miércoles, 10 de diciembre de 2014

CIRQUE des économistes ► Rodrigo Cortés: «Los economistas son expertos en predecir las cosas a posteriori» - ABC.es

Rodrigo Cortés: «Los economistas son expertos en predecir las cosas a posteriori» - ABC.es



Rodrigo Cortés: «Los economistas son expertos en predecir las cosas a posteriori»

Día 09/12/2014 - 12.33h
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El cineasta que saltó a la fama 

por «Buried» presenta su novela «Sí importa el 

modo en que un hombre se hunde», un 

divertidísimo y kafkiano descenso a los infiernos 

del sistema financiero





JOSÉ RAMÓN LADRA




Rodrigo Cortés (Pazos Hermos, Orense, 1973) ha dirigido a Ryan Reynolds en la angustiosa «Buried» y a Sigourney Weaver Robert de Niro en «Luces Rojas». Pero su mayor reto quizás sea dirigirse a sí mismo. Sus guiones son obsesivos y minuciosos, y no lo podía ser menos su primera novela. «Sí importa el modo en que un hombre» (Ed. Delirio) se hunde es una obra irónica, casi poética, extraordinariamente bien escrita, una fiesta oscura, reveladora y divertida a la que no sobra ni falta una frase. Salida del mismo óvulo que su película «Concursante», pero de superior alcance y hondura gracias a la capacidad de introspección que ofrece la palabra escrita.
-¿Quién es Martín Circo Martín, el protagonista de «Sí importa…»? ¿Por qué el nombre?
-Tiendo a elegirlos de manera intuitiva y casi onomatopéyica. Es sonoro, circular, capicúa. Martín vive tanto un carnaval absurdo como una pesadilla. Un circo en el que, claro, crecen los enanos.
-Martín comete un error que le destruye, a pesar de ser profesor de economía.
-En realidad, es profesor de historia de la economía, un humanista sin ninguna experiencia práctica. Su posición me permite someterlo a la irreconciliable dialéctica que separa la teoría de la rugosa praxis.
-¿Existen los expertos en economía?
-Los economistas son increíbles para predecir las cosas a posteriori. A mí también se me da muy bien predecir si llovió ayer. Pero no acaba de ser útil para nadie.
-Aunque comparte punto de partida con su ópera prima, «Concursante», la experiencia de la novela es más divertida, profunda y didáctica. ¿Cuál es el origen de «Sí importa…»?
-Dediqué dos años a documentar el telón de fondo: el funcionamiento del sistema financiero, la generación del dinero a partir de la deuda... Escribí la novela a la vez que el guión, tomando caminos diferentes: más personajes, nuevas escenas, una oscuridad diferente... No es una novelización de la película ni la película una adaptación de la novela; se trata de dos mellizos que surgen del mismo gameto y comparten ADN, pero no duración ni traje.
-Estrenó la película tres años antes del inicio de la crisis, ¿llegó, quizás, demasiado pronto?
-Llegar demasiado pronto se parece mucho a llegar demasiado tarde. Ahora, con el estallido de la crisis y después del éxito de «Buried», se ha convertido en una pequeña película de culto, que es como se llama a las películas que no ha visto nadie.
-Su historia unifica el concepto de juego amañado en el concurso que gana Martín y en la economía en general...
-Y en la vida, la de cualquiera... No es una novela sobre el capitalismo, sino sobre la generación del dinero a partir de la deuda: un diabólico mecanismo matemático que tiene un origen, en realidad, secular. El capitalismo es tan defendible como cualquier sistema que se desarrolle de forma limpia y en el que todos juguemos con las mismas reglas: una competición en que el más inteligente, o esforzado, o el mejor adaptado, progrese, por estricto mérito, más. Pero las reglas están amañadas.
-Ganar es imposible.
-Quien juega con la banca sabe que va a salir perdiendo, como cuando va al casino. Está trucado. Así es como funciona.
-Le cito: «Cuando el banco presta un millón, lo que hace es inventar un millón. Lo pinta. Todos los bancos son insolventes, están al borde de la quiebra. ¿Quién va a saberlo?».
-Todo es una gran mentira. Se trabaja con anotaciones electrónicas, cambios de cifras virtuales en cuentas electrónicas. El banco presta un dinero que no tiene a cambio de un interés que no existe, quedándose, a cambio, con bienes concretos. Ni siquiera los Estados tienen la soberanía de fabricar su propio dinero: una empresa privada lo «pinta» y lo presta al Estado a cambio de un interés que no ha pintado ni pintará. Y que, por tanto, nunca podrá devolverse. Es de locos.
-Y para que nos lo creamos, otra frase del libro: «Vierten azúcar en el zumo para que no sintamos la acidez del limón. Con azúcar, la gente se lo traga todo».
-Cada vez hace falta menos azúcar. El hábito nos convierte en ciegos funcionales.
-Pero indica que no hay solución.
-Ni siquiera concibo el mundo como un lugar que tenga arreglo ni deba solucionarse. Nuestra única oportunidad pasa, seguramente, por abrir los ojos. Individualmente. Cuando despiertas a la lucidez, te arrancas los cables y ves que estás en una cápsula gelatinosa en mitad de una pocilga, no tienes que cambiar la pocilga, sino comprender por qué estás en ella y abandonarla, si es posible, con un par de lecciones. Todos queremos cambiar el mundo, pero no queremos cambiar nosotros.
-La novela, desde luego, no habla de dinero...
-El dinero es neutro, no hay nada deshonesto en él, sólo es «energía circulante», un gran potenciador. Con dinero uno puede ser diez veces más miserable o diez veces más generoso. La novela habla del dinero «falso», de un mecanismo perverso y satánico, viejo como el mundo; y lo hace con humor. Ácido e implacable, sí. Cruel, seguramente. Pero divertido. Esto es un circo, no lo olvidemos.


el dispensador dice:
monedas de oro,
monedas de plata,
monedas de bronce,
monedas de lata,
pocos con mucho,
muchos con nada,
algo anda mal,
en el coco de la humanidad desandada...

muchas economías,
con fórmulas atrasadas,
ecuaciones sin bases,
sociedades condenadas,
indicadores mentidos,
estadísticas erradas,
detrás de cada número,
mejor hay un alma...

lavaderos financieros,
negocios de las tratas,
muchos esclavos,
muchas más esclavas,
exponiendo vaginas,
en vidas fracasadas,
muchos fundamentalismos,
que no conducen a nada,
muchos fundamentos,
para demasiada miseria humana...

ya no quedan sabios,
los genios están siendo perseguidos,
ciencias de conveniencias,
corporaciones que viven de lo "mentido"...
nadie escucha,
todo está pendiente,
demasiada política,
para ninguna gente,
todos cabos sueltos,
injusticia para el destino impaciente...

nadie se ocupa,
de lo que siente la gente,
mucha necesidad,
a la que nadie atiende,
crece la ignorancia,
ya no quedan verdes,
se frustra la vida,
mientras se anula a la gente...
y todo se va calentando,
como sopa hirviente,
nadie escucha,
lo que muy pocos entienden...

el sueño no salva,
lo que atropella es el día siguiente,
la hipoteca condena,
la ilusión de la dignidad incipiente...
demasiados mesías,
que no salvan a nadie,
demasiados agoreros,
negociando esperanzas que luego se convierten,
mucha desesperanza y frustración creciente,
mañana es peor... que el ayer inerte...
el problema es evidente,
ya nadie cree a nadie,
y lo que sigue... es un circo de números que se mienten.
DICIEMBRE 10, 2014.-

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