domingo, 9 de noviembre de 2014

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Lola Huete Machado

África no es un país

"Salvo por el nombre geográfico, África no existe", decía Ryszard Kapucinski. Y sí, desde Europa, acostumbramos a simplificar su realidad hasta hacerla una y pobre, catastrófica y dependiente. Pero África es un continente: 55 países, mil millones de personas, multiplicidad de mundos, etnias, voces, culturas... África heterogénea y rica contada desde allí y desde aquí. Un blog coral creado y coordinado por Lola Huete Machado.
mapa de África


Una guerra de liberación que marcó a fuego África

Por:  06 de noviembre de 2014
Por Omer Freixa (*)
El 1 de noviembre se cumplieron 60 años del inicio de una de las guerras más cruentas que sufrió el proceso de las independencias en el llamado Tercer Mundo,los casi ocho años de combate en la Argelia francesa. Ese Día de Todos los Santos de 1954 un matrimonio francés de maestros (Monnerot), que disfrutaba de su luna de miel en el país árabe fue fusilado en los montes Aurés, al este del país más grande de África. Ese fue el puntapié inicial de la tragedia.
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Argel, 1960. Barricadas. Fotografía de Christophe Marcheux

Argelia, dentro de África, sufrió desde temprano el rigor del colonialismo.
 En 1830, año de inicio de la ocupación francesa, comenzó la resistencia local. Existe una tradición combativa que explica que el inicio de la guerra de liberación iniciada en 1954 no constituye exactamente una novedad. Al contrario, el descontento no cesó en ningún momento durante los 132 años de dominio francés.
Francia ocupó rápidamente Argel en 1830 pero su presencia en el interior fue resistida varios años. En 1847 el territorio fue pacificado y pasó a formar parte de la Francia metropolitana, un status único para un territorio de ultramar. La pacificación del territorio justificó la anexión colonial y la llegada de colonos franceses (y europeos), los pieds noirs, cerca de 40.000 hacia 1845, frente a unos tres millones de nativos, a quienes despojaron de las mejores tierras con argumentación en su pretendida superioridad racial. La malnutrición fue una constante en las familias nativas, lo que alimentó el estereotipo de que el trabajador argelino era lerdo y perezoso.
En 1870 los colonos eran 200.000 y solo éstos recibieron verdaderos beneficios. Poco antes del estallido de la guerra, sumaban como un millón y, de ocho millones de musulmanes, solo 15 tenían representación en la Asamblea Nacional. Cada vez un mayor número de nativos eran gobernados por un menor número de administradores europeos. En áreas rurales apenas 250 franceses gobernaban cuatro millones de musulmanes. También estos resultaron excluidos de la ciudadanía francesa, a excepción de unos pocos. La brecha entre los dos grupos era enorme, en todo sentido.
La senda directa hacia el inicio de la guerra de liberación se produjo en 1945, en la ciudad de Sétif, predominantemente musulmana y siempre presta a la radicalización. El 8 de mayo de 1945 debiera haber sido un día de festejo en virtud de producirse la rendición alemana y el comienzo del final de la Segunda Guerra Mundial, pero bien pronto la celebración devino en masacre. Francia hasta entonces no había reconocido en absoluto la contribución argelina al esfuerzo bélico que cesaba. Además, la economía no ayudaba, se habían producido dos años de malas cosechas, y no caía una gota desde enero. El célebre escritor Albert Camus vio niños comiendo de los potes de basura a la par de los perros vagabundos.
Los nacionalistas argelinos ven Sétif como una desgracia y el nacimiento del nacionalismo argelino. Según sus cálculos, cuentan 45.000 caídos. El impacto de la represión fue imborrable en la memoria local. Los franceses tras eso dieron algunas (e insuficientes) reformas, y se mantuvo una precaria paz hasta 1954.
En mayo de 1954 los franceses tuvieron un serio revés en Dien Bien Phu, el último bastión francés en Indochina donde, asediado casi dos meses por las fuerzas locales, cayó con el alto costo de 13.000 bajas francesas, siendo un duro golpe psicológico infringido por un movimiento de resistencia frente a una fuerza de ocupación colonial y occidental. Tendría hondas repercusiones en breve en Argelia. Luego, la nacionalización del Canal de Suez en 1956 fue otro duro golpe al orgullo francés.
Hasta el momento la oposición local había sido de tendencia moderada, pero tras 1945 algo cambió. El futuro presidente del país independiente, Ahmed Ben Bella, un campesino y veterano de la Segunda Guerra Mundial, fundador de la Organización Especial (OS), planteó la lucha contra el régimen colonial bajo todas las formas, fueran legales o no. Se trató del primer grupo nacionalista que confrontó a la metrópoli, antecesor directo del Frente Nacional de Liberación (FLN) que enarboló la lucha emancipatoria.
El 10 de octubre de 1954 el grupo se rebautizó con el nombre definitivo que lo haría famoso en todo el mundo (FLN) y estableció fecha para el comienzo de la insurrección, el 1º de noviembre de 1954, Día de Todos los Santos. El motivo de la elección fue que los colonos franceses estarían celebrando la efeméride y, en el plano simbólico, ésta hace referencia a mártires, como los caídos tras la brutal represión de Sétif.
El matrimonio Monnerot fue la primera víctima civil en el inicio de la guerra que duraría poco menos de una década. Tras producirse unos 70 ataques del FNL, la reacción francesa fue ofensiva. El Primer Ministro afirmó que Argelia era parte de la Francia, dio la orden de atacar. Tras ser replegados los guerrilleros a las montañas de Aurés, en la primavera de 1955, el FNL inició una ofensiva. Mientras tanto, el ejército francés llegó a 100.000 efectivos, casi el doble del momento en que iniciara la revuelta.
Un giro decisivo fue lo que provocó la masacre de Philippeville en agosto de 1955, donde la intención del grupo rebelde fue recrear lo ocurrido en Sétif en 1945, pero a mayor escala. Como saldo, el FNL indicó al menos 12.000 muertos. Allí comenzó el verdadero horror, un infierno de violencia sin retorno.
