Poesía en femenino y Julia de Burgos
El centenario de la poeta puertorriqueña es celebrado en el Festival de la Palabra
Una nueva generación de mujeres poetas aborda el legado de la escritora
ANDREA AGUILAR San Juan 17 OCT 2014 - 03:10 CEST
Escribió en uno de sus versos que ella estaba “hecha de presentes”, y este año en el que se celebra elcentenario de Julia de Burgos, cabría decir que más que nunca. La poeta mestiza, nacida en 1914 en una familia humilde de la Carolina rural, que logró estudiar, y ser maestra antes de volcarse en la poesía, y que murió en una acera del Harlem hispano de Nueva York con apenas 39 años, hace tiempo que alcanzó la categoría de icono. La amplia temática que tocó en sus versos; su implicación en las luchas políticas que han marcado Puerto Rico durante el siglo XX; la tajante proclamación de su condición de mujer, y su desgarrada biografía, llena de tintes malditos, acabaron cuajando en el currículo escolar de la isla, donde sus poemas son lectura obligatoria, y en el sinfín de calles, parques plazas, y centros culturales, por todo Puerto Rico y EE UU, a los que ha prestado su nombre.
El Festival de la Palabra que se celebra en San Juan, desde este jueves hasta el domingo, se ha unido a las celebraciones en torno a Julia de Burgos que han marcado el calendario cultural este año, y le dedica esta quinta edición, en particular a ella, y, en general, al tema de la mujer en la literatura. “…Tu en ti misma no mandas; a ti todos te mandan; en ti manda tu esposo, tus padres, tus parientes, el cura, el modista, el teatro, el casino, el auto, las alhajas, el banquete, el champán, el cielo y el infierno, y el que dirán social”, escribió en su poema ‘A Julia de Burgos’ la indómita escritora. La mayor de 13 hermanos, estuvo casada dos veces y tuvo un apasionado romance con el dominicano Gimenes Grullón, que la llevó a Cuba antes de trasladarse, ya sola a Nueva York. Escribió artículos, formó parte de los movimientos independentistas, abusó del alcohol, publicó dos poemarios, y el tercero salió de manera póstuma. Este año con motivo del centenario se edita la correspondencia sin censura que tuvo con su hermana, también se ha reeditado su obra completa, agotada desde 2004. Este viernes, el festival tiene programados una lectura de sus versos a cargo de Luis Rodríguez, otra de la alcaldesa de la ciudad, y un concierto de Alberto Carrión.
Julia de Burgos conceptualizó una voz de disidencia, con un lenguaje que va más allá del encuentro de una identidad nacional"
La joven poeta y académica boricua Mara Pastor, autora de una tesis sobre Poesía y Política en Puerto Rico en los setenta, aclara que una vez muerta De Burgos –apenas un año después de que Puerto Rico fuese declarado Estado Libre Asociado–, la parte menos conflictiva de su poesía fue absorbida por el discurso oficial. “Forma parte de la genealogía fundacional, del nacionalismo cultural”, apunta. “Pero el estado la domestica”. El fuerte activismo político que marcó la biografía de De Burgos abordó desde lo general, el país, hasta lo particular, ella y su condición de mujer. Los matices quizá se perdieron con el paso de los años o como sospecha la catedrática y poeta de la generación de los setenta, Liliana Ramos Collado, es una ironía, un efecto colateral de la popularidad: “te dedican un parque y un monumento, pero nadie te lee”.
Y, ¿cómo deben ser leídos hoy los versos de la centenaria poeta? “Julia de Burgos conceptualizó una voz de disidencia, con un lenguaje que va más allá del encuentro de una identidad nacional: es la búsqueda de un espacio de libertad, como mujer y como animal político”, explica Mara Pastor. “Su poesía no agota la relectura”. Los últimos versos que De Burgos escribió en inglés en los últimos años que pasó en Nueva York, donde padeció una cirrosis, tienen un eco errante, que a Pastor le recuerdan a otras poetas latinoamericanas, como la salvadoreña Lilian Serpas y la costarricense Eunice Odio, que se exiliaron en México y salieron en la novela “Amuleto” de Roberto Bolaño. “Ser poeta, mujer y exiliada es un cúmulo de circunstancias más recurrente de lo que puede parecer y ha sido poco estudiado”.
Con frecuencia la poesía de De Burgos parece haber quedado sepultada por su atribulada vida, (“se la ha leído como una mala mujer, como una caricatura de María Félix”, dice Lilliana Ramos Collado), pero sus versos fueron esenciales para las poetas que vinieron después. “La generación de los setenta somos mujeres poetas y académicas, que organizamos la voz de la mujer en la literatura. En Julia de Burgos hay una ética erótica y una poesía política, se apropia de su cuerpo para hablar desde ahí. Su legado apuntala la literatura puertorriqueña”, señala esta catedrática, que el sábado ofrecerá una charla magistral durante el festival. Uno de los puntos más interesantes y definitivos que destaca Ramos Collado, es la determinación que la autora de ‘Río grande de Loíza’ tuvo para construir su persona pública literaria, para definirse como escritora. Y si aquello fue una lección para la generación de los setenta, las poetas que nacieron precisamente en esos años y que hoy conforman el nuevo panorama en Puerto Rico intuyen una relevancia que no ha perdido actualidad en el trabajo de Julia de Burgos. “Ella presentó las muchas maneras que hay de ser mujer, su voz es feminista y femenina”, señala Yara Liceaga. Por su parte, la cuentista y poeta Alexandra Pagán explica que es la temática y no la forma lo que constituye el auténtico legado. Al fin y al cabo, la pregunta sobre cómo escribir siendo mujer, vuelve a copar escenarios. Ya escribió De Burgos que “…asomada en mi misma contemplo mi rescate…”.
a veces te asomas a la vida,
a veces simplemente abres la ventana,
otras... necesitas salir a la puerta,
algunas, prefieres observarla desde el balcón,
otras soñarla,
otras ni siquiera pensarla,
algunas, te conformas con sólo imaginarla...
para luego sumergirte en la presencia,
que es poner el rostro para transitar la ausencia,
sacar el cuerpo...
imponer vehemencia,
levantar el espíritu,
de las impaciencias,
sacar el alma,
de las inclemencias,
salir a la vereda,
caminar la existencia,
para luego regresar a la nada...
y así como así,
cerrar la puerta.
OCTUBRE 18, 2014.-
a veces prefiero el balcón,
porque no todas las distancias... alejan.
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