Diao Yinan, director de
«Black coal»: «China es una
olla de agua hirviendo»
El director oriental venció en el Festival de Berlín con un filme de género policíaco con toques de lirismo
Día 05/10/2014 - 05.25h
Diao Yinan solo se desprende de sus gafas de sol para la sesión de fotos. En cuanto termina, vuelve a proteger sus ojos de la escasa luz que se filtra en las entrañas del Círculo de Bellas Artes de Madrid. Aunque es otro su sentido más preciado: «Cuando escribía el guión lo olía a diario. Cuando ves muchas películas tienes el olfato muy desarrollado. Eso fue lo que hice, seguir mi olfato, sin un referente claro».
[Crítica de «Black coal» de Federico Marín]
El director chino no duda en revelar que si se inspiró en algo para «Black coal», que narra cómo un policía resuelve una extraña serie de asesinatos cinco años después de producirse, fue la realidad de su país. «China es muy extenso. Como somos 1.450 millones de habitantes, cada día ocurren cosas curiosas, crímenes interesantes o incluso absurdos. Diariamente hay muchas fuentes de creación. Hay tanta complejidad, tantas contradicciones, grandes y pequeñas... Es como si fuera una olla de agua hirviendo», describe.
Su película no deja muy bien parado al cuerpo policial. Yinan asegura que se limita a mostrar lo que vio: «Antes de rodar enviamos al protagonista a vivir unos días con el grupo de crímenes graves de Harbin, que fue donde filmamos. Resuelven los crímenes más complejos y entre ocho miembros solo tienen una pistola. Y, además, está sin estrenar». El director, especialmente ácido en cierta escena del filme, se extiende sobre este punto: «Realmente, ninguno tiene pinta de policía: con barrigones, con aspecto de la calle, como si estuvieran comprando verduras. Y yo pensaba: ?¿Estos, cómo resuelven los delitos??. Me dijeron: ?Si quieres resolver esos delitos, tienes que ser todavía más criminal que ellos, para poder acercarte?».
La película, que consiguió el primer premio, el Oso de Oro, en el último festival de Berlín, dista mucho de adscribirse al género policíaco. «No tiene nada que ver con una cinta de Hollywood, que es mucho más rápida. ¿Mi ritmo? No solo me centro en el delito en sí, sino también en la complejidad interior de los personajes y también la realidad de la sociedad». De nuevo, la idea de la olla de agua hirviendo: «Quizás muestro una actitud vacía y un poco triste ante la vida. Pero eso no quiere decir que uno no deba amar la vida. Se trata del mero hecho de que el ser humano lucha diariamente para escapar de lo ético y lo moral y demás problemas sociales».
Y una perla final: «Mi director favorito es Luis Buñuel. Es un gran maestro porque tiene su propia visión del ser humano y de la vida diaria».
la olla hierve,
ebullen sus contenidos,
demandando ser reemplazados,
por otros debidamente nutridos,
con culturas de otros sentimientos,
humanismos con otros sentidos,
cuando la olla hierve,
es señal de tiempos invertidos,
de vientos que cambiarán,
direcciones en sus sentidos,
dando vuelta los pensamientos,
que hasta aquí te puedan haber traído...
y si no lo descubres a tiempo,
el espacio podrá ser ocupado,
negociado, comprado y vendido,
por otros que andan urgenciados,
empujados por quebrados destinos,
que vienen arrastrando,
de karmas oxidados,
de karmas fisurados,
demasiadas mochilas irresueltas,
donde las culpas cuelgan,
porque nadie las ha querido compartir,
donde la memoria pesa tanto... como el propio espíritu.
OCTUBRE 05, 2014.-
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