Mientras tanto, con escasa difusión internacional, el grupo aprovechó la Conferencia de Bandung (abril de 1955) para promocionar a nivel mundial sus objetivos anticoloniales. Para comienzos de 1956 el FNL contaba entre 15.000 a 20.000 miembros. Los temores de los colonos se acrecentaron y pidieron refuerzos a la metrópoli, un total de 500.000 hombres y mayor tiempo de conscripción. El secuestro de Ben Bella en octubre de 1956, al margen de la ley internacional, hizo más popular la causa del FNL y éste comenzó a gozar del apoyo de los recién independizados Marruecos y Túnez.
En 1957 la guerra giró del entorno rural al urbano. Comenzó la Batalla de Argel, inmortalizada por el cine, uno de los momentos más intensos de toda la guerra donde Francia cargó con todo y redundó en la pérdida de poder argelino desencadenando la huida de varios dirigentes del FNL a Túnez. Por otra parte, en dicha batalla se desenvolvieron novedosas formas de tortura y contraespionaje que marcaron la singularidad de esta guerra. Por ejemplo, se difundió el método de lagégène, las descargas eléctricas como forma de extraer testimonios en interrogatorios. En suma, modos que harían propios las dictaduras latinoamericanas prontamente (la temida “picana”). Argelia fue una suerte de laboratorio de este horror. Se calcula que hubo 3.000 “desaparecidos” durante estos procedimientos militares. De ambos bandos hubo excesos. A comienzos de 1956 el FNL había eliminado 550 soldados franceses y miembros de las fuerzas de seguridad locales.
En los albores de 1958 Francia daba por ganada la guerra. El año anterior el FNL había perdido cerca de 6.000 hombres. Además, hubo un motivo novedoso más para evitar que la metrópoli abandonara Argelia (como dos años antes había hecho las maletas en sus protectorados de Marruecos y Túnez), el descubrimiento de petróleo. Pero los problemas en Francia se hicieron sentir en Argelia. El conflicto estaba manchando la reputación gala a nivel internacional, jaqueada la nación tras la segunda gran guerra y el ascenso de las superpotencias, mientras la crisis económica empeoró el cuadro de vacío de poder. En suma, la Cuarta República se tambaleaba. Pero ningún francés pensó en la retirada en Argelia, vista la guerra como un baluarte contra la causa comunista y el peligro rojo. En mayo de 1958 una rebelión de oficiales franceses en Argelia por poco provoca una guerra civil y la caída del gobierno en París. Como fuera, se necesitaba de un liderazgo fuerte para salir de ese impasse.
El consenso giró en torno del retorno del general Charles de Gaulle, héroe de la resistencia durante la ocupación nazi. A los 67 años, e interrumpiendo un retiro de 12, volvía al poder este prestigioso francés para una nación que había perdido el suyo, impulsado por la fuerza de las circunstancias. Era el 1° de junio de 1958.
Aclamado como un salvador tanto por el Ejército en Argelia como por los pieds noirs, ambos suponían que perpetuaría la idea de una “Argelia francesa”. Pero el futuro los desilusionaría. La presión internacional en la era bipolar obligaba a desprenderse de los imperios coloniales y de Gaulle no resultó indiferente a esta premisa. En efecto, todas las posesiones coloniales francesas en África fueron liquidadas en 1960, a excepción de Argelia. El hastío frente a una guerra que entró en su sexto año también influyó sobremanera en el desmantelamiento del imperio colonial francés.
Si bien de Gaulle prometió durante su campaña la victoria definitiva en Argelia, sin embargo llegado al poder, emprendió la “política del alcaucil”, que en el fondo consistía en deshojar a los grupos más radicales que en el pasado se oponían a la pacificación en Argelia, como los “ultras” dentro de los colonos. El presidente al final mostró su determinación en acabar con la Argelia francesa, pese al revuelo del millón de colonos franceses y la erupción de más violencia. En febrero de 1961 se abrieron las negociaciones de paz que prosiguieron pese a un golpe de oficiales retirados en Argel, controlado en cuatro días, y numerosos intentos de asesinato a de Gaulle. Lo que él definió como una “salida honrosa” fue la firma de la independencia el 18 de marzo de 1962 en los Acuerdos de Evián, con el cese del fuego. Pero aún no concluía la pesadilla.
El grupo más radical dentro de los oficiales disidentes a de Gaulle, la Organización Armada Secreta (OAS), a la que se unieron los pieds noirs ultras, atacaba a la población musulmana en represalia, mientras el FNL descargó su violencia contra los harkis, musulmanes que combatieron del lado francés. De un cuarto de millón solo 15.000 lograron escapar de Argelia. Finalmente, el gobierno metropolitano reconoció la independencia argelina el 5 de julio de ese año.
Las consecuencias de esta guerra fueron espectaculares. Se calcula un millón de muertos del lado argelino (cerca de una décima parte de la población) y 20.000 bajas del lado francés, mientras unos 900.000 colonos emigraron raudamente al término de la guerra, como había profetizado en cierto modo Camus en 1939, en una de las migraciones más grandes del siglo XX. Solo a París arribaron (junto a refugiados musulmanes) 1.380.000 personas, a la par que en una ciudad populosa como Orán, a comienzos de agosto de 1962, de 250.000 habitantes europeos, solo quedaron 40.000.
Si bien el conflicto finalizó formalmente en 1962, su paso causó profundas cicatrices. Las aerolíneas francesas volvieron a operar en suelo argelino recién en 1975, con la primera visita de un presidente galo.
Para peor, pocas enseñanzas se sacaron del sufrimiento pasado. Una nueva guerra civil estalló en los años 90, lo que demuestra, además, que las cicatrices no sanaron. Este nuevo conflicto, más prolongado que la guerra de liberación, dejó unos 50.000 muertos en un combate tan horrendo y cruel como el iniciado hace 60 años. En el marco de la guerra de liberación se formaron los grupos más radicales que combatieron casi treinta años después. Hace 60 años inició una guerra que representa un horror mayor en la historia del colonialismo y la cual continúa manchando la reputación francesa, hoy día, a más de medio siglo de finalizada.
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Omer Freixa Historiador. Especialista en estudios afroamericanos. Africanista.
@OmerFreixa

