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LA RESIGNACIÓN DEL PRAGMATISMO INTRASCENDENTE
Hombres de madera
Gustavo Espinosa
Una de las modalidades de la críticainstauradas por la modernidad consiste en declarar que ciertas prácticas o ideas originadas en culturas premodernas (excéntricas respecto de la propia modernidad, cuando no subordinadas o destruidas brutalmente por ella) resultan más racionales o moralmente más aceptables que ciertas prácticas o ideas modernas. Quizás el fundador de este procedimiento sea Montaigne, quien en su ensayo Acerca de los caníbales, anticipa el modelo de buen salvaje, desarrollado siglos después por Rousseau, y nos recuerda, de paso, que el horror y la irracionalidad nunca han sido rasgos exclusivos de los bárbaros: No dejo de reconocer la barbarie y el horror que supone comerse al enemigo. (...)Desgarrar por medio de suplicios y tormentos un cuerpo todavía lleno de vida, asarlo lentamente y echarlo luego a los perros o a los cerdos; esto no sólo lo hemos leído, sino que lo hemos visto recientemente, y no es que se tratara de antiguos enemigos, sino de vecinos y conciudadanos, con la agravante circunstancia de que para la comisión de tal horror sirvieron de pretexto la piedad y la religión. Esto es mucho más bárbaro que asar el cuerpo de un hombre y comérselo después de muerto.
Este dispositivo crítico (especie de homeopatía o antídoto de la civilización) se ha continuado, vulgarizado y extremado hasta hoy. Uno de sus matices es la interpretación de ciertas leyendas o narrativas de explicación como admoniciones proféticas, como advertencias legitimadas en un saber arcaico y elemental que solo hemos llegado a comprender tarde, mal o en vano.
Ojalá que la simple analogía que pretendo mostrar (entre un relato maya y ciertas situaciones o tendencias actuales) no aparezca demasiado contaminada de esa tradición antimoderna.
El Popol-Vuh, Libro del concejo (¿o consejo?), o de la comunidad o de las esteras, según diversas traducciones y transculturaciones, es una recopilación de tradiciones del pueblo maya-quiché. La manera en que llega hasta nosotros genera cierta insatisfacción o ansiedad, nos provoca la certeza de que solo podemos sospechar sus contenidos a través de la extrañeza y la falsificación. Todas las traducciones provienen de un texto del siglo XVI, el Manuscrito de Chichicastenango, atribuido a un maya cristianizado como Diego Reynoso, quien —no se sabe si memorizando o inventando o copiando de un documento perdido— alfabetizó en caracteres latinos y lengua quiché los pictogramas originales. La narración empieza con una cosmogonía: iluminados con plumas verdes y azules, sobre las tinieblas del mar indiferenciado, aparecen los demiurgos, Tepeu, Gucumatz y Hurakán. Luego de crear la variedad del mundo con sus accidentes geográficos y el reino vegetal, anuncian la necesidad perentoria de hacer una criatura que los reconozca como creadores, que sepa sus nombres, que los venere y los alimente. Los dioses deliberan, proyectan, y luego, utilizando solo la palabra como instrumento sobrenatural de la creación, suscitan a los animales. Cuando ordenan a estas criaturas que digan los nombres de los creadores, solo se oye un caos de graznidos, trinos y rugidos insignificantes; el primer intento de crear una criatura racional ha fallado. Los creadores castigan esta imperfección de sus criaturas (que es en realidad una falla en el know how de los propios dioses), condenándolas a vivir en cuevas, o en las copas de los árboles, y a comerse los unos a los otros. Así, la equivocación de los hacedores deja su huella en el mundo, tal y como lo conocemos, y el mito cumple con su carácter fundamental de explicación y legitimación.
Luego, Tepeu, Gucumatz y Hurakán intentan rectificarse, y para eso hacen un hombre de barro: es una especie deincredible melting man de alfarería, que no estaba bien hecho porque quedaba blando y se deshacía (...) no sostenía la cabeza, la cara se le corría, tenía la vista nublada y no podía mirar hacia atrás. Este monstruo tampoco pudo decir los nombres de sus progenitores, por lo cual lo deshicieron, y no quedó ningún rastro de él en la creación.
Ansiosos y fastidiados, porque debían crear al hombre—tal como lo habían diseñado— antes de que terminara aquella noche primordial, los demiurgos consultaron a otras deidades y, por consejo de éstas, inventaron los hombres de madera, quienes al principio hablaron de forma incoherente, se multiplicaron, hicieron algo así como una cultura, pero no pensaban ni hablaban con el creador y el hacedor, sus formadores y vivificadores. Y por ese motivo fueron ahogados y muertos.
