viernes, 1 de enero de 2016

MI AÑO NO ES TU AÑO |¿Por qué empieza el año el 1 de Enero?|

HISTORIA

¿Por qué empieza el año el 1 de Enero?

A pesar de la extensión mundial del calendario gregoriano, que se aplica incluso en China desde 1912, son muy diversas las fechas y los modos en que las diferentes sociedades inician su ciclo anual


http://elpais.com/elpais/2015/12/30/ciencia/1451501260_267462.html
Artistas participan en el desfile para celebrar el pasado Año Nuevo Chino en Londres. / CARL CORTE (GETTY IMAGES )

El año nuevo chino se celebra en una fecha variable entre los meses de febrero y marzo de nuestro calendario gregoriano. El año nuevo en los países regidos por el calendario musulmán empieza con el mes de Muharram, también en una fecha variable que en 2015 coincidió con el 14 de Octubre, cuando se inauguró el año 1437 de la era de la Hégira. En la India, el año nuevo también se celebró el pasado noviembre, en la primera luna nueva del mes de Kartika, aunque, como en el caso judío y otros, el mes en que se celebra el año nuevo no es necesariamente el mismo en el que oficialmente comienza el calendario, lo que muestra que la consideración popular del año nuevo es un fenómeno cultural relativamente independiente de las homologaciones oficiales o de los ajustes astronómicos que pueda haber detrás. A pesar de la extensión mundial del calendario gregoriano, que se aplica incluso en China desde 1912, siguen siendo muy diversas las fechas y los modos en que diferentes sociedades consideran que su ciclo anual recomienza una y otra vez. Y el 1 de Enero es solo una de esas posibilidades.
El mes de enero, según Plutarco, fue añadido al calendario de Rómulo por su sucesor, Numa Pompilio en el siglo VIII antes de Cristo
Para que hoy haya sido posible celebrar el año nuevo el día 1 de Enero primero hubo de nacer el propio mes de enero que, según Plutarco, fue añadido al calendario de Rómulo por su sucesor, Numa Pompilio en el siglo VIII antes de Cristo. El calendario que se usaba anteriormente en Roma tenía 10 meses lunares y comenzaba en primavera, en la luna llena más próxima al equinoccio de marzo (los idus de marzo). Estos diez meses marcaban un compás difícilmente ajustable al de las estaciones y el ciclo solar, que tenían una importancia obvia en la actividad del campo y había sido adoptado antes por los egipcios. Para un mejor ajuste Numa añadió el undécimo mes, Ianarius, y el duodécimo, februarius. El mes de febrero recibió su nombre de las fiestas de preparación de la primavera, llamadas Februa (limpieza, purificación) que con el tiempo se hicieron parte de las celebraciones de las Lupercales. El mes de enero, sin embargo, a falta de una referencia práctica, fue dedicado al dios Jano, cuyo culto promovió Numa activamente. No obstante, a pesar de ya tener doce meses, el año romano siguió comenzando en primavera hasta 153 a.C., un siglo antes de la reforma del Calendario Juliano.
Hasta el 153 a.C., los cónsules romanos eran nombrados anualmente por el Senado en los idus de marzo, el comienzo del año. Sin embargo, en pleno estallido de la segunda guerra celtíbera y declarada la guerra a la ciudad de Segeda, el General Quinto Fulvio Nobilior pidió al Senado que adelantara la fecha de los nombramientos a fin de poder adelantar el traslado de las tropas y preparar la campaña militar para la primavera. El pueblo de Roma siguió celebrando los idus de marzo igualmente, entre otras cosas por la abundancia de actividades religiosas concentradas en esas fechas, sin embargo, el Senado atendió la petición de los cónsules y por primera vez se trasladó oficialmente el comienzo del año a las calendas de enero (la primera luna nueva del mes), cuando tomaran posesión de su cargo los cónsules, dando inicio a la cuenta del año desde entonces. De ahí la leyenda que atribuye a los celtíberos (o a los hispanos más en general) el mérito de haber cambiado el calendario más importante de su época, también determinante de los calendarios venideros. Con enero abriendo el año (en vez de ser el undécimo mes), se reformó el calendario de Roma dando lugar en el 46 a.C. al calendario Juliano, organizado por el sabio Sosígenes de Alejandría y llamado así en honor de Julio Cesar. Este calendario sería usado en algunos países de Europa hasta principios del siglo XX, especialmente entre los de mayoría religiosa Ortodoxa. En Rusia, por ejemplo, solo se sustituyó después de la Revolución de 1917 y en Grecia, el último país en abandonarlo y adoptar el calendario civil actual (el Gregoriano), se usó hasta 1923.