SOBRE LOS AUTORES

Lola Huete MachadoRedactora de El País y El País Semanal desde 1993, ha publicado reportajes sobre los cinco continentes. Psicóloga y viajera empedernida, aterrizó en Alemania al caer el muro de Berlín y aún así, fue capaz de regresar a España y contarlo. Compartiendo aquello se hizo periodista. Veinte años lleva. Un buen día miró hacia África, y descubrió que lo ignoraba todo. Por la necesidad de saber fundó este blog. Ahora coordina la sección Planeta Futuro.
Chema CaballeroChema Caballero. Llegó a África en 1992 y desde entonces su vida giró en torno a sus gentes, su color y olor, sus alegrías y angustias, sus esperanzas y ganas de vivir. Fue misionero javeriano y llevó a cabo programas de educación y recuperación de niñ@s soldado en Sierra Leona durante dos décadas, que fueron modelo.
José NaranjoJosé Naranjo. Freelance residente en Dakar desde 2011. Viajó al continente para profundizar en el fenómeno de las migraciones, del que ha escrito dos libros, 'Cayucos' (2006) y 'Los Invisibles de Kolda' (2009), que le llevaron a Marruecos, Malí, Mauritania, Argelia, Gambia, Cabo Verde y Senegal, donde aterrizó finalmente. Le apasiona la energía que desprende África.
Ángeles JuradoÁngeles JuradoPeriodista y escritora. Trabaja en el equipo de comunicación de Casa África desde 2007. Le interesa la cultura, la cooperación, la geopolítica o la mirada femenina del mundo. De África prefiere su literatura, los medios, Internet y los movimientos sociales, pero ante todo ama a Ben Okri, Véronique Tadjo y Boubacar Boris Diop, por citar solo tres plumas imprescindibles.
Chido OnumahChido Onumah. Reputado escritor y periodista nigeriano. Trabaja como tal en su país y en Ghana, Canadá e India. Está involucrado desde hace una década en formar a periodistas en África. Es coordinador del centro panafricano AFRICMIl (en Abuja), enfocado en la educación mediática de los jóvenes. Prepara su doctorado en la Universidad Autónoma de Barcelona. Su último libro se titula 'Time to Reclaim Nigeria'.
Akua DjanieAkua Djanie. Así se hace llamar como escritora. Pero en televisión o en radio es Blakofe. Con más de tres lustros de carrera profesional, Akua es uno de los nombres sonados en los medios de su país. Residente en Reino Unido, fue en 1995, en uno de sus viajes a Ghana, cuando llegó su triunfo televisivo. Hoy vive y trabaja entre ambos países. La puedes encontrar en su página, Blakofe; en la revista New African, en Youtube aquí o aquí...

