos “aparecen por allí”, asegura el autor, sin explicar más. Solo que es una historia coral en la que también hay una historia de amor y pasión.
La historia sucede en Barcelona, Andorra, Seu d’Urgell, Irlanda y Madrid y cuenta, al final, con un capítulo con los personajes que aparecen y teje una pequeña biografía de todos ellos, que entrevé la evolución de todos ellos hasta la actualidad.
Con anterioridad a esta novela, Villaró había publicado la recopilación de historias La Selva Moral, y las novelas Les ànimes sordes (2000),Obaga (2003), L’any dels francs (2003), premio Néstor Luján; Blau de Prússia, ganadora del premio Carlemany en 2006, La primera pràctica(2010) y L’escala del dolor (2012).


el dispensador dice:
no hay fronteras,
no hay banderas,
hay sólo comarcas, 
en mi escalera,
las gentes pertenecen,
adonde quieran,
nacer aquí o allá,
hace a la diferencia...

La humanidad es una sola,
una sola es la Tierra,
no hay países,
que las comprendan,
hay solo comarcas,
en las que te esperan,
hay solo regresos,
que se alimentan,
pensando en el abrazo,
y los sentimientos,
pensando en las sonrisas,
de los que se reencuentran...

veo que Cataluña no es España,
veo que no hay pertenencia,
cuando lo que pesa es la espada...
veo que la Vascunia no es España,
cuando hay conveniencia,
suena a guadaña...
saberse usado,
saberse negado,
oportunismos son propios de los pasados,
no hay que irse para sentirse alejado,
no sé es nada cuando te niega el estado...

solo hay comarcas,
en cualquier pasado,
tribus y gentes,
grupos aislados,
necesidades juntas,
que se fueron juntando,
aparecieron señores,
traidores hurtados,
exhibiendo títulos y honores robados,
aduciendo ser más,
que cualquier soldado,
hablando del poder,
sobre el vecino de al lado,
prometiendo dar,
lo que nadie ha logrado,
se dijeron reyes,
castillos errados,
fueron pedazos de barro,
sin corazón pero endiosados,
dijeron ser más que los mortales negados,
pidieron arrodillarse para ser nombrados,
son seres despreciables,
ni siquiera humanos,
nadie es más que nadie,
ni siquiera del más enano,
todos somos iguales,
por lo respirado,
para poder vivir... es necesario el haber andado...
de lo contrario...
podrás venderte como caballero,
pero sin caballo,
tendrás escudo... pero no hallarás sudario.
ENERO 08, 2014.-

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