A pesar de la importancia de Roma y su cultura en toda Europa, en una buena parte del continente la preferencia a la hora de celebrar el comienzo de año caía en otras fechas
No obstante, a pesar de la importancia de Roma y su cultura en toda Europa, en una buena parte del continente la preferencia a la hora de celebrar el comienzo de año caía en otras fechas. Si en Roma y en el Mediterráneo el Año Nuevo se celebraba con la primavera, los pueblos del norte preferían el invierno. Al comparar entre ambas latitudes conviene recordar que la diferencia estacional entre el templado sur de Europa y el frio norte marcaba una diferencia grande en la forma de vivir, empezando por el ritmo de trabajo del campo y siguiendo por la caza y el pastoreo. De estas diferencias se desprende una experiencia del ciclo anual muy diferente. Sirva como ejemplo el hecho de que en el norte, incluso después de la adopción general del calendario juliano impuesta por Carlomagno en el siglo VIII, el año siguió dividiéndose principalmente en dos estaciones, la de Skammdegi (los días cortos) y la de Náttleysi (los días sin noche), como se referían a ellas los islandeses. En este contexto, lo común era que el inicio del año coincidiera con las celebraciones de invierno y en particular el Samaín (1 de Noviembre), el inicio de la estación oscura, porque bajo la nieve la tierra se regeneraba y los ancestros volvían a ella en la oscuridad. Y ello debía ser propiciado con las celebraciones y ritos oportunos.
Celebración del Año Nuevo 2015 en Nueva York.AMPLIAR FOTO
Celebración del Año Nuevo 2015 en Nueva York. / GETTY IMAGES

A pesar del cambio formal del año 153 a.C., consolidado después por la reforma juliana, no solo los romanos continuaron con sus celebraciones de primavera sino que en la Roma ya cristiana y, posteriormente, en la Europa medieval (y progresivamente más y más cristiana también), aún hubo reticencias a celebrar el comienzo de año el día primero de un mes dedicado a un dios pagano. Algunos, intentaron sin éxito cambiar los nombres de los meses, como fue el caso de Carlomagno, que propuso una versión juliana con los nombres germánicos, basados principalmente en fenómenos climáticos o en labores del campo. No obstante, los hijos cristianos de los antiguos paganos europeos, en el norte y en el sur, continuaron dando una relevancia fundamental a las cuestiones religiosas a la hora de saludar el comienzo del año y, así, la preferencia general para el año nuevo rara vez era el 1 de Enero. La cristiandad estableció varios criterios que fueron usados por distintos reinos y poblaciones a discreción.

