Memoria de arena [09] >> Y… ¿dónde queda el Sáhara? >> Blogs EL PAÍS
En el Sahara, desde hace mucho tiempo, hay grandes poetas que lanzan al mundo un par de versos con la intención de que otro gran poeta los continúe. Hasta que no aparece alguien a la altura de la calidad de los primeros versos, el poema queda incompleto. Y así, poco a poco, se va construyendo un poema con muchas voces. De manera paradójica, comenzamos con una Despedida, el título del poema que inaugura la sección de la mano del poeta Larosi Haidar. Dice así…
Cuán dulce es amar
y sentirse a la vez amado
pero amargo es el dejar
a quien tanto se ha esperado.
¡Poetas! os animamos a participar y así completar, esperamos, un gran poema coral.
Intentar mostrar la riqueza de la cultura saharaui. Ese es el objetivo de este espacio. Una cultura nacida de la narración oral, de los bellos paisajes del desierto, de las vidas nómadas y el apego a la tierra, de su origen árabe, bereber y musulmán, de sus costumbres únicas y de la relación con España que se remonta a más de un siglo. Una cultura vitalista, condicionada por una historia en pelea por la supervivencia desde 1975. Coordina Sukeina Aali Taleb
Hija del exilio,
Sukina Aali-Taleb nació en Madrid por casualidad, de padre saharaui y madre gallega. Es miembro del grupo de escritores La Generación de la Amistad Saharaui y coautora del libro "La primavera saharaui, los escritores saharauis con Gdeim Izik", tras los acontecimientos de El Aaiún, en 2010. Periodista y profesora de Lengua Castellana y Literatura en institutos públicos de Madrid. Como no puede ser de otra manera, apoya al Frente POLISARIO en proyectos de ayuda a su pueblo, refugiado y abandonado a su suerte en Tinduf (Argelia), desde hace cuatro décadas.
Roberto Maján, ilustrador. Le gusta decir que fue el último humano nacido en su pueblo; piensa que eso lo hace especial. Y que su abuela se empeñó en llamarle Roberto en memoria de Robert Kennedy asesinado cuatro días antes. En la época en que nació y se bautizó, el Sahara era español, en el mal sentido de la palabra. El lo sabía por las cartas que recibía de su tío Ramón, destinado allí en su servicio militar. Los sellos que las franqueaban prefiguraron el universo imaginario que tratará de recrear en las imágenes de este blog.
Bahia Mahmud Awah. Escritor, poeta y profesor honorario de Antropología Social en la Universidad Autónoma de Madrid, natural de la República del Sahara Occidental. Nacido en los sesenta en la región sur del Sahara, Tiris, la patria del verso y los eruditos. Cursó estudios superiores entre La Habana y Madrid, donde reside. Pertenece al grupo de Escritores Saharauis en lengua castellana.
Willy Veleta. Willy Veleta consiguió su licenciatura de periodismo de una universidad estadounidense (ahí queda eso) y ha trabajado en todos los canales privados de TV en España… de los que huyó cuando se dio cuenta de que querían becarios guapos. Ahora es profesor de periodismo en inglés y prepara su tercer libro, una novela sobre los medios.
Liman Boicha. Se licenció en Periodismo en la Universidad de Oriente en Cuba. Después de una larga ausencia regresó a los campamentos de refugiados saharauis y durante cuatro años trabajó en la Radio Nacional Saharaui. Actualmente reside en Madrid. Ha publicado Los versos de la madera y ha participado en varias antologías de poesía saharaui: Añoranza, Um Draiga, Aaiún, gritando lo que se siente, entre otras. Forma parte del grupo poético Generación de la Amistad Saharaui y es miembro de la Asociación de Escritores por el Sahara-Bubisher.
Larosi Haidar. Tras el alto el fuego, se instaló en Granada, donde se licenció y doctoró en Traducción e Interpretación. Actualmente es profesor de esta misma disciplina en la Universidad de Granada y ha publicado varios trabajos relacionados con la cultura saharaui. También ha participado en varias antologías de poesía saharaui.
LA JAIMA SIEMPRE MIRA AL SUR - Mohamed Salem Abdelfatah, Ebnu
I
Nunca cruzar sobre sangre, ni cenizas,
ni dormir a la hora de ponerse el sol,
ni sentarse jamás sobre la almohada.
No dejar las sandalias al revés,
ni caminar hacia atrás, ni orinar de pie,
ni señalar con el índice al cielo.
Al cementerio entrar descalzo y la noche
del viernes dar de beber a los muertos.
Poner siempre los dedos en el suelo
al escuchar una desagradable noticia.
No llamar a quien empieza un sendero
y si alguna vez, sin querer, se hace
se le pide que regrese y se le ofrece leche
o un terrón de azúcar, antes de seguir el viaje.
Sólo el color blanco allana los caminos.
No pronunciar el nombre de la aguja,
ni de la serpiente durante las noches.
Pero siempre decir los nombres de dios
al escuchar los ecos de un rebuzno.
