martes, 1 de julio de 2014

LETANÍA Y LATENCIAS ▲ Volker Schlöndorff: «El niño del tambor de hojalata sigue vivo en nuestra memoria» - ABC.es

Volker Schlöndorff: «El niño del tambor de hojalata sigue vivo en nuestra memoria» - ABC.es



Volker Schlöndorff: «El niño del tambor de hojalata sigue vivo en nuestra memoria»

Día 01/07/2014 - 01.52h

La Filmoteca de Cataluña presenta una 

retrospectiva del director del Nuevo 

Cine Alemán

Volker Schlöndorff: «El niño del tambor de hojalata sigue vivo en nuestra memoria»

EFE


Volker Schlöndorff (Wiesbaden, 1939) describe cada etapa de su vida con el idioma ligado a cada una de sus películas. Si alude a la juventud —internado en la Bretaña, Nouvelle Vague parisina— lo hace en francés. Su lengua natal evoca el Nuevo Cine Alemán, con Herzog, Wenders, Fassbinder o su mujer Margarethe von Trotta. El inglés adereza experiencias americanas, como su amistad con Billy Wilder.
El director alemán presenta en la Filmoteca de Cataluña nueve de sus títulos, el documental «Billy Wilder, ¿cómo lo hiciste» y el ciclo «De fango y de sangre», en el centenario de la guerra de 1914. Un director al que le gustan las obras maestras. «Es como escalar la montaña más alta», apunta. Con solo veinticinco años se atrevió con «El joven Törless» de Robert Musil. En los años sesenta adaptar autores de más de treinta años estaba mal visto: «Les hice caso y la siguiente película, con guión original, fue un desastre. Por eso volví a la literatura: debía hacer lo que se me daba bien». Con medio siglo de cine y una veintena de films, Schlondörff anduvo siempre a hombros de gigantes... De Musil a Proust («Un amor de Swann»), Miller («Muerte de un viajante»), Frisch («Homo Faber»)...
Capítulo aparte merece «El tambor de hojalata» (1979), sobre la novela homónima de Gunter Grass. Su película más celebrada, Óscar de Hollywood y Palma de Oro de Cannes, la rodó casi por casualidad: «No acababa de ver las fantasías literarias en la pantalla, pero Jean-Claude Carrière les dio forma de guión, aunque el verdadero mérito no es del escritor, el director, ni del guionista, sino del David Bennent, el niño protagonista, que sigue vivo en nuestra memoria... Fue una suerte rodar esa película que antes habían ofrecido a Polanski y Wajda».
La retrospectiva se abre con «El tiro de gracia», adaptación de una novela de Marguerite Yourcenar ambientada en la Gran Guerra e incluye «Baal», telefilm sobre la primera pieza teatral de Bertolt Brecht cuatro décadas prohibido por orden de la viuda del escritor: «El anarquista radical, que interpreta Fassbinder, casaba muy mal con el Brecht icono de la Alemania comunista» aclara Schlöndorff.
Fernando Trueba equiparó a Wilder con el dios de la comedia y Schlöndorff lo refrenda en «Billy Wilder, ¿cómo lo hiciste?». No fue un rodaje al uso. Una pequeña cámara y Wilder urdiendo diálogos en su silla giratoria. Aquel despacho de Little Santa Monica Boulevar estaba decorado con seis Óscars, guiones de películas y una frase enmarcada: «¿Cómo lo haría Lubitsch?». La pregunta se convirtió en un lema que el director alemán enmarcó en los estudios Babelsberg de Berlín: «Cómo lo haría Billy? ¿Lo haría?».
Aunque el éxito de «El tambor de hojalata» pudo abrirle las puertas de Hollywood, en el cine de Schlöndorff palpita Centroeuropa. Tierras roturadas por la Historia, como el Danzig del tamborilero subversivo.«Aunque me eduqué en París, mi mirada se dirigió siempre al Este, porque la cultura eslava también es europea...». Director en Alemania y Francia —que ha producido su última película, «Diplomacia»— Schlöndorff cree en el cine europeo, «aunque a veces se subvencionen películas sin espectadores: lo importante no es hacer lo que a ti te gusta sino lo que puede conectar con el público», concluye.

el dispensador dice:
algo late en letanía,
hay giros no se olvidan,
permanecen mientras vives,
como una "memoria" encendida,
que regresa imágenes cada día,
como si el tiempo no pasase,
de aquí, de algún allá, de unos ecos del "todavía"...
y están allí esperando en alguna esquina,
a que alguien mire,
a que el recuerdo se haga presente,
por algo que haga de puente,
y cuando crees escapar del sonido,
del perfume,
del sabor,
de alguna imagen recurrente,
una flor que no florece aparece,
como si existiera desde siempre,
en soledad o con mucha gente,
asegurando que el destino se dobla,
para que el aura experimente,
el haber estado allí en una u otras veces,
enseñando aquello que debe aprenderse...

¿suena el tambor de hojalata?...
¿hay tropas marchando en alguna plaza?...
¿suenan disparos de metrallas?...
son sólo letanías que rebotan en sus distancias,
cuando late el corazón,
se agita el alma...
la memoria queda,
cuando los recuerdos pasan...
y aquello que se creía olvidado,
regresa,
tocándote la espalda...
cuando te das vuelta, 
nada,
se escuchan ecos de aquel tambor de hojalata...
¿has crecido?...
has crecido si has descubierto que cada "delante",
sólo se hace luz en tu mañana.
JULIO 01, 2014.-

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