viernes, 9 de agosto de 2013

NO VELA || El futuro de la novela | serescritor.com

lo recibí desde ESPAÑA, y lo comparto:
El futuro de la novela | serescritor.com

El futuro de la novela

Categoría (El libro digital, General) por Manu de Ordoñana el 08-08-2013

En el epílogo de su libro “Naturaleza de la novela”, premio Anagrama de Ensayo 2013, Luis Goytisolo (Barcelona, 1935) cavila sobre el futuro del libro. Cree que, poco a poco, el libro impreso desaparecerá y será sustituido por el libro digital, a medida que se vayan descubriendo artilugios más eficientes que permitan una lectura más cómoda. La tecnología no tiene más de diez años y hay que esperar mejoras importantes que van a facilitar todavía más el manejo de los dispositivos de lectura electrónica. Y el libro en papel se convertirá en objeto de coleccionismo, algo así como un vino de reserva para sibaritas.
Cultura literaria
Pero más que el futuro del libro, lo que inquieta más al autor es el porvenir de la novela, cosa que ya insinuó en su discurso de ingreso en la Real Academia Española, allá por al año 1995. Existe el peligro de que el gran público deje de leer y se conforme con darse por enterado de lo que sucede en el ámbito cultural, recurriendo a píldoras informáticas vía Internet, dejando para los especialistas la lectura de las obras literarias. El eclipse, que ya es un hecho en el ámbito de las artes, lo es también en varios géneros literarios ─la poesía, el teatro─ y empieza a serlo en el de la novela.
Los planes de enseñanza priman el conocimiento positivo que sirve al individuo para encontrar un empleo: loable intención. Pero descuidan el estudio de las humanidades, las asignaturas de letras que otorgan a la persona una formación suficiente para despertar en ella un cierto interés por la ilustración.
Leer novelas, ensayo o poesía no es una decisión espontánea, sino algo que deriva de un bagaje intelectual, de sentir la curiosidad de aprender y saber más acerca del mundo que nos rodea.
Sin una mínima instrucción, el ciudadano encuentra enormes dificultades para asimilar un texto literario medianamente complejo y se concentra en la lectura de productos sencillos, relatos mitológicos, historias relativas a secretos arcanos, en los que intervienen personajes fantásticos plenos de incoherencia, que seducen las regiones más primitivas de su cerebro, pero no las más evolucionadas, las que han surgido por el simple hecho de razonar, de aplicar el pensamiento a la comprensión de los fenómenos que rigen el universo.
La tendencia se hace evidente. Los contenidos están cada vez más orientados a divertir y menos a enseñar, al estilo de los antiguos folletines que ahora se llaman “bestsellers”. Parece como si ya hubiéramos descubierto todos los valores que hacen falta para transitar por este anchuroso planeta y sólo persiguiéramos el deleite, sin hacer ningún esfuerzo por cultivar la mente y buscar nuevos horizontes. Y no sólo son los contenidos, el soporte también contribuye. Se me hace muy difícil concebir que alguien sea capaz de leer a Kant en un ebook.
Todo escritor ha sido antes lector, lector empedernido, diría yo. Pero si el medio no propicia la lectura de novelas más o menos complejas, difícilmente surgirán vocaciones, serán escasos los escritores que afloren en un medio donde la cultura y educación recibida apuntan hacia otros derroteros que nada tienen que ver con la creación literaria. La juventud no siente placer alguno en sumergir su mente en el mundo de la fantasía y se refugia en la imagen para ocupar su tiempo, en lo superfluo que no exige esfuerzo intelectual alguno. Y esto es lo grave, porque cuando una determinada forma de expresión artística entra en conflicto con los hábitos sociales, su declive es inevitable.
Ya en 1999, Eduardo Mendoza decía que la novela tenía que replantearse su razón de ser, ya que se había producido un cambio radical en el modo de leer, con la llegada de los medios audiovisuales y contestaba con un simil a la pregunta de si la novela había muerto o no: Para los antiguos egipcios, una momia no era una persona viva, pero tampoco definitivamente muerta.
Vargas Llosa hizo al poco una referencia al contenido de este artículo para confirmar el diagnóstico, aunque con la esperanza de que “la novela de sofá” sobreviva e incluso de que sea capaz de dar frutos tan óptimos como los dio en el pasado, ya que, se diga lo que se diga, la novela ha sido y sigue siendo un género de minorías y no hay razón para creer que esta situación vaya a cambiar, ya que esas minorías no van a desaparecer nunca.
El debate está servido, las opiniones, repartidas, aunque la mayor parte de los escritores opina que los “The end” no le van a la novela.

el dispensador dice: en primer lugar, gracias Manu de Ordoñana , Donostia, San Sebastián, por compartir esta reflexión... gracias por permitirme compartirla con los miles de lectores de este intento literario llamado "el dispensador", un destello de hispanidad perdido entre los Andes del Sur, cerca de la Puna, cerca del cielo.

