jueves, 20 de noviembre de 2014

VISIÓN + MISIÓN + PREMONICIÓN = EL DON ▲ Stella A. Adadevoh, la doctora que salvó a Nigeria del ébola >> África no es un país >> Blogs Internacional EL PAÍS

Stella A. Adadevoh, la doctora que salvó a Nigeria del ébola >> África no es un país >> Blogs Internacional EL PAÍS

Lola Huete Machado

África no es un país

"Salvo por el nombre geográfico, África no existe", decía Ryszard Kapucinski. Y sí, desde Europa, acostumbramos a simplificar su realidad hasta hacerla una y pobre, catastrófica y dependiente. Pero África es un continente: 55 países, mil millones de personas, multiplicidad de mundos, etnias, voces, culturas... África heterogénea y rica contada desde allí y desde aquí. Un blog coral creado y coordinado por Lola Huete Machado.
mapa de África

SOBRE LOS AUTORES

Lola Huete MachadoRedactora de El País y El País Semanal desde 1993, ha publicado reportajes sobre los cinco continentes. Psicóloga y viajera empedernida, aterrizó en Alemania al caer el muro de Berlín y aún así, fue capaz de regresar a España y contarlo. Compartiendo aquello se hizo periodista. Veinte años lleva. Un buen día miró hacia África, y descubrió que lo ignoraba todo. Por la necesidad de saber fundó este blog. Ahora coordina la sección Planeta Futuro.
Chema CaballeroChema Caballero. Llegó a África en 1992 y desde entonces su vida giró en torno a sus gentes, su color y olor, sus alegrías y angustias, sus esperanzas y ganas de vivir. Fue misionero javeriano y llevó a cabo programas de educación y recuperación de niñ@s soldado en Sierra Leona durante dos décadas, que fueron modelo.
José NaranjoJosé Naranjo. Freelance residente en Dakar desde 2011. Viajó al continente para profundizar en el fenómeno de las migraciones, del que ha escrito dos libros, 'Cayucos' (2006) y 'Los Invisibles de Kolda' (2009), que le llevaron a Marruecos, Malí, Mauritania, Argelia, Gambia, Cabo Verde y Senegal, donde aterrizó finalmente. Le apasiona la energía que desprende África.
Ángeles JuradoÁngeles JuradoPeriodista y escritora. Trabaja en el equipo de comunicación de Casa África desde 2007. Le interesa la cultura, la cooperación, la geopolítica o la mirada femenina del mundo. De África prefiere su literatura, los medios, Internet y los movimientos sociales, pero ante todo ama a Ben Okri, Véronique Tadjo y Boubacar Boris Diop, por citar solo tres plumas imprescindibles.
Chido OnumahChido Onumah. Reputado escritor y periodista nigeriano. Trabaja como tal en su país y en Ghana, Canadá e India. Está involucrado desde hace una década en formar a periodistas en África. Es coordinador del centro panafricano AFRICMIl (en Abuja), enfocado en la educación mediática de los jóvenes. Prepara su doctorado en la Universidad Autónoma de Barcelona. Su último libro se titula 'Time to Reclaim Nigeria'.
Akua DjanieAkua Djanie. Así se hace llamar como escritora. Pero en televisión o en radio es Blakofe. Con más de tres lustros de carrera profesional, Akua es uno de los nombres sonados en los medios de su país. Residente en Reino Unido, fue en 1995, en uno de sus viajes a Ghana, cuando llegó su triunfo televisivo. Hoy vive y trabaja entre ambos países. La puedes encontrar en su página, Blakofe; en la revista New African, en Youtube aquí o aquí...





Stella A. Adadevoh, la doctora que salvó a Nigeria del ébola

Por:  17 de noviembre de 2014

Recientemente leímos en Planeta Futuro la historia de Faisal Shuaib, el hombre que pudo evitar la catástrofe de una epidemia de ébola en Nigeria desde su despacho del ministerio de Sanidad nigeriano. Sin embargo, pocos medios españoles se han hecho eco de la historia de la doctora Stella Ameyo Adadevoh (Lagos, 1956), que fue quien descubrió que el ébola había llegado al país alojado en el cuerpo del norteamericano de origen liberiano Patrick Sawyer.
José Naranjo es una de esas pocas plumas que nos contaron esta historia, también en Planeta Futuro y como parte de un artículo más amplio sobre la hecatombe que el ébola había significado para el personal sanitario africano. En su listado de bajas figuraba la doctora Adadevoh y así contaba su historia a finales de agosto:
De momento, Nigeria es el país menos afectado de los cuatro a donde ha llegado esta enfermedad. Y ello se debe en buena medida a la determinación y la valentía de una mujer, la doctora Stella Ameyo Adadevoh, endocrinóloga de 57 años. El pasado 20 de julio un avión de la compañía ASKY aterrizaba en Lagos con el estadounidense de origen liberiano Patrick Sawyer a bordo. Nada más llegar al aeropuerto, Sawyer fue trasladado al First Consultant Hospitalcon fiebre alta, malestar y vómitos, donde quedó en observación hasta que dos días después se confirmó que tenía ébola. La doctora Adadevoh lideraba el equipo médico que se hizo cargo del paciente y fue ella quien, personalmente y junto a la enfermera Justina Obi Ejelonu, impidió que Sawyer saliera del hospital en dirección a Calabar, a cientos de kilómetros de Lagos, donde tenía una reunión. Este gesto, que evitó que Sawyer fuera dejando a su paso un rastro mortal entre quienes intentaran ayudarle, probablemente salvó la vida de decenas de personas. Si no más. El virus ébola campando a sus anchas por el país más poblado de África hubiera sido un escenario aún más dramático que el actual, que ya es suficientemente complicado, sobre todo en Sierra Leona y Liberia. A los pocos días, tanto la doctora Adadevoh como la enfermera Ejelonu dieron positivo en las pruebas de ébola. Ambas fallecieron poco después.
Los medios nigerianos y anglófonos en general dedicaron varios artículos a la doctora nigeriana, subrayando que el suyo fue un diagnóstico vital para controlar la epidemia a la par que extremadamente complicado, porque era la primera vez que se daba un caso de ébola en Nigeria. Stella Ameyo Adadevoh dejó marido y un único hijo de 26 años recién cumplidos, Bankole Cardoso.
La BBC cuenta cómo su familia la vigiló, preocupada, durante los días en que el ébola aterrizó en el país y ella se encargó del caso Sawyer, cómo la vieron enfermar y morir y también cómo sufrieron la falta de reconocimiento del gobierno nigeriano y se emocionaron con el duelo nacional que provocó su muerte.