el dispensador dice: el colonialismo es una expresión de las soberbias medievales, una traducción exacta del pensamiento inquisidor, un modelo de exclusión sustentado desde reyes ignorantes por excelencia, rodeados de felpudos con formas humanas, que ceden sus dignidades a cambio de migas de pan... 

por donde ha pasado occidente hay huellas de dramas y tragedias...

África es así como ha sido la mayor de las víctimas del colonialismo occidental ejercido por poderes aberrantes... poderes que aún están vigentes en todos y cada uno de los rincones de un continente rico en hechos culturales, prolijamente borrados de una historia jamás escrita, porque el propio occidente se ocupó en inventarse una para sí mismo y sus glorias mentidas...

a los herederos les queda el dolor de los silencios... el dolor de aquello que no pueden hablar, por temores acumulados y por miedos que se los han ido carcomiendo... se les nota en sus miradas... en sus suspiros, así como en sus sentidos por los duendes y sus hadas...

África está marcada a fuego por los cinismos de un occidente desquiciado desde el imperio romano para aquí... nada distinto a lo que se observa en la América Latina que tampoco es un país, ni  mucho menos una comarca... donde hoy la corrupción política marca cualquier escenario, llenándola de degradación humana con forma de drogas, alcoholes, sexos fáciles y oportunistas, ignorancias sociales sembradas desde los focos de poder, para facilitar la dominación impuesta desde los miedos...

el triste ejemplo de Iguala (México) es un atentado a la cultura humana así como otro atentado a los humanismos, algo que bien se conoce y se reconoce en cada rincón del África ancestral... ya que las masacres, los holocaustos y los genocidios son el fiel reflejo de la presencia del colonialismo, que utilizó la evangelización para hacer una limpieza étnica que luego tomaría forma en el seno de la propia europa, persiguiendo judíos pobres a manos de otros judíos ricos de esencia nazi...

el orbe humano contiene marcas de fuegos... herencias truncas... destinos hechos trizas... dones sacrificados por nada... talentos sacrificados por nada... genios borrados de la historia, así como sabios negados por otros que no tuvieron escrúpulos a la hora de mentir falsas glorias... y no caben dudas que el "eje del mal" reside en el occidente reinal...

hoy, la humanidad intenta hacer prevalecer los humanismos que la salven de su extinción potencial e inducida desde el poder en cualquiera de sus formas...

hoy, esa misma humanidad intenta sostener en alto el altar de sus culturas humanas, a como sea y al precio que sea...

porque la humanidad ha descubierto que Dios no castiga a sus hijos, antes bien los ama y los protege... siempre que la gracia quede del lado de la luz... el tiempo no significa nada y su geometría tampoco... porque los destinos van y vienen, se renuevan, mientras la humanidad escala el sentido de sus oraciones según lo que cada tribu cree...

porque esa misma humanidad ha descubierto que sólo la FE puede... ya que el poder, no sólo no sirve para nada, sino que además hiere los sentidos de las almas, quebrando los valores, tergiversando las éticas, favoreciendo a los que roban y asaltan las voluntades y los esfuerzos de los inocentes...

porque esa misma humanidad ha descubierto que cuando el tiempo se dobla... el poder se vaporiza regresando al infierno al que pertenece. NOVIEMBRE 09, 2014.-

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