La destrucción de los hombres de madera[1] es redundante y apocalíptica: comienza con una inundación seguida de un diluvio de fuego; luego aparecen animales fabulosos que mutilan o despedazan a los hombres de palo, y finalmente —y esto es lo llamativo— ocurre una rebelión de todos los artefactos que aquellos androides habían creado. Las ollas, las piedras del fogón, los animales domésticos (gallinas y perros), en fin, toda la tecnología que los muñecos de madera habían logrado desarrollar se volvió rencorosamente contra ellos: y todo comenzó a hablar; las tinajas, los comales, los platos, las ollas, los perros, las piedras de moler. Todo cuanto había se levantó golpeándolos en la cara.-Nos han hecho mucho daño. Nos comían y ahora los castigaremos -les dijeron sus perros y sus gallinas (...) -¿cómo no razonaban; cómo no pensaban en ustedes mismos?Así, casi toda aquella estirpe fue arrasada. Algunos ejemplares, tiznados y degradados pudieron huir y refugiarse en las selvas: ellos son los monos, tan parecidos a los hombres.
En este episodio puede entreverse la anticipación o el modelo de un tópico de la ciencia ficción (el invento se vuelve autónomo y hostil respecto al inventor), cuyo arquetipo tal vez sea Frankenstein, y cuyas realizaciones y variantes, en la literatura y el cine, son innumerables. Pero en estos casos la rebelión de robots, computadoras o alimañas intervenidas genéticamente, ocurre por hybris, por la soberbia irresponsable de los hombres, por exceso. La cosmogonía maya-quiché, en cambio, propone que la catástrofe se da por estupidez. Los hombres de madera pueden manejar, durante cierto tiempo, una tecné, pero carecen de memoria, de un lenguaje lo suficientemente sofisticado para nombrar aquello que los hizo, y por eso son abolidos y sustituidos por las propias prótesis que han logrado crear.
En el Uruguay actual, en el mundo tal vez, la administración progresista del capitalismo posliberal, y también quienes se oponen a ella, proponen una educación resignada al pragmatismo in-trascendente, subalterna de la técnica y el mercado. Esto implica la creación y reproducción de operadores sin memoria ni logos, melancólicamente parecidos a los hombres, pero incapaces de hacerse cargo (para venerarla, para negarla y modificarla) de la civilización que los hizo: muñecos de madera.
Nota:
[1] Hay un poema de Circe Maia sobre este asunto.
el dispensador dice: algo anda mal en el aire que respiran los humanos... no los deja pensar bien... no les sube el agua al tanque... sus pies están pesados... y andan por la vida peleados consigo mismos, con sus destinos, con sus gracias... densos podría decirse... aunque también podría aseverarse que algo tienen que ver las aguas, las que beben... será por los carbonatos, vaya uno a saber... no todos... pero una gran parte de la humanidad se está estupidizando... como si se los hubiese vacunado a efectos de ser dominados y luego esclavizarlos.... claro está, el modelo está destinado a un mundo descartable, compuesto siempre por los prójimos, lo cual es funcional a la resta de valores y a la tergiversación consecuente de estos...
entonces entiendo eso de Pinocho... la humanidad se ha vuelto titeresca... mientras que algunos que ostentan el poder, o dicen hacerlo, son marionetas de algunos desconocidos imbuidos de soberbias, cinismos, hipócritas que se les dice... es decir, hay hombres de madera por su condición de esclavos, pero hay otros que lo son por funcionarios funcionales al poder diablesco que domina los estamentos de la Tierra...
según cuenta la leyenda jamás escrita, los lemures tenían robots mezcla de humanos y búfalos, tal vez no búfalos pero sí algo parecido, y lo propio se dice de los atlantes... claro está, dado que Platón robó la historia a/de antiguas bibliotecas Nubias (entre ellas Pérgamo), la historia vino cortada, y salvo el minotauro, nadie sabe bien cómo era la cosa... aunque debe ser cierto, ya que las galerías de minas profundas aún existen como evidencia, y curiosamente... los ojos de estos transgénicos de otrora, estaban perfectamente adaptados para ver en la oscuridad... por otra parte, dado que los guerreros y los remeros eran personajes muy importantes para cualquier poder, no era cuestión de sacrificar habilidades y capacidades en labores aberrantes...