Visitar a la familia y a los vecinos
saludar con la mano derecha y rogar
a la tormenta que se aleje porque
en la jaima se encuentra el profeta.
Nunca pisar restos de comida,
ni pasar por encima de alguien acostado.
Nunca dirigirse al suegro sin turbante,
ni permitir que el agua baile en la jaima.
Tratar con respeto a las hormigas,
y en nombre de Dios reclamar justicia.
II
El vaso que se desliza en la bandeja
anuncia que alguien se aproxima.
Y si se rompe, todos los males, se lleva.
La postura de las sandalias puede
anunciar la aproximación de un viaje.
Pero no un martes y siempre decir
los nombres del Señor antes de partir.
Recoger arena de las huellas de quien
sale de viaje y no limpiar la jaima
hasta que el viajero llegue a su destino.
Limpiar la jaima barriendo hacia fuera
por las mañanas y las tardes hacia dentro.
No dejar que el niño se siente en el umbral
mirando hacia el interior, ni que se
agarre a los mástiles que sostienen la jaima.
No sacar la manteca del odre
hasta después de cuatro días,
y si el ojo vibra es alegría.
No sacar leña de la morada del ganado,
ni dejar en la noche destapado un cuenco,
y que el recipiente no vuelva nunca vacío.
El miércoles no se corta el cabello,
ni se afeita, ni se peina,
ese día sólo caen los pelos de la suerte.
El sábado se peinan las vírgenes y las viudas.
El jueves o el domingo se teje y se construye,
y el martes se marca con fuego el destino,
es el día en que alivia la medicina ancestral.
Mitos, creencias, miedos, sueños,
anhelos y fantasías: nuestra vida,
como la jaima que siempre mira al sur,
como rascarse un esperado encuentro
en las cejas o que un estornudo oportuno
confirme una asombrosa sentencia.
el dispensador dice:
hay noches...
en que el cielo puede verse reflejar entre los cristales de las arenas,
algunas de sus estrellas suenan,
otras, simplemente, recuerdan...
hay noches...
en que el desierto puede reflejarse en el cielo,
algunos de los cristales de las arenas brillan al modo de estrellas,
reflejando en ellas... sombras... también huellas...
algunos pasados encontrados,
y otros pasados en ausencias...
hay noches...
que enseñan,
para lo cual debes tener tu alma dispuesta,
asumir el silencio como una soledad que te alienta,
a buscar preguntas,
a aguardar respuestas,
depende de la Fe... que tengas en tu estrella...
si ella no habla,
todo depende de tu paciencia...
hay noches,
donde sueños extraños te secuestran,
te toman los ángeles,
mientras suenan campanas,
hasta las estrellas vuelan,
mostrándose cómo es en verdad la Tierra,
madeja de destinos,
mientras otras gracias... esperan...
ciclos de humanos,
muchas existencias,
todas proceden desde distintos puntos,
buscando encontrar la señal que signe su huella...
hay noches...
donde otros ángeles enseñan,
qué indican las auras,
cuando las sombras les rodean,
cuando se oscurecen sus bordes,
cuando los contornos se esfuman,
consumidas en vientos,
remolinos y arenas...
donde el aura se desdibuja,
el espíritu se disgrega,
demandando soledad para purgar su pena...
hay noches donde uno recuerda,
palabras de madre,
palabras de abuela,
no te quedes donde el amor exhiba ausencia,
no te quedes donde sientas que la mentira flota,
mientras las palabras distraen,
embaucan, gestando falsedades a modo de praderas,
nadie puede prometer el cielo,
cuando en su planta la arena se pega...
no te quedes donde el pan no huela,
allí no hay amor,
sólo sabor a suela...
no te quedes donde la herradura enfoque a las estrellas,
nadie se ata al suelo,
cuando la raíz se le vuela...
no permanezcas donde el polvo cubra la mesa,
allí se captura el alma,
envolviéndola en dramas ajenos,
que alimentarán tus propias penas...
siente las manos,
siente los abrazos,
hay un código para estrella,
así como lo hay para cada fracaso,
hay quienes prodigan traición,
mientras andan de otros hablando,
y con su índice te van inculpando...
mira a los ojos,
focaliza los detalles,
el ángel siempre señala los males...
atiende a la consciencia,
que habla en susurros,
ella advierte temprano,
la amargura de los futuros...
debes saber que lo que se quita se regresa,
debes saber que lo que se envidia... pesa...
debes saber que el cinismo se entrega,
debes saber que la hipocresía se muestra,
debes saber que la mentira atropella,
debes saber que lo que se ama no se olvida...
nadie puede vivir la gracia ajena,
como tampoco puede ocupar las sandalias que conducen a otra vida,
pero debes saber que nadie escapa a su destino,
porque cada frente trae su sello,
y cada planta su camino...
ve tan lejos como puedas,
nunca te quedes donde tu corazón se aleja.
DICIEMBRE 20, 2014.-
debes saber que los odios atraviesan las suelas,
se sienten en el rostro,
con sabor a impaciencia...
nunca te quedes,
donde no vibren las esencias,
ellas resguardarán tu paz,
mientras la distancia te aleja...
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