Hallan en Chile huella humana de hace 15,600 años, posiblemente la más antigua jamás encontrada en América
Durante años hemos leído tanto sobre el hallazgo de las muestras “más antiguas” de la civilización que corremos el riesgo de darle poca importancia a lo que realmente significan. El último de ellos es uno de los más espectaculares e importantes: la huella humana más antigua jamás encontrada en América.
El hallazgo ha tenido lugar en Chile, una huella que tiene 15.600 años de antigüedad y que posiblemente obligue a la comunidad científica a reevaluar la historia de la llegada de los seres humanos a América del Sur.
Y es que, si la paleontóloga Karen Moreno y su reciente estudio son correctos, estamos es ante la huella humana más antigua que jamás se haya encontrado en el continente. Un trabajo publicado en la revista PLOS One donde se proporciona evidencias que tienen ramificaciones muy significativas.
En realidad, la huella la descubrió en 2010 un estudiante de la universidad Austral, desde entonces, los científicos han pasado los últimos nueve años descartando la posibilidad de que pertenezca a algún tipo de especie animal y evaluando la edad estimada de dicho fósil.
Moreno explica que los investigadores también encontraron huesos de animales cerca, incluidos los de los posiblemente primeros elefantes. También explica que esta es la primera evidencia oficial de actividad humana en las Américas con más de 12.000 años, es decir, que la impresión es anterior a la evidencia más antigua anterior de humanos en América del Sur (con una diferencia de 1.000 años). Según la investigadora:
Poco a poco, en Sudamérica estamos comenzando a encontrar sitios con evidencia de presencia humana, pero este es el más antiguo de toda América.
La huella se encontró en Osorno, Chile. Una zona repleta de mastodontes y huesos de caballo, además de los primitivos restos de elefantes. Los investigadores creen que todos estos animales fueron cazados, ya que también se encontraron en el sitio escamas de piedra que fueron sido parte de herramientas o armas.
Para datar la huella, la paleontóloga adoptó un enfoque básico pero completamente lógico. La impresión en sí misma no puede ser fechada, pero el sedimento debajo de ella sí que puede. Afortunadamente, la misma capa que contenía la huella también tenía semillas, madera y un pedazo de cráneo de mastodonte incrustado en su tejido.
Precisamente esto fue lo que permitió crear una línea de tiempo fiable que precedió a la evidencia de la herramienta de piedra de 14.600 años que se encontró anteriormente en 2015.
Con todo, quedaba por dilucidar la gran pregunta, la segunda afirmación de Moreno de que la antigua huella la creó una persona, y esta también necesitaba evidencia científica para respaldarla.
Para ello realizaron hasta nueve experimentos donde Moreno y su equipo establecieron qué tipo de peso habría producido esta impresión en particular en los tipos de sedimentos en los que se encontraba. Finalmente descubrieron que el tipo de presión que habría producido esta huella habría pertenecido a un hombre adulto, descalzo, y de unos 70 kilos.
Además, Moreno atribuyó la impresión al Hominipes modernus, una designación reservada para impresiones que podrían pertenecer a los humanos modernos o sus especies relativas más cercanas.
Fuente: es.gizmodo.com
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