Los colegas de la doctora Adadevoh recuerdan que el trato con Patrick Sawyer no fue fácil. Se tomó a mal el hecho de ser confinado y aislado y reaccionó con violencia. Parece ser que, tras perder una hermana por causa del ébola apenas dos semanas antes de viajar a Nigeria, lo único que le interesaba era buscar una cura para su mal en una iglesia y no en un hospital. Había escapado de Liberia con la excusa de una conferencia en Calabar, a 750 kilómetros de Lagos, sembrando la enfermedad a su paso. Se derrumbó al llegar al aeropuerto Murtala Muhammed. No fue un paciente colaborador, negó contactos con enfermos de ébola y puso todas las dificultades posibles para ser tratado. A eso se sumaron las presiones desde el gobierno liberiano para liberarlo, que menudearon mientras esperaban los resultados de las pruebas para confirmar que tenía ébola.
La doctora Adadevoh fue implacable y concienzuda. En el proceso de tratamiento de Sawyer, cayeron enfermos once miembros del personal sanitario del First Consultant Hospital de Lagos, ella incluida. Sawyer provocó una veintena de casos y ocho muertes. Ella falleció el 19 de agosto. Al morir, dejaba a sus espaldas 21 años de servicio en el sector de la sanidad, un duelo nacional y la indignación popular en el momento en el que, el pasado mes de septiembre, el gobierno hizo público el listado de más de 300 personas que recibían Honores Nacionales sin incluirla. De nuevo, como sucedió con las niñas secuestradas en Chibok y en otras ocasiones, las autoridades del país no estaban a la altura de sus ciudadanos.
La doctora Adadevoh era hija de Babatunde Adadevoh, profesor de patología química y vicerrector de la Universidad de Lagos entre 1978 y 1980. Viene de una estirpe de académicos y personalidades, entre las que se incluye el nacionalistaHerbert Macaulay, nieto a su vez de Samuel Ajayi Crowther, el primer obispo anglicano africano. Pasó la mayor parte de su vida en Lagos. El parlamento de su estado ha pedido al gobernador Babatunde Fashola que rebautice el hospital de enfermedades infecciosas de Lagos con su nombre.
Más información:

Dr Stella Ameyo Adadevoh: Ebola victim and everyday hero (The Guardian)

Ebola crisis: How Nigeria's Dr Adadevoh fought the virus (BBC)

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el dispensador dice: a veces la magia te toca el hombro... otras sigue de largo buscando otras espaldas, otros hombros, otras auras... hay un don implícito en divisar el devenir, eso que está allí pero no puede ser visto, porque aún no se manifiesta, no se torna explícito, no ocurre, no tiene lugar, no sucede... sin embargo, alguien "elegido", tocado por la varita mágica del destino, puede verlo venir... anticipándose a los hechos a efectos de modificar el curso de los mismos convertidos en circunstancias que pueden afectar a otros, sus prójimos, algo que posiblemente no pueda suceder para él mismo, porque así funcionan las visiones premonitorias... un don que no encaja en razón alguna... no encaja en física neurológica alguna... no cabe en química neuronal alguna... el ámbito de los dones pertenece a la gracia original, ésa que se trae para nacer y que marcará el destino de cada quien... tema no menor... porque ello da forma a una "misión" de vida que guarda un sentido para el portador, pero uno mucho mayor para los otros que nunca serán conscientes de "dicha ayuda" celestial, divina, o como quiera llamársele...

el don se manifiesta mediante los talentos traducidos... a hechos... a momentos... a instantes que son en esencia irrepetibles, que aún cuando se asemejen a otros, nunca serán iguales ni siquiera por consonancia matemática...

cuando los talentos no se desarrollan, simplemente se duermen, primero, luego se secan... quedando en estado vegetativo hasta la próxima vida, hasta los próximos tiempos respirables que en los que alma "regrese" a transitar un tiempo, tiempos y la mitad de un tiempo...

alguien ve un virus que nadie percibe... y lo anticipa... modificándole la senda devoradora de destinos... dicho alguien es un anónimo igual a otros anónimos... algunos lo verán como si se tratase de un ángel de la luz... para otros pasará desapercibido... y no pocos lo ignorarán hasta que los intereses o las conveniencias promuevan esos raros acercamientos del destino, donde muchos ajenos "necesitan de la foto", aparecer, dejarse ver, para luego esfumarse como si nunca hubiesen existido, lapidando la oportunidad que se les hubo concedido...

todo bien, es como es, y no debe renegarse de ello...

el mundo humano, el real, no el político sino el social, está construído por la labor de los anónimos, los humildes, los silenciosos, los que pasan por la vida sin hacer alarde de nada... y gracias a ello... sus hechos permanecen... sin necesidad de los bronces. NOVIEMBRE 20, 2014.-

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