| Manuel García Viñó | ||
| Sevilla, España, 1928- 2013. Se licenció en Derecho por la Universidad de Sevilla. En 1951 fundó con Amalio García Arias, Fausto Botello y José María Requena, la revista de poesíaGuadalquivir. De 1960 a 1963 fue redactor jefe deLa Estafeta Literaria, revista en la que comenzó su andadura profesional como crítico de arte. También colaboró con el El Alcázar. En 1962 fue designado secretario adjunto del Ateneo de Madrid. Fue uno de los miembros fundadores de la Asociación Española de Críticos de Arte, de la Asociation Internationale des Critiques Littéraires y de la Asociación Española de Críticos Literarios. En 1965 recibió la pensión de Literatura de la fundación Juan March. Actualmente, escribe en La Razón. Sus novelas son existencialistas. | ||
 
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el dispensador dice: las realidades están superando a las ficciones... tanto que las gentes transitan un reality de rutinas volteadas en un extenso efecto dominó que mezcla lo mediatizado con los morbos, los deseos virtualizados con fantasías irrecuperables que van arrollando cualquier imaginación hasta transformarla en una novela muerta... donde todo es potencialmente real, o bien, donde nada es imposible, y donde las realidades se superponen unas a otras hasta confundir los límites de las realidades tangibles, habilitando a que los tiempos se salteen confundiendo a las mentes escasamente ejercitadas en la numerología cuántica, esa que arroja resultados antes de construir sus ecuaciones.
se está evaporando el tiempo, pero no sólo eso, se están evaporando los tiempos... y las vidas ya no se viven sino que se gastan, a cuenta, sin créditos posibles, porque la mentira se ha vuelto objeto de culto, porque la lealtad se confunde con obsecuencia y sentido de felpudos, donde la verdad produce miedos porque su interpretación condena al modo de la inquisición sobre pensamiento de Galileo... sin embargo, las cosas son como son en sí mismas, sin alternativas, sin segundas opciones de interpretaciones...
la búsqueda de cada ser humano es necesaria...
pero hay seres humanos que no quieren buscar nada... que tienen temor de hacerlo, porque no quieren enfrentarse a las consecuencias que implica el encontrar algo... algo buscado que puede convertirse en impensado... o algo no deseado que pueda aparecer para luego sentirse involucrado, responsable ante la irresponsabilidad de haberse acostumbrado a negar lo evidente, a burlar las consecuencias, a disimular las inconveniencias...
la búsqueda puede conducirte a la construcción... a la comprensión... al entendimiento... a dimensionar la lógica o la ilógica de la razón... pero también, puede ser sinónimo de destrucción cuando lo que se traduce es la imcomprensión común a los personajes que huyen de las páginas de una novela, para evitar vivir las circunstancias implacables que hacen a cada destino... que visten o desvisten cada gracia...
pregúntate: ¿qué buscas?... y que no te sorprenda lo que encuentres... porque siempre se recoge... aquello que siembras... FEBRERO 17, 2014.-
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