LIBROS / «EL PILOTO Y EL PRINCIPITO»
La vida ilustrada de Antoine de Saint-Exupéry
Día 03/07/2014 - 13.07h
En el 70 aniversario de la desaparición del autor
de «El Principito», llega a España la hermosa
biografía de Peter Sís
SEXTO PISO
En la mañana del 31 de julio de 1944, Antoine de Saint-Exupérydespegó de Borgo (Córcega) a bordo de un Lockheed P-38 para fotografiar posiciones enemigas al este de Lyon. Había salido antes de las nueve y estaba previsto que regresara pasadas las doce. Pero nunca lo hizo. El autor de «El Principito» desapareció para siempre en aguas del mar Mediterráneo. Moría el hombre, pero nacía el mito.
Un mito cuya vida y obra ha sido explorada en numerosas ocasiones a lo largo de los últimos 70 años, en un intento por acercar su mágica estela a millones de lectores en todo el mundo. Lectores como el ilustrador checoslovaco Peter Sís (Brno, 1949), autor de «El piloto y el Principito» (Sexto Piso), una hermosa biografía ilustrada de Antoine de Saint-Exupéry que llega a España dos años después de haber logrado el Premio Han Christian Andersen, considerado el Nobel de la narrativa infantil. «Mi padre me regaló “El Principito” cuando tenía 12 años. Vivíamos en la Praga comunista, donde el libro fue publicado sin ilustraciones, y mi padre me dijo que trataba sobre lo mágico que es el mundo», cuenta Sís en conversación telefónica desde Nueva York, donde reside junto a su familia desde hace 30 años.
Un libro lleno de esperanza
«Leí el libro y me enseñó lo maravilloso que sería poder descubrir un día el mundo como él lo describía, lleno de fantasía. Para mí, “El Principito” estaba lleno de esperanza». La esperanza de un niño nacido en la Checoslovaquia sometida al yugo de Stalin que, gracias a Saint-Exupéry, soñó por primera vez con vivir en otros planetas, explorar otros mundos y experimentar la libertad: «Es un libro mágico, que te cambia la vida».
Escritor de libros infantiles e ilustrador (colabora habitualmente con «Time», «Newsweek» o «Esquire»), Sís llevaba tiempo pensando en esta obra. «Primero quise usar pequeñas cosas de “El Principito”, como citas o dibujos, pero luego pensé que no podía utilizar nada porque arruinaría su magia. Sería como usar partes de un cuadro de un pintor famoso o de un poema». Y lo que Sís quería era «contar la historia del hombre que lo creó».
Un hombre que nació para ser aventurero y que, siendo niño (con doce años fabricó su primera máquina voladora), soñaba con volar, sin saber entonces que el sueño se haría realidad... aunque terminara en pesadilla. «Ser un piloto pionero era todo lo que quería. Voló por Europa y a lo largo de la costa del África occidental. Le encantaba la soledad y estar bajo millones de estrellas».
Tras sobrevivir a un aparatoso accidente en el norte de África, fue llamado a filas cuando Francia le declaró la guerra a Alemania en 1939. Tras la derrota, incapaz de vivir en su país bajo la ocupación alemana,Saint-Exupéry huyó a Lisboa con destino a Nueva York, donde escribió «El Principito». «Una parte de su motivación era que se sentía muy solo y frustrado porque nunca habló inglés. Echaba de menos el idioma, los amigos que había dejado en Francia, y la situación que vivía Europa le entristecía profundamente».
El sentimiento de exiliado
Una parte de la biografía de Peter Sís buscaba reflejar esa sensación desoledad que Saint-Exupéry experimentó en Nueva York. Pero, sobre todo, el ilustrador pretendía transmitir «esperanza» a los más jóvenes. «La gente no sabe si es un libro para adultos, para niños o de fantasía. Pero lo cierto es que ‘El Principito’ contiene casi una filosofía». La filosofía de alguien que «quería hacer cosas maravillosas para el planeta, porque formaba parte de una generación de románticos, de gente que pensaba que el mundo es una gran familia de hombres, aunque la guerra fue una gran decepción para él».
Antoine de Saint-Exupéry pensaba que estar exiliado nunca es temporal, y Peter Sís lo descubrió, en parte, con esta biografía. «Llevo la mitad de mi vida aquí aquí, mis hijos son estadounidenses, pero sigo echando de menos mi vida en Praga. En las páginas del libro pudecumplir los sueños que tuve en mi infancia. Fue como volver a casa».
El último vuelo de Saint-Exupéry
el dispensador dice:
aunque no me veas,
no creas que no estoy presente...
tus sentidos no son suficientes para descubrir los umbrales,
una cosa son las dimensiones,
otra distinta son los portales,
y otra mucho más esencial...
aparece cuando tienes accesos a los planos del alma...
ellos te permiten trasladarte,
en el tiempo y en el espacio,
hacia adelante y hacia atrás,
oir...
ver...
atender...
entender...
esfumarte de ti mismo...
para regresar alguna vez,
ayer,
hoy,
nunca...
el mundo humano está denso,
demasiadas raíces,
demasiadas urgencias,
pocos árboles,
muchas inclemencias,
hay poco espíritu,
hay mucha impaciencia,
las gentes andan apuradas por vivir,
hoy... porque mañana no se sabe...
las gentes nacen con sus futuros hipotecados,
destinos que alguien dice haber comprado,
por eso los anda condenando...
y en medio de ello... un antiguo avión volando...
¿pensamiento?,
¿lágrima secándose al Sol?,
¿silencio de inmensidad postergada?,
¿quien sabe?...
para pertenecer a la eternidad,
hay que despojarse de la humanidad,
comprender que las esferas son mucho más que "esferas",
comprender que la luz tiene geometrías propias,
que se dobla al igual que el tiempo o el destino...
comienzas a formar parte del universo...
cuando tus pies se despegan del suelo,
cuando atiendes a tu consciencia,
y comprendes que tu ángel de la guardia te precede en los silencios,
allí aparecen las alas...
y después... después... la eternidad deja de ser un simple consuelo.
AGOSTO 01, 2014.-
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