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África presiona por trato especial en financiamiento climático en la COP25
«Hemos estado presionando para que África reciba consideraciones especiales dadas las calamidades relacionadas con el clima que ya están afectando al continente frente a la cantidad insignificante de gases de efecto invernadero (GEI) que emiten sus países», dijo a un grupo de periodistas Mohamed Nasr, presidente del AGN y jefe de asuntos ambientales del Ministerio de Asuntos Exteriores de Egipto.
El Acuerdo de París, aprobado en 2015 y que debe entrar en vigor en 2020, contiene, a su juicio, poca comprensión y reconocimiento de las circunstancias especiales de África, y es lo que ahora se trata de que se marque en la COP que se celebra en Madrid desde el día 2 y que oficialmente debe concluir el viernes 13, aunque ya se habla entre los delegados de los 196 Estados parte de que las negociaciones podrían prolongarse uno o dos días más.
El argumento es que África contribuye solo con cuatro por ciento de las emisiones mundiales de GEI, los que impulsan el recalentamiento planetario, mientras que los impactos de la crisis climática en el continente son enormes, y la ciencia ha demostrado que la situación solo empeorará en el futuro cercano para sus países.
«Esta discusión ha tomado algo de tiempo desde 2015 hasta el año pasado, cuando quedó claro que el tema debe tratarse con un enfoque más constructivo» para África, dijo Nasr.
El acuerdo de París establece contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC, en inglés), destinadas a contener el incremento de las temperaturas en 1,5 ° Celsius, un nivel que informes científicos han alertado posteriormente que resulta ya insuficiente para evitar la catástrofe climática, dada la aceleración del recalentamiento.
África y los desastres naturales
En 2011, por ejemplo, la región del Cuerno de África experimentó una sequía severa que supuso la pérdida de 260 000 vidas humanas, convirtiéndose en una de las peores calamidades colectivas jamás experimentadas en la región, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Otra pertinaz sequía se produjo en 2017, a la que siguió seis meses de caída devastadora de las precipitaciones en 2019, que afectó al menos a 15,3 millones de personas, siempre según la ONU.
Tras esa última sequía, los países del Cuerno de África esperaban a partir de abril la estacional y corta temporada de lluvias, pero en su lugar la región está soportando unas precipitaciones anómalas por su intensidad y persistencia, que expertos meteorológicos adjudican al calentamiento de las aguas del océano Indico.
Hasta ahora, la región ha tenido lluvias 300 por ciento por encima del promedio, lo que ha provocado inundaciones, deslizamientos de tierra y el colapso de edificios, además de la muerte de cientos de personas y el desplazamiento de miles de familias de sus hogares.
Y cuando las inundaciones finalmente terminen, se prevé que la región se convierta en un foco de enfermedades transmitidas por el agua y o el clima, como la malaria.
Al mismo tiempo, la parte sur del continente está experimentando lo que los agricultores dicen que es la peor sequía de la que tienen memoria.
Y a principios de año, los ciclones Idai y Kenneth, cuya intensidad y frecuencia se adjudican al recalentamiento planetario, arrasaron el sur de África y dejaron más de 2,2 millones de personas damnificadas en Mozambique, Zimbabwe y Malawi.
La ciencia respalda demandas de África
«La ciencia ya advirtió que África sería la más afectada por el cambio climático, y algunos de los desastres que estamos presenciando no son más que la punta del iceberg», dijo Augustine Njamnshi, experto en legislación ambiental de Camerún.
«Necesitamos fondos para ayudar a nuestra gente a desarrollar la capacidad de afrontar estos desastres, debemos brindarles las tecnologías apropiadas para que puedan adaptarse, y también debemos considerar que algunos de los problemas que están experimentando no son de su propia creación, y por lo tanto representa una injusticia para ellos «, afirmó a IPS.
Un informe de la ONU indica que los países africanos están invirtiendo entre dos y nuee por ciento de su producto interno bruto (PIB) en adaptación al cambio climático, un fenómeno causado por el mundo industrializado y las potencias asiáticas.
Según Nasr, el AGN asume el informe científico del Grupo Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), que advirtió que, en promedio, África se verá afectada al menos en 2 ° Celsius más que el resto del mundo.
«Esto significa que si las temperaturas globales aumentan en 1,5 ° Celsius, África experimentará 3,5, y esta es una razón clara por la cual el continente nunca debe ser tratado de la misma manera que el resto del mundo», dijo Nasr.
Compromiso africano con el Acuerdo de París
Nasr aseguró que, a pesar de las calamidades, los países africanos han presentado algunas de las más ambiciosas contribuciones nacionales, las NDC.
«Necesitamos apoyo y motivación financiera y técnica especiales para implementar los NDC de una manera más sostenible», dijo.
África, recordó, está dotada de una gran riqueza en recursos naturales, como hidrocarburos y minerales.
Las industrias de hidrocarburos y minería son responsables importantes de las emisiones de GEI, explicó Nasr, “pero al mismo tiempo sabemos que el petróleo y el gas son recursos muy importantes para la riqueza, aunque “existe un llamado de la comunidad internacional de que no debemos invertir en tales recursos”.
«Esto pone a África en un gran dilema porque, aunque somos ambiciosos, el indicador socioeconómico en el continente es muy bajo, de ahí la necesidad de apoyos especiales para desarrollarse de manera sostenible», dijo.
Según Tosi Mpanu Mpanu, un negociador principal en la COP25 de la República Democrática del Congo, la situación de África “se convierte en un problema emocional”. Ello porque el continente sufre los estragos de una crisis climática a la que no ha contribuido y al mismo tiempo se le pide que deje sin usar recursos naturales de los que depende para crecer.
«Es importante que dejemos de lado nuestras emociones y en su lugar usemos herramientas objetivas, y esas herramientas son lo que dice la ciencia”, argumentó Mpanu, quien también presidió el AGN.
Para ir en esa dirección, argumentó, “todo lo que necesitamos es recibir medios de implementación como recursos financieros, transferencia de tecnología y desarrollo de capacidades”.
Son, dijo, elementos todos que están dentro de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC), que rige las negociaciones climáticas de las COP y que deben plasmarse en los aspectos financieros que se discuten en Madrid para cristalizar el Acuerdo de París.
T: MF
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