martes, 22 de julio de 2014

EL DÍA QUE SE ROBARON EL SOL ▼ [Henciclo] interruptor - Tan peruano como el sol - la columna de H enciclopedia

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VIDA A MONEDAS

Tan peruano como el sol

Amir Hamed

“Tengo ahora 70 soles peruanos”, dice César Vallejo en la espeluznante exactitud del adverbio. “Ahora”, para empezar, explica el precariato al que somete la moneda, y esto no solo porque el intercambio hace que las monedas estén para ir y venir, para descontarse, sumarse, reproducirse, fugarse, evaporarse o ser agujereadas, como en las películas, por una bala. No hay manera, por decirlo así, de tener una moneda, y mucho menos 70, como exhibe el poema XLVIII de Trilce.

Cojo la penúltima moneda, la que suena
69 veces púnicas.
Y he aquí, al finalizar su rol,
quémase toda y arde llameante,
                                               llameante,
redonda entre mis tímpanos alucinados.

Ella, siendo 69, dase contra 70;
luego escala 71, rebota en 72.
Y así se multiplica y espejea impertérrita
en todos los demás piñones.

Es líquida la moneda, se dijera, aunque no puede ser liquidada. No encuentra liquidez; no puede ser convertida en dinero. Precisamente porque es moneda. Y por tanto la moneda, que en sí es fetiche, no puede ser fetichizada.

Es que en la moneda cabe el tiempo; ha nacido para el tiempo. En una moneda jamás está el presente sino la cifra del futuro. Su invención, hará tal vez unos 2.700 o 2.800 años, da cuenta de un exceso, según se insiste, un exceso de bienes presentes que se tramita en bienes adquiribles o venideros. Por eso la moneda nunca puede ser ahora, sino que está dada, de antemano, para luego.

Pero “ahora” delata, también una liquidez abrasadora, incandescente, porque el corazón de metal fundido en alguna parte de esa moneda late todavía, como late todavía ígneo el corazón volcánico de la Tierra, por más que los años parezcan haberla enfriado. Y late todavía en la herida, o mejor, debajo de la herida, debajo de la cuña que entró en ella, —y ella todavía blanda—, dejándola hispánica, rezandosol, rezando peruano, o Banco Central, incinerándola en la efigie de una (llameante) vicuña (o de una llama). El corazón es remoto, por así decirlo. Prehispánico, y por eso púnico, es decir africanamente fenicio, de los tiempos en que Cartago colonizara la península de los íberos. Eso púnico notifica, a su modo, que la moneda se pudo acuñar recién cuando hubo letra, y en Lidia primero, y pronto en Grecia, o en Sicilia, empezaron a acuñarlas cuando contaron con alfabeto (en Egipto, en Asiria, en Caldea, comerciaban, desde mucho atrás, con monedas ciegas, aros de metal, por ejemplo).

Aunque eso púnico no hace sino alimentar aún más la perplejidad. Por un lado, ya no hay manera de que un sol pueda ser peruano, es decir, que el corazón fuliginoso del sol (qué otra cosa es el magma, qué otra cosa es eso que llamea, qué otra cosa su brillo) pueda caber en letra de Castilla, que es la letra de los latinos, aniquiladores de Cartago (y que suministran los números de cada poema de Trilce), salvo de a decenas, es decir, de a fracciones. Es que tener 70 soles no es sino una fracción infinitesimal de aquel sol que alguna vez reinó en los cuatro puntos cardinales del ahora descuartizado Tahuantisuyu, cuando al sol lo llamaban Inti, padre del Inca y de todo el Incario.






Antes, cuando Inti administraba la vida, no había letras, pero sí escritura en el Ande, en esos hilos de colores que llaman quipus, en tocapus, que son diseños textiles, e incluso desde mucho, antes de los incas, en jeroglíficos acuñados en cueros de vicuña. Y tampoco se conocía la moneda (más al norte, entre los quiché y los mexicas sí se conocían, aunque no eran de metal árido, sino dulces, de cacao), y ni siquiera se conocía el Perú (enseña el Inca Garcilaso de la Vega que Perú es un error, el nombre de un indio, que quiso decir el suyo, Berú, y el nombre del río, Pelú, por lo que los españoles habrían decidido, con error, Perú). Pero ahora ya no hay sol padre vivificador sino milimétricos soles peruanos, uno en cada moneda.

