La Victoria de Samotracia vuela de nuevo en el Louvre
La diosa alada Niké se expone al tras una restauración de 10 meses y cuatro millones de euros
EFE París 9 JUL 2014 - 11:29 CET
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La Victoria de Samotracia, la célebre estatua alada del siglo II a. C., situada en una de las más magnas escaleras del Louvre, volvió hoy a su espacio monumental, tras 10 meses de restauración que le han devuelto el color de su mármol blanco de la isla de Paros y algunos valiosos fragmentos. Esta diosa de la victoria que reina en el Louvre, junto con La Gioconda y La Venus de Milo, recuperó una mecha de su moño y tres plumas de su ala izquierda, como subrayaron dos de los tres comisarios de la operación, encabezada por el presidente del museo, Jean-Luc Martínez. La obra maestra puede ser visitada desde hoy por el público.
Además de darle su máxima belleza a Niké, su nombre griego, y a la proa del barco donde posó sus pies, la restauración ha permitido recolocar en su lugar trece fragmentos de los 30 conservados en el museo. La operación ha costado cuatro millones de euros. Un millón fue reunido gracias a 6.700 donantes por crowdfunding, el resto por grandes mecenas franceses y extranjeros. Para honrar su colaboración, los benefactores serán recibidos de manera especial en el museo antes del próximo octubre, según el tipo de donación realizada, explicaron sus portavoces.
Una exposición documental completará, ya en 2015, los trabajos sobre esta estatua, que hace siglos se quedó sin cabeza pero sin perder un ápice de su extrema perfección, realizados intensivamente por un equipo de ocho especialistas con las técnicas más avanzadas, que incluyen métodos de análisis innovadores y una impresión en 3D.
La operación requirió desmontar cada parte de la escultura de 2,75 metros de altura, así como los 23 bloques mármol gris azulado de la isla de Rodas que constituyen su zócalo, un navío recuperado en el Santuario de los Grandes Dioses, de la isla de Samotracia, en el mar Egeo, en 1875. Otra de las principales tareas consistió en trocar algunos rellenos añadidos en el siglo XIX por polvo de mármol, para darle una mayor coherencia visual a la obra, indicó la comisaria Marianne Hamiaux. Eliminaron también el bloque de cemento colocado en 1933 entre la estatua y la proa del barco, con la intención de darle más protagonismo, pero haciéndole perder el efecto original de que la diosa acababa de aterrizar sobre el puente del navío.
En cambio, los restauradores dejaron tal cual los complementos de yeso añadidos hace dos siglos en el ala derecha y en la parte izquierda del busto de la mediática escultura, cuyos fragmentos fueron descubiertos en 1863 por el vicecónsul francés Charles Champoiseau, quien los hizo llegar a París. Tras volver a desmontarlos como un puzle y retirados de su pedestal para poder ser limpiados, investigados y restaurados meticulosamente, los investigadores descubrieron "ínfimos restos de color azul", por completo invisibles para el ojo, que confirman que la estatua, en su día fue policromada, explicaron. Laugier resaltó que el impresionante conjunto escultórico, que mide 5,57 metros y pesa veintinueve toneladas, y no treinta como se creía, "no estaba en peligro", sino simplemente "muy sucio". Eliminados ahora los tonos negruzcos del navío, y los marrones oscuros que la afeaban, la Victoria de Samotracia acaba de recuperar la escalera Daru, transitada cada año por siete millones de visitantes.
el dispensador anota en su margen ► La Victoria alada de Samotracia, también conocida como Victoria de Samotracia y Niké de Samotracia (en griego la estatua se denomina Níke tes Samothrákes [Νίκη της Σαμοθράκης]), es una escultura perteneciente a la escuela rodia del período helenístico. Se encuentra en el Museo del Louvre, París. Representa a Niké, la diosa de la victoria. Tiene una altura de 245 cm y se elaboró en mármolhacía el 190 a. C. Procede del santuario de los Cabiros en Samotracia. Algunos expertos la atribuyen con cierta probabilidad a Pithókritos de Rodas. Fue descubierta en 1863 en la isla de Samotracia (Samothraki, en griego) por el cónsul francés Charles Champoiseau,arqueólogo aficionado.
el dispensador anota en su margen ► La Victoria alada de Samotracia, también conocida como Victoria de Samotracia y Niké de Samotracia (en griego la estatua se denomina Níke tes Samothrákes [Νίκη της Σαμοθράκης]), es una escultura perteneciente a la escuela rodia del período helenístico. Se encuentra en el Museo del Louvre, París. Representa a Niké, la diosa de la victoria. Tiene una altura de 245 cm y se elaboró en mármolhacía el 190 a. C. Procede del santuario de los Cabiros en Samotracia. Algunos expertos la atribuyen con cierta probabilidad a Pithókritos de Rodas. Fue descubierta en 1863 en la isla de Samotracia (Samothraki, en griego) por el cónsul francés Charles Champoiseau,arqueólogo aficionado.
