El Scorsese de la inocencia
Día 25/01/2014 - 00.21h
ABC ofrece este domingo, por solo un euro,
«La invención de Hugo»
ABC
Martin Scorsese contó en algunas entrevistas que con«La invención de Hugo» quiso hacer una película que pudiese ver su hija de doce años, fruto de su quinto matrimonio. El viejo cineasta había tenido descendencia en dos ocasiones anteriores, en sus dos primeras relaciones, pero por edad era la pequeña Francesca la única que no había podido disfrutar de la filmografía de su padre. Precisamente ella le descubrió el libro de Brian Selznick, sobre un niño huérfano con vocación de relojero que, en el París de los años 30, vive una aventura mágica cuando intenta reparar un enigmático robot.
En efecto, el director de «Malas calles» se acercaba por primera vez, casi a los 70 años, a un género familiar. Antes se había convertido en un mito con obras maestras como «Taxi driver», «Toro salvaje», «Uno de los nuestros» y «Casino», títulos que nadie con sentido común recomendaría a un niño. Sin llegar a completar películas infantiles, Scorsese sí ha tocado ocasionalmente otros géneros, en los que su mirada, por lo general despiadada, se tornaba algo más amable. Incluso había llegado a trabajar con niños.
Antes de convertir a la pequeñaJodie Foster en prostituta en la mencionada «Taxi driver», de hecho, le dio su primera oportunidad, con doce años, en «Alicia ya no vive aquí», en un sorprendente papel masculino dentro de una obra ambigua y entrañable sobre una madre que quiere cambiar de vida.
Genero romántico
Martin también ha tocado el género romántico con un título de época:«La edad de la inocencia», en el que Daniel Day-Lewis se debate entre el amor que siente por Winona Ryder y la fascinación que le produce Michelle Pfeiffer. No menos sorprendente fue su paso por la comedia con «Jo, qué noche», en la que Griffin Dunne vive una noche de pesadilla en pos de Rosanna Arquette, a la que conoce de madrugada en un café mientras ella lee a Henry Miller. La historia no puede estar más alejada de los intereses teóricos de Martin Scorsese, que por encima de todo demuestra su sentido del ritmo en una cinta de bajísimo presupuesto, casi un entretenimiento.
Tres años antes, el cineasta ya se había aproximado a este universo, tan distante de sus malas calles, con la amarga «El rey de la comedia». En ella, el aspirante a cómico Robert de Niro conoce a su ídolo, Jerry Lewis. Otras huidas de la sordidez son la excursión tibetana «Kundun» y documentales como «El último vals», «No direction home» y «Shine a light». La música amansa a las fieras, incluido Scorsese, quien antes de volver a sacar a su lobo a pasear nos presentó al pequeño Hugo Cabret, la prueba de que, después de todo, corazón no le falta.
el dispensador dice:
siempre hay un reloj de cuerdas,
que se mueve con el alma,
mientras el espíritu espera,
siempre trae una señal,
para que el momento sea huella,
haciendo de cada final,
un comienzo que alerta,
de pronto el sueño se quiebra,
de pronto alguien despierta,
de pronto alguien se asoma,
buscando encontrar la sombra,
que se fue con el recuerdo en pena...
a veces el corazón abre venas,
a veces el alma se queda en pena,
cuando no suenan las cuerdas,
del amor y sus veredas,
cuando te pierden las ruedas,
o los corales enredan,
cuando en el mar no se rema,
la corriente parece lenta,
pero cuando se da la vuelta,
observas que nada queda...
puede decirte ahora,
en que ya estoy de vuelta,
que la mentira no desata,
sino que atrapa hasta las suelas,
y cuando quieres salirte,
ya nunca te despegas,
ya que nada borra las huellas,
cuando el peso de la trampa está en ellas,
ya que todo en el destino,
se graba como las estelas...
por ello quiero decirte,
que del destino no se huye,
aún cuando creas estar lejos,
el agua te alcanza cuando el río fluye,
ya que todo está tejido,
según el ovillo que se use.
