viernes, 3 de julio de 2015

OVILLO ▲ Y… ¿dónde queda el Sáhara? >> Blogs EL PAÍS

Y… ¿dónde queda el Sáhara? >> Blogs EL PAÍS



1000 VOCES PARA UN POEMA

Lapices
En el Sahara, desde hace mucho tiempo, hay grandes poetas que lanzan al mundo un par de versos con la intención de que otro gran poeta los continúe. Hasta que no aparece alguien a la altura de la calidad de los primeros versos, el poema queda incompleto. Y así, poco a poco, se va construyendo un poema con muchas voces. De manera paradójica, comenzamos con una Despedida, el título del poema que inaugura la sección de la mano del poeta Larosi Haidar. Dice así…

Cuán dulce es amar
y sentirse a la vez amado
pero amargo es el dejar
a quien tanto se ha esperado.

¡Poetas! os animamos a participar y así completar, esperamos, un gran poema coral.




Intentar mostrar la riqueza de la cultura saharaui. Ese es el objetivo de este espacio. Una cultura nacida de la narración oral, de los bellos paisajes del desierto, de las vidas nómadas y el apego a la tierra, de su origen árabe, bereber y musulmán, de sus costumbres únicas y de la relación con España que se remonta a más de un siglo. Una cultura vitalista, condicionada por una historia en pelea por la supervivencia desde 1975. Coordina Sukeina Aali Taleb



SOBRE LOS AUTORES

Sukina Aali-TalebHija del exilio, Sukina Aali-Taleb nació en Madrid por casualidad, de padre saharaui y madre gallega. Es miembro del grupo de escritores La Generación de la Amistad Saharaui y coautora del libro "La primavera saharaui, los escritores saharauis con Gdeim Izik", tras los acontecimientos de El Aaiún, en 2010. Periodista y profesora de Lengua Castellana y Literatura en institutos públicos de Madrid. Como no puede ser de otra manera, apoya al Frente POLISARIO en proyectos de ayuda a su pueblo, refugiado y abandonado a su suerte en Tinduf (Argelia), desde hace cuatro décadas.
Roberto MajánRoberto Maján, ilustrador. Le gusta decir que fue el último humano nacido en su pueblo; piensa que eso lo hace especial. Y que su abuela se empeñó en llamarle Roberto en memoria de Robert Kennedy asesinado cuatro días antes. En la época en que nació y se bautizó, el Sahara era español, en el mal sentido de la palabra. El lo sabía por las cartas que recibía de su tío Ramón, destinado allí en su servicio militar. Los sellos que las franqueaban prefiguraron el universo imaginario que tratará de recrear en las imágenes de este blog.
Bahia Mahmud AwahBahia Mahmud Awah. Escritor, poeta y profesor honorario de Antropología Social en la Universidad Autónoma de Madrid, natural de la República del Sahara Occidental. Nacido en los sesenta en la región sur del Sahara, Tiris, la patria del verso y los eruditos. Cursó estudios superiores entre La Habana y Madrid, donde reside. Pertenece al grupo de Escritores Saharauis en lengua castellana.
Willy VeletaWilly Veleta. Willy Veleta consiguió su licenciatura de periodismo de una universidad estadounidense (ahí queda eso) y ha trabajado en todos los canales privados de TV en España… de los que huyó cuando se dio cuenta de que querían becarios guapos. Ahora es profesor de periodismo en inglés y prepara su tercer libro, una novela sobre los medios.
Liman BoichaLiman Boicha. Se licenció en Periodismo en la Universidad de Oriente en Cuba. Después de una larga ausencia regresó a los campamentos de refugiados saharauis y durante cuatro años trabajó en la Radio Nacional Saharaui. Actualmente reside en Madrid. Ha publicado Los versos de la madera y ha participado en varias antologías de poesía saharaui: Añoranza, Um Draiga, Aaiún, gritando lo que se siente, entre otras. Forma parte del grupo poético Generación de la Amistad Saharaui y es miembro de la Asociación de Escritores por el Sahara-Bubisher.
Larosi HaidarLarosi Haidar. Tras el alto el fuego, se instaló en Granada, donde se licenció y doctoró en Traducción e Interpretación. Actualmente es profesor de esta misma disciplina en la Universidad de Granada y ha publicado varios trabajos relacionados con la cultura saharaui. También ha participado en varias antologías de poesía saharaui.




Memoria de vida [01]

Por:  01 de julio de 2015
Memoria_de_vida_01
                                                                                        Ilustración de Roberto Maján
VIDA - Sukina Aali-Taleb

He dejado de buscar tu nombre,
se había instalado en mí, no recuerdo desde cuándo,
quizá desde que la nieve cubría los bancos
y los paseos entre hileras de flores era nuestra rutina de fin de semana.