Ella, vibrando y forcejeando,
pegando grittttos,
soltando arduos, chisporroteantes silencios,
orinándose de natural grandor,
en unánimes postes surgentes,
acaba por ser todos los guarismos,
                                                     la vida entera.

Allí, es decir en eso, es decir en ese ahora ha quedado la energía de Inti, es decir, la vida, desmenuzada en fracciones, descoyuntada en números, hecha moneda. El sol eclipsado en una cuña púnica, hecho Perú.

César Abraham Vallejo, como se sabe, pensó en firmarTrilce, imitando a Anatole France, como César Perú, pero terminó firmándose César A. Vallejo (con su segundo y semítico nombre había sí firmado su tesis de bachillerato Sobre el romanticismo en la poesía castellana), lo que vendría a ser César Yo Mismo, en términos del Inca Garcilaso. El libro, según se ha insistido, se llama como se llama porque el imprentero había notificado que se vendería en tres soles, que el poeta empezó a torcer en su dicción hasta que le quedó esa voz trilce, que resuena hasta hoy. Es trilce, finalmente, la voz de un sol roto y fugitivo, peruanizado en su numismática y, sobre todo, terciado en la perplejidad del abecedario. 


el dispensador dice: la conquista española ha sembrado demasiados "sabores amargos" en América... del mismo modo que la inquisición eclesiástica católica lo hizo... del mismo modo que los reyes dejaron sus sellos trágicos por donde pasaron sus huestes enviadas a saquear y a justificarse en una mentida evangelización... curiosamente, ninguno de los ellos trajo "civilización"... excepto que "civilización" sea sinónimo de "depredación", "exterminio", "genocidio", o similares... traducido, a los americanos de fibra, la conquista les duele en el alma... no obstante ello, el tiempo cura las heridas, al menos las visibles... y va mezclando todo, desde las verdaderas intenciones hasta las sensaciones, ya que no es lo mismo padecerlo in situ, tal sucedió en aquel dramático encuentro de 1492... que leerlo según una mentida historia escrita según las otras mentiras registradas por los aportantes del Archivo de Indias... léase, se puede leer y estudiar la historia, pero ello no se condice con el hecho de "sentirla"...

los originarios americanos tenían sus realidades y transitaban sus circunstancias...
sus criterios, aún cuando hayan sido considerados "primitivos"... no lo eran en lo absoluto... sino, antes bien, eran bien distintos a los recitados en los registros de sacerdotes que sólo representaban intereses coronarios de reinos quebrados, plenos de medievalismos, atrasados por sus intrínsecas soberbias y sus peores vanidades... claro está, los "cronistas" sobrevivieron, en cambio los originarios no... por consiguiente, la única historia que permanece viviente es la mentida, muy lejana de la real...

los oros en América andina tenía un valor que no coincidía con ninguna moneda, con o sin SOL... el SOL de la América andina estaba en el cenit de la cultura... esto es que anidaba en las almas de las personas... esto es que anidaba en las piedras y en los suelos... esto es que anidaba en los aires... en la naturaleza y sus árboles, cultivos, bosques, selvas... esto es que estaba en todo lo que se vivía y se respiraba y se bebía... traducido, los pueblos originarios de la América andina, y de la otra América, la de las praderas y los mares contiguos, tenían un sentido muy distinto de las cosas tal se las entendía en los medievalismos europeos, educados para cazar brujas, educados para los cinismos, educados para las hipocresías, que dominarían a las colonias hasta el día hoy mismo, aún cuando hoy no se las reconozca explícitamente como tales (colonias) aunque se las siga considerando del mismo modo (colonias)...