no, no te rías, algunos de esos robots llegaron hasta la civilización egipcia, al menos la que se conoce como tal, aunque en verdad fueron sus antecesores los que tenían varios modelos de robots de los que existen registros papirescos, tergiversados pero papirescos al fin... en efecto, en Tebas había varios de ellos... algunos de los cuales fueron a parar a Efeso... y no sólo allí.
los griegos eran demasiado utilitarios como entender de robots y de matemáticas cuánticas, así es que a partir de ellos, la humanidad se sumergió en filosofías baratas que se fueron olvidando de sus principios matemáticos y de sus otros geométricos, con lo cual las ciencias se vaciaron de éticas, convirtiéndose en meras prendas de cambio... mucha foto... mucha medalla... mucho beso... pero de "lógica"... nada...
por eso no sorprende que las investigaciones originales de arqueólogos y antropólogos de la etapa filosófica de las ciencias, hayan sido borrados de la historia, a efectos de imponer los modelos de la ignorancia del vulgo, algo muy aceptable a las miserias humanas de la clase política y económica que rige el mundo desde el imperio romano para aquí...
más aún, ahora, los hombres de terracota de China están quietos y en fila, pero alguna vez se movieron libremente por los campos del imperio... haciendo temer a los mortales por sus suertes... ya que el emperador tenía el don de convertir a las gentes en barros alfareros... pudiendo tener forma humana, o bien siendo una simple vasija... y eso sí que era magia, y de las buenas... nada de ilusionismos... pura magia
tal vez era una época de consciencias...
seguramente, al no haberse descubierto América, todavía... la humanidad no tenía la suerte de conocer al Dios que castigaba a sus hijos para enseñarles un raro catecismo, donde el prójimo se torna una suerte de objetivo a destruir, para luego arrasar la sociedad y tener derecho a apropiarse de todo, y hasta de escribir la historia a medida de los intereses de reyes, virreyes, adelantados, atrasados, y otros demócratas desquiciados (si los hay)...
los hombres de madera no necesitaban comer... tampoco dormir... por ende no iban al baño... no tenían relaciones sexuales, por consiguiente estaban libre del deseo de las libertades consecuentes, lo cual evitaba las rebeliones en masa o en galletita...
el asunto aquí es saber, descubrir, abordar, reflexionar, para determinar cómo fue que las clases políticas se volvieron de madera, esto es sin alma, sin escrúpulos, sin moral, dependientes de los poderes económicos y bancarios, también de maderas pero de peor calidad, construídos por un "dueño del mundo" salido del mismísimo infierno, muy creído de sí mismo, siempre dispuesto a embrollar cualquier realidad, pudrir cualquier circunstancia, deteriorar cualquier estado de armonías recurrentes, y con pretensión de esclavizar a los vivos, a los muertos, a los entenados, y a los por nacer...
es evidente el caracter inmortal de semejante idiota, el dueño del mundo, digo...
y a ello se debe que las gentes anden idiotas por la calle... mediatizados de tanto culo expuesto... de tanta vagina fast-track... de tanto pene veloz...
según recuerdo, el libro de los libros del Chilam-Balam, en alguna parte oportunamente borrada cuando se quemó la Biblioteca de Honduras, allá por el 1551, sacerdotes de mierda mediante, Iglesia Católica inquisidora y aberrante mediante, Papas inescrupulosos mediante, reyes mal paridos mediante, recitaba (el libro de los libros, digo) que aquellos robots de madera, de terracota, de piedra, y de otras facturas mayores y menores, murieron de hambre... pero también de soledad... pero también de silencios... cuando se dieron cuenta que el hombre que los había creado, estaba vacío de sentidos de creación, y sólo pretendía emularse al Dios del VERBO, un imposible propio de mortales ignorantes...
y debe ser por eso que los populismos, los socialismos, los democraticismos, los republicanicismos, los conservadorismos, los radicalismos, y otros "ismos"... han llevado al mundo humano globalizado, al mismísimo infierno, justo donde nos encontramos en este preciso instante... NOVIEMBRE 07, 2014.-
una humanidad sin dones genuinos,
una humanidad sin talentos genuinos,
una humanidad virtual...
es sólo una humanidad muerta,
sin capacidad para comprender el sentido del alma,
sin tiempo para valorar el propio espíritu,
por consiguiente,
sin entendimiento suficiente... para rendir culto al creador.
un creador al que, no obstante, se acudirá para pedirle gracias y favores...
raro este mundo!.
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