Aunque cuando se descubrió se pensó que fue mandada esculpir por Demetrio Poliorcetes para conmemorar su triunfo naval en Salaminasobre la flota de Ptolomeo Sóter en el año 306 a. C., porque figuraba en las monedas emitidas del 294 al 288 a. C., la datación de la escultura hacia comienzos del siglo II antes de Cristo hace más lógico pensar que en realidad se labró para celebrar las victorias sobreAntíoco III Megas.
La figura femenina de la Victoria con alas se posa sobre la proa de un navío, que actúa de pedestal de la figura femenina, cuyo cuerpo presenta una leve y graciosa torsión. Va envuelta en un fino chitón y un manto, ropajes que se adhieren al cuerpo dejando traslucir su anatomía, tratamiento este que recuerda a la denominada técnica de «paños mojados» atribuida a las obras de Fidias. El manto forma un rollo sobre el muslo derecho para caer luego entre las piernas, dando lugar a una composición muy característica en otras figuras femeninas de la misma época.
Las ropas agitadas por el viento configuran el dramatismo, esta vez gozoso, tan característico de la escuela escultórica rodia, una de las más barrocas del helenismo. Hay que precisar que una de sus alas, al menos en parte, no es original, sino producto de una restauración.
Marinetti, en el manifiesto futurista publicado en Le Figaro en 1909, utilizó esta obra para condensar su ataque a la estatuaria y, por extensión, al arte tradicional de tipo clasicista, en beneficio de un nuevo arte que rindiese culto a los progresos técnicos de la industrialización, connotados por la velocidad y las máquinas. Así, puede leerse que «un automóvil de carreras es más hermoso que la Victoria de Samotracia».
Otro ejemplo de la relevancia y la actualidad de esta obra, en contraposición al arte contemporáneo, es la "Victoria de Samotracia" del artista francés Yves Klein. Esta escultura está actualmente expuesta en el Museo Reina Sofía de Madrid. Se trata de un vaciado de escayola, una miniatura de la estatua original, del famoso color Azul Klein (IKB).
el dispensador dice: y me quedé parado... subyugado... observando una escultura sin cabeza pero con alma... no me pude abstraer de sentir que latía... que hablaba... que había algo en ella que no era de este mundo humano... han pasado muchos años, y no me he podido despegar de aquel instante que duró una eternidad y que me lo llevaré conmigo hacia mi propia eternidad... hay estatuas que portan el alma de su creador... pero la Niké tiene espíritu propio, aún cuando los visitantes no entiendan lo que dice, o ni siquiera la escuchen a sabiendas que el mármol no habla, un concepto arraigado en aquellos que tienen ojos pero carecen de entendimientos suficientes como para descubrir que la historia, cualquiera de ellas, cualquier pasado, late por siempre...
mientras cientos de turistas la fotografiaban esquivando las prohibiciones... permanecí allí admirando la creación más allá de la creación en sí misma... el genio del artista que plasma un eco de su alma en una figura que estaba en el mármol antes de ser cincelado...
que... ¿qué me dijo?... no... los silencios de las almas abren portales de espacio-tiempo que son únicos e indivisibles... no sirve compartirlos, porque dichas vivencias están más allá de cualquier coincidencia, y deben ser respetadas como tales... sí puedo decirte que en la Tierra nadie gana ni nadie pierde... apenas se vive... y se respiras en tu tiempo y no aprendes de tus gracias... volverás una y otra vez... hasta que comprendas, de una vez por todas, que cualquier cosa que se parezca a una victoria... no es más que una derrota disfrazada... donde el alma se ata a su propia soberbia... quedando cautiva de las urgencias humanas... fíjate que nadie sabe quién es el autor, pero su obra por sí misma... y lo hará cuando la eternidad se haya consumado. JULIO 09, 2014.-
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