Poemas en los que se mezclan el pasado y la imaginación
LA EPIGRAFISTA
PAULINA VINDERMAN
(Hilos Editora - Buenos Aires)
La epigrafía es una ciencia -auxiliar a la Historia- a través de la cual se estudian las inscripciones hechas sobre materiales duros, estableciendo metodologías para interpretarlas. Es decir, su misión consiste en hacer de la escritura un análisis objetivo de los hechos pasados. Así es como en esta treintena de poemas (y aprovechando la feliz metáfora), Vinderman descifra e interpreta las modulaciones de su memoria buscando vigorizar el imaginario de su poética. Como resultado, dicho procedimiento pone al descubierto la palpitante emoción sobre cada palabra, moviéndose en el linde de una zona de intimidad, entre pasado y presente. A través de este trabajo paleográfico, nuestra poeta hace ingresar a la imaginación en su memoria espiritualizada (y viceversa).
Muchos poemas son expresiones consecuentes a ese principio lúdico. Como el hermano imaginario que tanto ama pero que no tuvo, una de las obsesiones personalísimas de esta poeta: Si hubieras vivido / hubiéramos disputado en los salones del rey, / hubiéramos disputado el futuro / y la humedad de los ojos de mamá / en los jardines de setos que nunca tuvo.
Hay una continuidad natural con los libros anteriores de la autora, con la salvedad de que aquí la apuesta parece concentrarse aún más en el poder proteico de la imaginación, en la sutileza delicada de su expresión onírica. ¿Y qué nos dice su voz? Ante todo, que el lenguaje es un organismo vivo. Una atmósfera de encantamiento, producto del luminoso vitalismo que irradia la calidad de su timbre. El lector es testigo de ello a través del ritmo calibrado, la respiración de cada verso, en la belleza de las elipsis. Se trata de un libro equilibrado en su secreta armonía, donde la tensión lírica se ve contenida por una elaborada combinación de sonido y sentido. Te dije / que la tristeza es sensual, que tu ausencia / se hace flor de invierno entre mis libros, / que el recuerdo de tu boca es mejor que tu boca.
"Un sueño", el último poema de la presente colección, es una obra maestra de lirismo concentrado. La reflexión y la experiencia vital, el juego de niveles de la imaginación: todo allí se conjuga para revelar una suerte de plegaria, una utopía de la dicha. La epigrafista, escrito bajo el rigor paciente de una vida abocada a la poesía, revela un libro donde la autora ha podido amplificar su superficie poética a través de esa curiosa aleación resultante entre pasado e imaginación: la memoria alucinada.
Otro hito dentro de los tantos conquistados por esta lírica argentina.
© LA GACETA
ESA MUJER
POR PAULINA VINDERMAN
(tierna, inestable)
va detrás de la sombra de un perro más viejo
que el mundo
y escribe la historia del vendedor de escobas
como si fuera un ensayo sobre la noche.
Esa mujer tiene a veces
un brillo de tornasol sobre su nuca.
Sólo a veces,
porque los días lo esfuman durante el destierro,
durante la derrota,
la derrota que se enciende puntualmente
entre las columnas jónicas -imaginadas-
a la hora en que el sol se cae,
en que el sol parece caerse para siempre.
("La última vez que nos vimos
ibas a contarme una historia, dice.")
el dispensador dice:
te vi andar por delante,
te vi trepar piedras tal como se escala la vida,
te vi lamer tus heridas,
te vi cultivar los silencios a través de los días,
te vi soñar despierta,
te vi aletargarte en la travesía,
me pregunté dónde residen las diferencias,
entre el regresar y la partida...
te vi amanecer anticipada,
te vi hacer magia cual hada,
te vi volar descalza,
te vi descender asombrada,
te vi adentrarte en la nada,
te vi ahuyentar fantasmas,
te vi sonreir con calma,
cuando te alcanzaban los dramas...
te vi no decir nada,
te vi en silencio de la madrugada,
te vi buscar frazada,
cuando el frío azotaba tu espalda,
te vi arrojar la espada,
ante las miserias humanas,
te vi asumir con grandeza,
la insolencia de aquellas miserias...
hay circunstancias en la vida,
que dan forma a las tragedias,
cuando los pies andan sin suelas,
las almas retornan a sus huellas,
haciendo que lo que resuena,
aturda al oportunismo que truena,
y así como así se cuelan,
las estrofas de los poemas,
haciendo de la poesía,
buena letra, de la buena.
Enero 08, 2013.-
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