Dejé de rendirte cuentas,
de comer los domingos, de esperar tu llamada.
Me dijeron que la vida pasa, y que no importan las palabras,
y así una mañana me arrancaron tu nombre
y desde entonces no he vuelto a pronunciarlo.

He dejado de buscar tu nombre,
porque grito y nadie me contesta,
porque pregunto y no hay respuesta,
porque el silencio lo llena todo,
y se ríe de mí sin decir nada.

Es solo una palabra, pienso,
y entonces busco entre mis recuerdos,
y se me escapa el llanto, y no debo,
es solo una palabra, pienso.
Y te veo bailar en la cocina,
una suerte de albóndigas y gazpacho,
de vino dulce, de risas,
y no sé qué hacer con tu nombre.
Quiero decirlo, y no puedo.

De niña me enseñaron a unir sus sílabas,
pero nadie me dijo que un día tendría que aprender
 a dejar de pronunciarlo.
A eso nadie te enseña.
Eso lo aprendes solo.
Mejor rápido que lento.
Es solo una palabra, pienso.

Aprendí tu nombre cuando el mundo era un lugar seguro,
y las amapolas dibujaban un mar rojo
en los descampados,
y nos divertía hacer ramos de novia,
con pétalos que se deshacían en nuestras manos.
Y jugar al balón,
entre hierbas silvestres, abuelillos, espigas,
y olor a campo.
La ciudad lo tenía todo.
Tampoco conocías otro escenario.

Y de pronto  tu nombre,  arraigado en mi cuerpo,
se me hizo extraño.
Nadie me avisó. Lo borraron de mí
un mañana, fría como todas,
como si estuviera escrito con mala caligrafía,
como si ya no valiera.
Como si se hubiera agotado.
Las palabras no pasan, pienso.
Pero la vida pasa, me dijeron,
y que el tiempo no espera.
Cómo utilizar esta palabra que tanto quiero,
que me enseñaron con tanto esmero.
No sé qué debo pensar.
Este vocablo, que me dio la vida,
hoy se  me hace ajeno.

La vida borra con autoridad de un bandazo
vocablos de mi diccionario.
Me dicen que es una simple palabra, que es sencillo.
Mamá, decía ayer,
mamá, no volveré a decirlo. 
el dispensador dice:
mira... a veces pienso en blanco y negro,
así como otras veces sueño en colores,
navegando otoños rojos,
buscando puertos de inviernos,
supe de fríos nuevos y también de los eternos,
pero algo me fue llevando,
hacia un ecuador sin tiempo,
será porque para eso he nacido,
llorando los pasados,
atrayendo los olvidos,
niñez de desvalidos,
forajeros sin sentidos,
donde todo se escurre en rutinas,
de empujones y aullidos...

no sé cómo llegué al África,
tal vez fueron los alisios,
o quizás otros desquicios,
son más las veces que me he encontrado,
que aquellas en las que anduve perdido,
me cansé de las mentiras,
los reclamos y los quejidos,
y tanto me alejé que hasta me encontré escondido,
de ayeres con mucho peso específico,
al punto de verme huido,
hacia los desiertos pretendidos...

a la distancia,
entre el mar y el caracol vendido,
muchos no han sabido escuchar,
lo que se les anunció al oído,
de allí que se hayan extraviado,
siguiendo la huella errada,
y el oxidado destino,
las dunas se siguen por sus crestas,
ya que lo demás desorienta al vacío...

aprendí a andar de noche,
entre caravanas de bueyes perdidos,
soñando a paso hundido,
entre llantos y otros gritos,
diciendo lo que se piensa,
sin temor a la represalia del bandido,
porque hay mucha alma condenada,
mucha suelta... 
y mucha que ni siquiera reconoce a su espíritu...
por eso distingo a los demonios,
de sus infiernos emergidos,
aunque tengan forma humana,
los descubro por sus alaridos,
entre soledades y silencios,
de humanismos prescindidos...

hay arena en mis venas,
y hasta un poco de desierto bendecido,
he adoptado las caravanas,
para no permanecer más allá del tiempo perdido...
y de eso he aprendido,
ya ni siquiera regreso al puesto,
porque es bueno regalar huella al desprevenido.
JULIO 03, 2015.-
he enterrado mis lanzas,
he preferido el ovillo,
es bueno tejer alabanzas,
a la gracia que has recibido...
no cualquiera entiende lo respirado,
luego de haber vivido.

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