miércoles, 12 de noviembre de 2014

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Dos relatos inéditos en español de Antón Chéjov, el más actual de todos los rusos - ABC.es

Objetos personales de Antón Chéjov
Objetos personales de Antón Chéjov

Dos relatos inéditos de Chéjov

. Los «Cuentos completos» de Chéjov llegan a su segundo volumen. Ofrecemos dos relatos que se traducen por primera vez al español: «La ciudad más grande» y «El grajo»


Dos relatos inéditos en español de Antón Chéjov, el más actual de todos los rusos

Día 12/11/2014 - 14.15h

Los «Cuentos completos» de Chéjov llegan 

a su segundo volumen. Ofrecemos dos relatos 

que se traducen por primera vez al español: 

«La ciudad más grande» y «El grajo»





ABC


«La ciudad más grande»

En la memoria de los habitantes de la ciudad de Tim, en la provincia de Kursk, se conserva, para su vanidad, la leyenda siguiente.
En una ocasión, complicados azares llevaron a un corresponsal inglés hasta la ciudad de Tim. Llegó de paso.
–¿Qué ciudad es esta? –le preguntó al conductor al llegar a una calle.
–¡Tim! –respondió el conductor mientras maniobraba cuidadosamente entre profundos charcos y baches.
Mientras esperaba a que el conductor saliera del barrizal, el inglés se sentó en el pescante y se quedó dormido. Cuando se despertó una hora después, contempló una gran plaza sucia, llena de puestos de mercado, cerdos y una torre.
–Y esta, ¿qué ciudad es? –preguntó.
–Ti... ¡Tim! ¡Venga, condenado! –respondió el conductor, bajándose del carro y ayudando al caballo a salir de un socavón.
El corresponsal bostezó, cerró los ojos y se volvió a dormir. Cuando se despertó por culpa de una fuerte sacudida dos horas después, se frotó los ojos y vio una calle llena de pequeñas casas blancas. El conductor, hasta las rodillas de barro, tiraba de las riendas del caballo, luchando con todas sus fuerzas, mientras maldecía.
–Y esta, ¿qué ciudad es? –preguntó el inglés contemplando las casas.
–¡Tim!
Cuando un poco más tarde ya estaba en el hotel, el corresponsal se sentó a escribir: «La ciudad más grande de Rusia no es Moscú ni Petersburgo, sino Tim».

«El grajo»

Llegaron volando los grajos, giraban a montones sobre los campos rusos. Elegí al más respetable de todos ellos y comencé a hablar con él. La mala suerte es que me tocó un grajo razonador y moralizante, así que la conversación resultó algo aburrida. Esto fue lo que conversamos:
Yo.–Dicen que ustedes los grajos viven mucho tiempo. Tanto a ustedes como a los lucios, los colocan los naturalistas como ejemplo de una longevidad extraordinaria. ¿Cuántos años tiene usted?
El grajo.–Trescientos setenta y seis años.
Yo. –¡Oh! ¡De verdad! ¡Sí que habrás vivido! ¡A saber cuántos artículos hubiera escrito yo para La antigüedad rusa El Mensaje de la Historiade ser tan mayor como usted! ¡Si yo viviera trescientos setenta y seis años no me imagino cuántos relatos, cuentos y escenitas hubiera escrito en ese tiempo! ¡Cuánto habría ganado! ¿Usted qué ha hecho en todo ese tiempo, grajo?
El grajo.–¡Absolutamente nada, señor! Únicamente bebí, comí, dormí y me multipliqué...
Yo. –¡Debería darle vergüenza! ¡Me avergüenzo yo y me compadezco, pájaro estúpido! ¡Ha vivido trescientos setenta y seis años y es tan tonto como hace trescientos! ¡No ha progresado nada!
El grajo. –Pero no llega la inteligencia, señor, con la longevidad sino con la instrucción y educación. Mire usted el ejemplo de China... Más que yo ha vivido, y sigue siendo la misma indulgente que era hace mil años.
Yo (que continúo sorprendiéndome). –¡Trescientos setenta y seis años! ¡Pero si eso es una eternidad! En tanto tiempo, yo habría intentado entrar en todas las facultades, me habría casado veinte veces, hubiera probado todas las carreras y empleos, a saber para qué cargo hubiese valido, y seguro que me habría muerto como uno de los Rothschild. ¿Pero no ve que un rublo en un banco, al cinco por ciento de intereses, se convertiría en un millón al cabo de doscientos ochenta y tres años? ¡Haga las cuentas! Si hace doscientos ochenta y tres años hubiera depositado usted un rublo en el banco, ¡ahora tendría un millón! ¡Eres tonto, tonto! ¿No te da pena y vergüenza ser tan tonto?
El grajo. –Ni lo más mínimo... Nosotros seremos tontos, pero sin embargo nos consuela que en cuatrocientos años de vida, hacemos bastantes menos tonterías que las que un hombre hace en cuarenta... ¡Sí, señor! Vivo desde hace trescientos setenta y seis años, pero no he visto ni una sola vez a los grajos peleándose entre ellos, matándose los unos a los otros, y en cambio ustedes no pueden recordar un solo año sin guerra... Entre nosotros no nos desplumamos, no nos difamamos, no nos hacemos chantajes, no escribimos malas novelas ni poemas, no publicamos periódicos sensacionalistas... He vivido trescientos setenta y seis años y no he visto que nuestras hembras engañen y ofendan a sus maridos. ¿Y ustedes, señor? Entre nosotros no hay sirvientes, ni aduladores, ni traidores, ni vendedores de Cristo...
Pero en ese momento, a mi interlocutor lo llamaron sus compañeros y, sin acabar su discurso, salió volando a través del campo.
(La edición que de los «Cuentos completos» prepara Paul Viejo en Páginas de Espuma constará de cuatro volúmenes. El segundo se pone a la venta el día 12 de noviembre)
.-.-.



el dispensador dice:

espuma,

parecía consistente pero era bruma...

muro de almas que se arrumban,

se acercó por detrás,

tocó mi hombro,

le concedí mi atención,

me señaló el muro,

también el paredón,

me enseño el cielo,

mientras desplegó una oración...


me dijo: "acompáñame"...

se acercó al muro,

también a la pared,

sentí volvernos pequeños,

tanto que nadie nos podía ver,

y de pronto comenzamos a ingresar,

a un agujero compuesto por nada,

a un hueco propio de un mismo ser...

y de golpe no había nada,

no había muro,

tampoco pared,

sólo había aire,

que nadie lograba ver...


estábamos del otro lado,

y aún no había muro,

como tampoco había pared,

me dijo: "los sentidos son,

aquello que se quiere ver"...

"algunos no quieren pensar,

otros no quieren comprender,

pero la mayoría no quiere entender,

por miedo a tener que pensar,

para descubrir algo que no desean saber"...


espuma sólo ha de ser...


volví al tintero,

sin pluma,

ni papel...

sólo fui idea... y me esfumé...

NOVIEMBRE 12, 2014.-

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