los oros de la América eran "conectores" que habilitaban o interrumpían la "conexión" con los dioses regentes de las realidades naturales... y las enseñanzas que han dejado traducidas en las piedras son brutales muestras de sabidurías y consciencias exterminadas por la barbarie de los cinismos europeos, tan arraigados en sus monedas, en sus economías, y en sus criterios de dominación y esclavitud diseminados por el orbe humano a partir del atropello gestado desde y por el imperio romano, luego enaltecido por el idealismo eclesiástico que hizo de todo un negocio y un oportunismo...

la conquista supo entonces "afanarse" (robarse) el SOL... los oros... las platas... los cobres... los estaños... para transformarlos en riquezas para pocos, en monedas de oportunidad y ventajeo... y dado que estos ignorantes conquistadores no sabían que las piedras hablaban, las dejaron tiradas, asumiendo que eran nada más que piedras... de allí las inconsistencias del Potosí, lugar donde se fundió la historia americana de estas latitudes, del mismo modo que en Belice se hizo lo propio con parte de la historia americana del norte, para inmediatamente dejar sentado que aquí nadie sabía escribir, ni leer, ni contar, ni documentar... algo que, curiosamente, la propia historia reestablecería, a medias, pero dando la derecha a las mentiras urdidas por los cronistas de Indias, algo así como hoy procede el periodismo corporativo respecto de la lucha ideológica instalada para proteger lo poco que nos queda y lo menos que van dejando, los hijos de los hijos aquellos ignorantes que llegaron por estos lares a decir que eran "adelantados", cuando no eran más que unos delincuentes atrasados...

hoy termina resultando que las Américas estaban muy por delante de la Europa Medieval... pero dado que los europeos medievales traían consigo milenios de cinismos, desconocidos por estas tierras, los de aquí, en sus inocencias y humildades, no supieron descubrir la maldad importada en nombre de Dios, la Virgen, y recientes santos evangelios escritos para la ocasión... como sea, la iglesia corporativa, primera multinacional planetaria, hizo de la evangelización un negocio, y de las creencias una forma de someter y dominar... y aún cuando hayan logrado que los indios se arrodillaran, no hay logrado sacárselo al SOL y sus esencias eternas...

distinto de lo que ocurre en el resto de la Tierra... el SOL sigue iluminando a la América originaria... inapelablemente, porque es de su patrimonio, aún cuando le saqueen los recursos a mansalva... y pronto lo demostrarán las circunstancias que están tejiendo un nuevo orbe humano, consecuente a una nueva tragedia que se está gestando en la Europa más medieval que antes, más atrasada y más soberbia que antes, más discriminatoria que nunca antes, y más intolerante que nunca antes... porque cuando la paz no reside en el alma... no hay manera de sembrarla... y justamente por el hemisferio norte, todos andan sacados de tantas locuras y peores demencias seniles y de las otras, provenientes de las soberbias acumuladas por siglos...

la Tierra vista desde el espacio... mejor dicho, el aura de la Tierra vista desde el espacio... enseña un desparramo de odios y ofensas envolviendo el hemisferio norte, y en especial concentrada en la sección occidental... dichos odios y dichas ofensas están convergiendo hacia un torbellino de condicias, angurrias y avaricias comunes a los desesperos que producen y cobijan las ignorancias de las soberbias y sus vanidades... y dicha convergencia está pronta a estallar y seguramente lo hará sorprendiendo a sus propios mentores y a sus otros gestores...

y allí no habrá SOL de oros que los salven... porque el oro recuperará su sentido universal de conexión entre el aquí y el allá, entre los que respiran y sus ángeles, entre los que viven y los que fueron, entre todos los espíritus y sus dioses, pero en esencia... el oro recuperará su calidad de puente dimensional y espacial... devolviéndole el sentido esencial a las cosas... 

la historia tiene sus propios interruptores que son automáticos... y tal recitaban las cuentas largas quichés... el mayor de ellos (interruptor/es) están moviéndose hacia la "interrupción"... el que tenga entendimiento, que oiga, y trate de comprender. JULIO 22, 2014.-


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