lunes, 13 de enero de 2014

QUIETUDES ALTERADAS ► El sonido de la naturaleza | elmundo.es

El sonido de la naturaleza | elmundo.es

COMPAÑEROS DE INVIERNO:
GANSOS, GRULLAS Y EL FRÍO


Carlos de Hita

Son compañeros inseparables de los paisajes de invierno, sobre todo en la noche, cuando el frío arrecia y se reúnen por cientos en torno a las charcas y lagunas que les sirven de dormidero.
Quizá sea mucho decir que sus voces armonizan. Juntos, pero no revueltos, sus gritos destemplados, silbidos, chillidos y trompetazos alteran la quietud de la hora.
Grullas y gansos silvestres dormitan en una pequeña laguna esteparia, en la meseta abulense. La laguna de El Oso es poco más que una charca que ocupa el fondo de una depresión, unos de esos escasos humedales que se mantienen porque se olvidaron de desecarlo. Un eslabón aislado de los muchos que, en otros tiempos, encadenaban las rutas de las aves acuáticas en sus viajes entre destinos con más renombre: de Gallocanta a Villafáfila, Las Tablas o Doñana, con parada en estas pequeñas charcas olvidadas.
Chilla un avefría. Se escuchan los gruñidos de algunos patos azulones, los silbidos de las pequeñas cercetas. El oleaje bate en la orilla embarrada, desprovista de vegetación. Y a pocos metros, los murmullos y silbidos de las grullas, que por unos momentos parece que se olvidan de vigilar. Por unos momentos, porque enseguida vuelve el griterío.
Desde el centro de la laguna unos gansos se alejan con ruido, chapoteando en el agua. Y entonan una gran variedad de voces, más o menos roncas, todas estridentes. Aparentemente, en la noche no pasa nada, no hay ningún merodeador a la vista, por lo que es imposible discernir sus significados.
Foto
Dos gansos chapotean en la laguna de Villafáfila (Zamora). | Carlos de Hita
Al fin, el frío y la oscuridad hace que el silencio se expanda en la alta noche.
Nota. Toda esta grabación es el resultado de una visita nocturna a los aguardos de madera que rodean la laguna. Por esa razón la fotografía en rojo no es de El Oso; los dos gansos silvestres chapotean por las aguas de otra charca muy parecida, cerca de Villafáfila.


El sonido de la naturaleza | elmundo.es

el dispensador dice:
te diré que por aquí ha pasado el Dakar,
ha habido sonido de motores,
trajinando mientras hablan, 
han levantado polvaredas,
que en la altura se sostienen y no bajan,
te diré que ha quedado todo revuelto,
cuando la paz derrapa...

aquí en las alturas vagan los distintos,
esos que son sólo almas,
también hay duendes cultores,
de sabidurías y danzas,
así como también hay hadas,
que nada saben del Dakar,
cuidan los aguales de altura,
fuentes que no existen para los rudos,
esencias que se esfuman para los que escapan,
donde los turistas pasan rápido,
cansados de la vida... y de no entender nada...
viajar... no salva...

he visto entre noches largas,
luces que descienden y hablan,
no les gusta ser molestadas,
no les gusta verse alteradas,
por las impaciencias humanas,
esas que van por delante,
de quien vive de la urgencia,
a quien el apuro lo atrapa,
conservándolo en jaula de oro,
enseñándole a ser rata...

hay mucha miseria suelta,
hay mucha mentira disfrazada,
no pueden respirar en la altura,
y las sogas se les desgajan,
obligándolas a irse pronto,
de estas eternas quebradas,
donde mora la humildad,
y la inocencia atesorada,
donde para ser alguien debes entender,
que en esta Tierra no eres nada,
si no haces honor a la vida,
enalteciendo la gracia...

he llegado a una laguna,
escondida y demasiado alta,
había flamencos esperando,
que les despuntara el mañana,
llegué solo con mi alma,
ni se inmutaron al verme,
este no es humano... se dijeron...
vaga entre las montañas,
debe andar sediento,
en búsqueda de aguas,
pero aquí sólo hay sales,
impropias para los que hablan...

me quedé un rato mirando,
reflejándome en el agua,
escuché un espíritu silbante,
que me andaba llamando,
me guió hasta la fuente,
escondida para los intrusos,
me dijo: quédate... es un refugio...
aquí nadie se apaga...
si es merecedor de su gracia.
ENERO 13, 2014.-

A Osvaldo Víctor... a sus búsquedas ya encontradas...
a veces lo que está aquí en la Tierra,
se encuentra donde menos lo esperabas...
nadie es padre de nadie,
ni nadie es hijo de nadie,
todos somos en definitiva...
hijos de una misma gracia.

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