EL MAR TIERRA ADENTRO
Carlos de Hita
Carnota, Ponteceso, Eo, Villaviciosa, Oyambre, Tina Mayor, Santoña, Urdaibai, Txingudi... Nombres que suenan a fango y bruma, a temporales y cielos grises. En esta entrega se mezclan las aguas de algunas de las rías, lagunas costeras y estuarios que se abren al mar en las costas del norte peninsular, desde el Atlántico gallego hasta las protegidas ensenadas de Guipuzcoa; desde la Costa da Morte hasta el Bidasoa. Todas juntas, ninguna en particular. Puertos de acogida para las aves acuáticas que bajan del invierno en busca de refugio.
En la marea baja estos entrantes de mar se convierten en extensos barrizales por lo que corretean y picotean las aves de los limos. Al retirarse el agua las orillas se alejan, se ensanchan. Y las aves silban en la distancia. En este espacio imaginario, compuesto con grabaciones realizadas en muchos de ellos pero con el denominador común de tener los pies en el barro, silba, melancólico, un zarapito real; silban también varios archibebes comunes; se ríe una gaviota reidora y escapa un bando de patos azulones. Un andarríos chico anda –vuela, más bien- por la orilla de este mar menor. Y por encima de nuestras cabezas, ni en la tierra ni en el agua, grazna una garza real.
Amanecer en la Ría de Santoña, en Cantabria. | Carlos de Hita.
el dispensador dice:
aguas de mar,
horizontes lejanos,
fuerzas incontenibles,
profundidades sostenibles,
sales que curan,
sales que enferman,
sales que enseñan las diferencias...
aguas de río,
costas a mano,
lechos profundos,
lechos cercanos,
remolinos tremebundos,
toscas y barros,
playas cortas,
aventuras y nados,
el agua se sabe,
al alcanzar el otro lado...
aguas de arroyo,
cursos de paso,
todo está ahí, junto a la mano,
puede crecer,
ahogar al desesperado,
regresa para ser,
un curso obviado...
aguas en ojo,
fuentes en rojo,
brotan las mieles,
no se sabe cómo,
pero están allí,
esperando al travieso,
beber de sus aguas,
puede doler hasta viejo...
aguas de lluvia,
fuentes renovadas,
se crean solas,
por artes y magias,
contienen elementos que salvan almas,
el que la bebe siempre sana...
aguas dulces,
aguas saladas,
el solo tenerlas,
es bendición de hadas,
la vida humana es cuestión de fuentes,
si no la bautizas,
te atrapa la urgencia,
te domina la prisa,
y aquello que es serio lo tomas a risa...
hay una química propia de aguas,
también hay alquimia en las esperanzas,
y si sabes unirlas,
hallarás tu gracia.
hay un sonido propio de aguas,
suenan las quietas y las cascadas,
si sabes oirlas,
protegerán tus espaldas.
Enero 14, 2013.-
Dedicado a: Osvaldo Víctor, donde quiera que estés.
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