ENERO 25, 2014.-
nota del dispensador: he visto esta película al menos cuatro veces... siempre rodeada de extrañas circunstancias que me han hecho reflexionar acerca de las coincidencias necesarias para descubrir cada mensaje subyacente, algo que me vuelve a la mente, mediante imágenes sin tiempo.
La película en sí misma excede la inocencia, introduciéndose en una simultaneidad de planos que desembocan en el genio, en la sabiduría, en la inocencia, en la causalidad de las casualidades, en la humildad de los silencios retraídos, en los pasados guardados y en los otros nunca revelados.
No es casual, entonces, que la película gire alrededor de los mecanismos de relojería, donde todo se conecta, donde todo está unido, y donde todo se motoriza a partir de engranajes que sostienen la vida mientras encajan unos con otros.
A decir verdad, no creo que la película sea para niños... aún cuando ellos sean el foco de la misma.
A decir verdad, no creo que el guión sea producto de un mero hecho creativo... más allá... creo que un duende acercó la idea a una mente y ésta la tomó como pudo o supo, traduciéndola al pensamiento humano, fragmentada... lo suficiente como para que muchos le sigan de largo... lo suficiente como para que pocos se sientan elegidos y deslumbrados... lo suficiente como para que muchos menos se hayan sentido desvelados en sus consciencias... y esto últimos, seguramente, están imbuidos del don de la inocencia.
ENERO 25, 2014.-
MORALEJA: cuando recibas un mensaje... detente en los detalles.
a veces el corazón abre venas,
a veces el alma se queda en pena,
cuando no suenan las cuerdas,
del amor y sus veredas,
cuando te pierden las ruedas,
o los corales enredan,
cuando en el mar no se rema,
la corriente parece lenta,
pero cuando se da la vuelta,
observas que nada queda...
puede decirte ahora,
en que ya estoy de vuelta,
que la mentira no desata,
sino que atrapa hasta las suelas,
y cuando quieres salirte,
ya nunca te despegas,
ya que nada borra las huellas,
cuando el peso de la trampa está en ellas,
ya que todo en el destino,
se graba como las estelas...
por ello quiero decirte,
que del destino no se huye,
aún cuando creas estar lejos,
el agua te alcanza cuando el río fluye,
ya que todo está tejido,
según el ovillo que se use.
ENERO 25, 2014.-
nota del dispensador: he visto esta película al menos cuatro veces... siempre rodeada de extrañas circunstancias que me han hecho reflexionar acerca de las coincidencias necesarias para descubrir cada mensaje subyacente, algo que me vuelve a la mente, mediante imágenes sin tiempo.
La película en sí misma excede la inocencia, introduciéndose en una simultaneidad de planos que desembocan en el genio, en la sabiduría, en la inocencia, en la causalidad de las casualidades, en la humildad de los silencios retraídos, en los pasados guardados y en los otros nunca revelados.
No es casual, entonces, que la película gire alrededor de los mecanismos de relojería, donde todo se conecta, donde todo está unido, y donde todo se motoriza a partir de engranajes que sostienen la vida mientras encajan unos con otros.
A decir verdad, no creo que la película sea para niños... aún cuando ellos sean el foco de la misma.
A decir verdad, no creo que el guión sea producto de un mero hecho creativo... más allá... creo que un duende acercó la idea a una mente y ésta la tomó como pudo o supo, traduciéndola al pensamiento humano, fragmentada... lo suficiente como para que muchos le sigan de largo... lo suficiente como para que pocos se sientan elegidos y deslumbrados... lo suficiente como para que muchos menos se hayan sentido desvelados en sus consciencias... y esto últimos, seguramente, están imbuidos del don de la inocencia.
ENERO 25, 2014.-
MORALEJA: cuando recibas un mensaje... detente en los detalles.
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