No sé si sabés que yo soy un ferviente admirador del maravilloso Marco Denevi.
En tal sentido me cabe el 25 % de responsabilidad en la publicación de este reciente libro.
Si tus coordenadas geográficas, históricas y volitivas se dispusieren en feliz conjunción, mucho me agradaría que nos acompañases en la presentación de dicha obra.
De ser así, no sólo no se te impedirá el ingreso en la sala, sino que además tu llegada recibirá el premio de una recatada sonrisa.
He aquí los datos precisos:
Cuándo: jueves 14 de mayo, a las 19:00.
Dónde: Sala Juan L. Ortiz, Biblioteca Nacional, Agüero 2502, Buenos Aires.
En todo caso, esta nota servirá para informar sobre la existencia de tan docto volumen.
Muchas gracias y un cordial saludo.
FerS
respuesta personal al querido Fernando Sorrentino... querido amigo, como sabes resido en Salta, a unos mil setecientos kilómetros de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y ando pobre como rata de iglesia, con achaques de viejo y con la salud destruída... temas no menores a la hora de moverme... léase, me la paso escribiendo y escuchando música virtual... Bach, Yiruma, o similares porque me recuerdan a mi madre y sé que ella me anda buscando, entre pianos, cuerdas y coros con y sin cantos... y yo no me opongo a juntarnos ya que en mi tiempo, todo anda gastado.
todavía hay algunos pacientes que me andan buscando a los que atiendo sin condiciones porque la amistad jamás se debe hacer a un lado...
la cuestión es que no podré acompañarlos, pero sí te puedo decir que mi espíritu sabe volar, y anda intacto, así es que me verás de pié, en la fila del fondo, silencioso, callado, observando, pasando desapercibido, aunque no tanto, ya que me podrás ver, pero no podremos darnos la mano, porque la última vez que lo intenté... me transformé en humo... y fui aire respirado...
no obstante me comprometo... a unirme al homenaje mediante un abrazo andino, de esos que unos caciques me enseñaron...
nos unen mucho más que los renglones, las letras, los escritos o el espanto... ni siquiera nos amedrentan los fracasos... los que escribimos sabemos... que lo bueno de nuestros mensajes comienzan a prenderse a los espíritus humanos, justo cuando ya no estamos.
un abrazo andino de el dispensador
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