La perspectiva de los astrónomos ha tendido a valorar especialmente los ajustes calendáricos relacionados con la luna, el sol, el zodiaco y efemérides como los eclipses
En la era cristiana, establecida el año 532 por Dionisio el Exiguo, el año nuevo podía empezar el 25 de Diciembre, el 25 de Marzo o el Domingo de Resurrección, cuando quiera que coincida en cada año, pues es una fecha variable que depende de la determinación de la Pascua, conforme al calendario lunar judío. En Venecia también podía empezar el 1 de Marzo, siguiendo la tradición romana más antigua, y en las regiones del Imperio Bizantino el comienzo de año se celebraba el 1 de Septiembre. Y por si este desbarajuste fuera poco, también hubo quien lo quiso celebrar el 1 de Enero, como preferían hacer los francos hasta el siglo VIII, bajo los reyes merovingios. Esta fecha, heredera del calendario romano, fue cristianizada como día de la Circuncisión y santificada como comienzo del año cristiano también por los reinos cristianos del norte de la Península Ibérica. En el siglo XIII, sin embargo, en el reino de Navarra se usaba la fecha del Domingo de Resurrección. Con el tiempo, parece que tanto Aragón como Castilla empezaron a usar el día de la Anunciación como el comienzo de año, el 25 de Marzo, fecha anteriormente más conocida como la Encarnación. Sin embargo, sabemos que en 1350, Pedro IV de Aragón prohibió este uso y estableció la fecha de Navidad, el 25 de Diciembre, como año nuevo oficial. Y lo mismo se adoptó en Castilla entre los siglos XIV al XV. Finalmente, y en parte por el éxito de su expansión desde el siglo XIII por Europa, en el siglo XVI el reino de España adoptó el día de la Circuncisión como fecha del inicio del año. Desde entonces, celebramos el año nuevo el día 1 de Enero.
Todas las culturas reconocen unos ciclos u otros. En diferentes lugares del planeta la naturaleza tiene unos ciclos. Los seres humanos tenemos los nuestros y, desde luego el sistema solar tiene los suyos. Quizá la perspectiva de los astrónomos, desde los más antiguos a los más modernos, ha tendido a valorar especialmente los ajustes calendáricos relacionados con la luna, el sol, el zodiaco y efemérides como los eclipses, sin embargo, las celebraciones populares han ido variando con una cierta autonomía respecto a las consideraciones más formales y expertas de astrónomos y sabios. Desde este punto de vista de la cultura popular, la propia actividad de festejar así como la conducta ritual, los mitos y los símbolos que la acompañan presentan también su propio carácter cíclico y una explicación propia sobre el principio y el final de las cosas. La historia de cada pueblo, las creencias religiosas, los eventos políticos y la memoria colectiva proporcionan la textura característica que enriquece la uniformidad astronómica con el creativo repertorio de la diversidad humana.
Mónica Cornejo Valle es profesora de Antropología de las Religiones en la Universidad Complutense de Madrid

el dispensador dice: nada es como te lo cuenta... tampoco como te lo han contado... ni siquiera como lo has leído y mucho menos como lo has estudiado... el 01 de enero es un acontecimiento comercial y occidental que jamás existió cuando la civilización humana se preciaba de ser tal... cuando los Ptolomeicos eran los matemáticos por excelencia, o cuando los mayas-quiché eran los dueños de las ecuaciones binarias... por entonces no había años de doce meses porque no había doce casas en ningún zodíaco, por ende las constelaciones marcaban las determinantes de las estrellas polares respecto de la Tierra y la posición de ésta en el universo visible... del sistema local de galaxias... y de las exo-galaxias bien conocidas y más tarde olvidadas...
la relación de las estrellas polares respecto a Orión daba como resultante un eje donde los "años" no superaban los nueve meses... ¿por qué?... porque nueve son los meses que demora un ser humano en ser gestado para ser alumbrado... y si lo es en menos significa una cosa... y si lo es en más significa otra distinta... siendo que los cumpleaños mayas siempre se consideraron en triangulaciones zodiacales de nueve meses y/o del tiempo empleado para nacer y ser gracia... formulando ecuaciones complejas donde el "año" cumplido era móvil según la posición de la Tierra en el espacio...
¿cuándo murió definitivamente dicho conocimiento?... con la desaparición de la escuela Ptolomeica, en primer término... para extinguirse definitivamente cuando la inquisición estableció sus mentiras persecutorias de alquimistas y ocultistas... dando lugar al desmadre sideral del mundo gregoriano, un calendario de mentiras y conveniencias, un calendario de intereses y traiciones... 
occidente hizo mucho para quebrar los sentidos de los tiempos... pero justo es reconocer que la inquisición eclesiástica y el archivo de Indias hicieron más daño a las ciencias que toda la quema de bibliotecas cursada desde Alejandría para aquí... 
quemar la historia no ha servido para ocultar la realidad...
destruir bibliotecas e incinerar conocimientos tampoco ha agregado valor filosófico a las ciencias, antes bien ha deformado los conocimientos y ha demorado la calidad universal de las éticas...
2016 no comienza hoy... y ni siquiera existe más allá de los almanaques comerciales...
seguramente... con los "hechos" que aún no suceden pero que se irán desvelando en los tiempos por venir, te sorprenderás con las consideraciones nubias sobre el tiempo y sus movilidades entre los vivos y los que ya no lo están... pero definitivamente, este supuesto 2016... mostrará a la humanidad... cómo se quiebra la historia... y todo regresa a su lugar "sideral"... enero 01, 2016.-
el año del regreso... y del encuentro...

No hay comentarios: