jueves, 13 de febrero de 2014

AYER ▲ ¿Realmente invadieron los árabes Hispania? >> Historia[S] >> Blogs EL PAÍS

¿Realmente invadieron los árabes Hispania? >> Historia[S] >> Blogs EL PAÍS







Dado que el presente se levanta sobre lo que ya pasó, no es mala idea echar un vistazo atrás para entender lo que está pasando. Cicerón lo dijo antes y mejor: “No saber lo que ha sucedido antes de nosotros es como ser eternamente niños”.

SOBRE LOS AUTORES

Tereixa ConstenlaCoordinadora: Tereixa ConstenlaPeriodista deEL PAÍS. Descubrió la Historia en 2008, cuando aterrizó en la sección de Cultura, y comprobó que el pasado era un filón para el presente.
Isabel Burdiel recibió el Premio Nacional de Historia en 2011 por su biografía sobre Isabel II. Es especialista en liberalismo europeo del siglo XIX y catedrática de la Universidad de Valencia. "Para que sirva para algo, la Historia no tiene que quedarse en el círculo de especialistas", sostiene.
Julián Casanova, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Zaragoza, defiende, como Eric J. Hobsbawm, que los historiadores son "los 'recordadores' profesionales de lo que los ciudadanos desean olvidar". Es autor de una veintena de libros sobre anarquismo, Guerra Civil y siglo XX.
Manuel Morales es periodista de EL PAÍS y profesor de Periodismo Digital en la Escuela de EL PAÍS/UAM. Para liberarse de tanta actualidad busca refugio en historias del pasado, sobre todo las que han dejado huella en la fotografía.
María José Turrión fue la primera directora del Centro Documental de la Memoria Histórica, creado sobre el esqueleto del Archivo de la Guerra Civil de Salamanca. Cree firmemente que los archivos contribuyen "a la salvaguarda de los derechos humanos y al desarrollo pleno de las democracias".



¿Realmente invadieron los árabes Hispania?

Por:  13 de febrero de 2014
Batalla






















La batalla de Guadalete, pintada por Martinez Cubells (1845-1914).
En muchos foros y páginas de internet es fácil encontrar entradas y comentarios que afirman con rotundidad que la conquista árabe del año 711 -esa que aprende cualquier alumno de primaria- nunca tuvo lugar: todo sería una patraña inventada por historiadores que, o bien han intentado disfrazar la verdad, o bien se han mostrado torpemente crédulos respecto a lo que cuentan crónicas escritas mucho tiempo después de que el rey Rodrigo perdiera su reino. ¿Qué habría ocurrido entonces en la célebre de batalla de Guadalete? Los defensores de esta teoria -que tienen respuestas para todo- aseguran que todo habría sido una guerra entre visigodos, uno de cuyos bandos seguiría todavía practicando el arrianismo, la herejía que creía que Cristo no es de la misma naturaleza que el Padre,como proclama todo católico cuando recita el credo. Los arrianos habrían ganado ese enfrentamiento, siendo el resultado una Hispania desgajada del orbe católico y progresivamente arabizada y convertida al islam a través de contactos mercantiles y culturales a lo largo del siglo IX. 

Cómo es posible que semejante dislate haya alcanzado tanta repercusión es uno de los temas que trata Alejandro García Sanjuán, profesor de la Universidad de Huelva, en un excelente libro que acaba de publicar sobre el asunto. La ocurrencia proviene originariamente de un escritor llamado Ignacio Olagüe, quien en su juventud, antes de la Guerra Civil, había frecuentado los círculos fascistas de Ledesma Ramos, como ya demostró en su momento mi colega del CSIC, Maribel Fierro. Tras la contienda, Olagüe parece haberse convertido en un autor desocupado y con bastantes posibles, que le permitían entre otras cosas escribir infumables tratados sobre La Decadencia Española y alguna que otra olvidada novela. En 1969 convenció al historiador francés Ferdinand Braudel para que avalara la publicación de un no menos infumable libro titulado Les arabes n´ont jamais envahi l´Espagne, más tarde traducido al español en 1974 por la Fundación Juan March, cuando todavía la presidía el después ministro franquista, Cruz Martínez Esteruelas. La prolija argumentación de Olagüe intentaba convencer al lector de que, siendo imposible que los ejércitos árabes hubieran tenido la capacidad logística para alcanzar un territorio tan alejado de sus bases en Oriente, no existían testimonios contemporáneos fiables que demostraran su llegada a Hispania. 
13584717Acogida con frialdad en el momento de su aparición, en las tres decadas siguientes la obra de Olagüe vino a captar la atención de variopintos grupos de gentes: eruditos deseosos de mostrar conocimientos inesperados, amantes de las teorías de la conspiración, historiadores despistados que la consideraban una idea "desmitifiadora" o "provocadora", y algún arabista empeñado en ofrecer contra viento y marea su inaudita interpretación personal del pasado andalusí
Para embrollar más las cosas, la idea fue también acogida con entusiasmo por grupos de musulmanes conversos españoles, tal vez comprensiblemente hartos de tener que estar todo el día demostrado lo respetable de sus creencias frente a quienes solo se empeñan en descalificarlas: si se confirmaba que el islam había llegado pacíficamente  la península -debieron de pensar- tal vez se podían deslegitimar los absurdos argumentos de tanto aprendiz de reconquistador como últimamente venimos padeciendo en nuestro país. 
Las evidencias históricas son, sin embargo, tozudas. Mucho. Y lo que esas evidencias demuestran más allá de cualquier duda razonable es que los árabes si que conquistaron Hispania en torno al año 711 de nuestra era. Hay muchas pruebas de ello. Las más evidentes son las monedas: al poco de poner un pie en la península, el conquistador Musa ibn Nusayr comenzó a emitir piezas de oro con leyendas en latín y fechadas en 712 ó 713 y en las que se leía la profesión de ley musulmana: Non deus nisi Deus (No hay más dios que Dios).
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[En la foto, un sólido de oro con la inscripción en latín In Nomine Domini Non deus nisi Deus. Está acuñada en Hispania en el año 94 de la Hégira 712-713. Se conserva en el Museo Arqueológico Nacional].
En los años siguientes, los conquistadores acuñaronmonedas bilingües -en latín y en árabe- y finalmente monedas únicamente en árabe. Además, han llegado hasta nosotros innumerables precintos y sellos de plomocon inscripciones en árabe que citan a los gobernadores que aparecen en las fuentes escritas. Estos sellos de plomo han aparecido en lugares tan interesantes como Ruscino, cerca de Perpiñán, con seguridad un campamento militar desde el que se enviaban expediciones en Francia y se recolectaban tributos. 
No es verdad, por otra parte, que no existan testimonios escritos contemporáneos de la conquista. En la lejana Inglaterra, Beda el Venerable (735) hablaba de la llegada de los "sarracenos" hasta las Galias, igual que lo hacía en Roma el redactor del Liber Pontificalis. Contamos, además, con dos crónicas latinas, una escrita en 741 y la otra en 754, que ofrecen cantidad de informaciones sobre quiénes eran los nuevos señores. de dónde venían y que lugares habían conquistado. 
Es cierto que las crónicas árabes tardan seis o siete décadas más en aparecer, pero esto no tiene nada de particular. La conquista fue llevada a cabo por soldados y todavía habría de tardar algún tiempo hasta que la sociedad árabe andalusí comenzara a tomar cuerpo. Tambén Tito Livio escribió mucho después de la conquista romana de Hispania y no por ello nadie duda de la llegada de las legiones romanas. 
En cuanto a la cantinela de que es imposible que los ejércitos del siglo VIII hubieran recorrido tan gigantescas extensiones, conviene no tomarse este argumento demasiado en serio. Sabemos que, por regla general, la gente no se movía mucho en la Edad Media, pero cuando lo hacía, no se detenía ante nada. Además, si intentáramos pensar el pasado con los parámetros de nuestros cómodos sillones del siglo XXI, resultaría imposible entender las pirámides de Egipto, las campañas de Alejandro Magno, las conquistas de las legiones romanas o la construcción de las catedrales. Propongan una empresa similar a cualquiera de éstas en su próxima reunión de comunidad de vecinos y cuéntenme después si es posible entender la historia desde nuestros propios esquemas. 
Así pues, la próxima vez que escuchen a alguien decir que hay teorías que afirman que los árabes nunca conquistaron Hispania, intenten ofrecer a su interlocutor las pruebas que demuestran que decir tal cosa es un enorme disparate. Es posible que en muchos casos consigan que su contrincante les conceda la razón, pero estén preparados también para encontrarse con la más rotunda e irracional negativa a aceptar la evidencias más palmarias. Y es que, como decía el gran Rafael Sánchez Ferlosio, "nunca nadie convence a nadie de nada".


el dispensador dice: la historia no es más que una suma de ayeres, ayeres que dan forma a los "anteriores pretéritos", esos que han sido en sus propios momentos y bajo sus propias circunstancias... alguien ha interpretado aquellas realidades y ha escrito memorias que, aún siendo propias e individuales, ofrecen una visión de un tiempo... que luego, cada lector, interpretará según le plazca... muchas veces llegando a otras conclusiones, asumiendo distintas visiones, y hasta negando aquello que ha leído... siempre hay motivos para acercarse, tantos como para alejarse, lo cual no quita mérito a ningún hecho marcado por los tiempos pasados... las cosas sucedieron... luego, las interpretaciones de cada quién no son más que eso... una interpretación que podrá ser compartida o no.

la historia no escrita suele cuestionar la evidencia que proporcionan los tiempos... por ejemplo, se niega la existencia de la Atlántida, tanto como se niega la existencia de la Lemuria... sin embargo, evidencias demuestran que la humanidad siempre estuvo conectada y mezclada, oriente con occidente, occidente con oriente, desde siempre... y brutales cataclismos han producido cortes que luego se reestablecen por la necesidad humana de "encontrarse"... en este punto, nadie descubrió al otro, simplemente se trató de una convergencia temporal de gentes quietas versus gentes movilizándose... gentes movilizadas por necesidades versus gentes transitando sus vidas... y los "hechos" son demasiados como para ser pasados por alto, pero desde luego, la historia se compone hoy de intereses que defienden supremacías y sostienen en alto el condicionamiento de los otros a través de los colonialismos oportunistas que ocultan las miserias humanas de los reinos caídos en desuso, así como de los imperios gobernados por las soberbias de coronas que se apoyan en cabezas sin neuronas, con mucha mezquindad, y poco sentido social.

oriente ha circulado por occidente tanto como occidente lo ha hecho por oriente... y no hace falta ir a libro de historia alguno para darse cuenta que esto ha sido así... es visible para quien tenga los sentidos suficientes y adecuados como para entenderlo... tan visible, como invisible lo es a los necios que nunca faltan...

los hechos laten en el alma de las herencias... de los sucesores... en los genes de las personas... y hasta en sus sueños, donde imágenes oníricas aparecen ofreciendo señales de pasados que nadie registró pero que permanecen vibrando por el sólo hecho de haber existido...

curiosamente, todos devenimos de un ayer que marca nuestro punto de inicio... y vamos sumando ayeres hasta que alcanzamos un umbral donde dejamos de ser, como presencias, como cuerpos, pero donde seguimos permaneciendo como espíritus... eso no resta en el futuro de los otros... tampoco lo hace en sus respectivos "mañanas necesarios" que dan forma a otros tantos destinos que deben ser cursados... y todo lo respirado permanece, para siempre...

finalmente, la historia es tal sin necesidad que hombre alguno la lea o estudie... la historia tiene entidad propia, sin el ser humano... obsérvese que la historia del universo, casi en su totalidad, no ha contado con testigos que documentasen los hechos, sin embargo dicha historia existe y ocupa espacios y tiempos... sólo para las mentes capaces de comprender que la mayoría de los "hechos" ocurren sin que hombre alguno participe... sin que nadie sea aplaudido... sin que nadie reciba una medalla... sin que nadie ponga su mejilla para recibir el beso del reconocimiento... y más allá, la creación como un todo... (créase en ella o no, da lo mismo)... no tiene ni patente, ni derechos de propiedad intelectual, un "algo" que es reflejo de las miserias del hombre, que necesita de la propiedad para reconocerse a sí mismo como "vivo"... sin darse cuenta que al hacerlo, se condena a lo efímero. FEBRERO 13, 2014.-

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