luego, el dispensador dice: la lengua española es rica, tanto que es difícil para los que hablan otras lenguas... por inferencia, simple, cabe pensar que el pensamiento hispano es tan rico como su lengua lo es, ya que las correlaciones proceden matemáticamente, y la vida, tanto como sus expresiones, proceden de ecuaciones químico-matemáticas que nadie, ninguno de nosotros, tiene tiempo de atender, porque la vida nos viste de apuros y nos cerca con urgencias que debemos despejar, del mismo modo que se hace con las fórmulas... todo sucede mientras dormimos... también sucede mientras estamos despiertos, ocupados en "vivir". Escribir, pintar, cincelar, crear, nos revela como espíritus... son vehículos que estampan las huellas más finas de nuestros espíritus... lo que sentimos, lo que llevamos en el alma... algo semejante a la memoria temporal de nuestro karma, una memoria que va acumulando "notas" a medida que vamos y venimos, que venimos y nos vamos, siguiendo aquello que hemos denominado "ciclos del destino".
Podría decirte que la vida es una novela, algo que otros interpretarán como "tragedia", algunos como "drama", y no pocos como "comedia", habiendo unos pocos que hacen de ella un culto a la burla... somos actores de un guión que se escribe día tras día, sin notarlo... y de pronto te das cuenta que la vida te queda por detrás... y que estás de frente a un mañana necesario que va siendo ocupado por otros, por prójimos cercanos o lejanos, por conocidos o desconocidos, por amados o por afectados, y que sin quererlo vas siendo parte de una historia, la que a su vez late, vibra al modo de una memoria que se irá evaporando a medida que los recuerdos de ti como persona hagan lo propio, se vayan extinguiendo por el implacable peso específico de las herencias.
La cultura es dinámica, demasiado, evoluciona con cada generación... entendiéndose por tal un primer ser humano de una etapa, que nadie sabe dónde comienza, y un último ser humano de esa misma etapa, que nadie sabe dónde termina... esa dinámica íntima y personal se traduce al inconsciente colectivo, ése que yo llamo el "mundo de las ideas", identificándome con los dichos de Platón, a sabiendas que él los tomó de los nubios, y estos de los... vaya a saber quiénes... el inconsciente colectivo es paralelo y simultáneo a la inteligencia social, y ésta se destaca por seleccionar hitos culturales e incorporarlos temporalmente a las consideraciones generales, no necesariamente literarias, no necesariamente musicales, no necesariamente artísticas, pero sí necesariamente "creativas", donde las personas sintonizan sus sensaciones, ese algo que las conecta con sus propios "mañanas necesarios", ése futuro intangible que permite o habilita a cursar cada hoy.
La novela, como cualquier otro género literario, forma parte del imaginario colectivo... es justa y necesaria... cuando las almas prescinden de ella, así como cuando se prescinde de cualquier otro género creativo, se empobrecen las mentes, se endurecen las fibras químicas del alma, avanzan las ignorancias dominando el espíritu, segmentándolo a modo de comarcas, sumiéndolo en oscuridades... algo así como un buque a la deriva... peor aún, algo semejante a un velero sin velas, sin brújula, sin sextante, sin "deriva" y "sin ascensión recta", un conocimiento ancestral que hoy se traduce como GPS, y que me hace reflexionar una y otra vez, sobre los peligros de la pérdida de la memoria colectiva a manos de una catástrofe electrónico-solar que cambie los polos, borrando los discos rígidos, borrando las memorias de resguardo... algo semejante a una Alejandría consumida por la hoguera de los fundamentalismos antiptolomeicos... terrible.
¿Cuál sería el daño?... ¿Cómo se traduciría dicho daño?... ¿Habría alguien en capacidad de medirlo?... peor aún, ¿habría alguien en capacidad de revertirlo, de frenarlo?... me asusta, pero no tanto.
Supe tener una biblioteca frondosa... se me perdió entre las páginas de la vida... y de pronto me di cuenta que toda esa masa de celulosa estaba dentro de mi mente, de mis recuerdos, pero mejor aún, estaba en mi alma, donde no necesitaba dar vuelta las páginas, porque la memoria de mi karma, per se, traía las líneas apropiadas a necesidad... he tenido satisfacción por ello, no sin sorpresa, pero me he dicho a mi mismo que el "hecho", me habilitó a un nuevo descubrimiento... existe una memoria del karma, donde todo suma sin que seamos conscientes de ello... y luego, hallé las correlaciones matemáticas con aquel "mundo de las ideas". Sí!, todo está allí, siempre, eternamente, y las esferas del pensamiento que tienen energía propia, y que responden a una geometría no euclidiana, también se corresponden con leyes físico-químicas que se han extraviado en la noche de los tiempos, quedando constancia en algunos documentos antiguos de las culturas del Indo, del Uru, y otras extinguidas, con vestigios leves, pero que inducen a pensar que nada se pierde, y que apenas si se transforma, preservándose, protegiéndose de cualquier miseria humana.
Existe una "geometría del pensamiento" sobre la que he teorizado en los albores de este blog...
Por su parte, la "novela" es parte del imaginario colectivo... la humanidad no podría existir sin su "imaginario"... sin su consciencia colectiva... sin su memoria de raza... algo así como su código genético del pensamiento... aún si no fuese factible escribirla, hacerla libro, la humanidad elegiría a trovadores capaces de difundirla, así como en alguna oportunidad tuvo a madres y abuelas para asegurar las continuidades de las tradiciones orales.
En estos tiempos de apuros y urgencias, donde las crisis dominan los paisajes y el caos reina en la Tierra, cierta porción de la humanidad demanda "lecturas" cortas... mientras que cierta otra colecciona libros que nunca leerá... mientras que algunos, muchos, pocos, no importa, se sumergen en lecturas que los mantenga vivos, latiendo, respirando... ello forma parte del "limbo antropológico" de las culturas, donde estas se mueven como seres vivos, imprimiéndose una dinámica inherente a la conservación de las especies, algo que también responde a principios matemáticos y geométricos intangibles, aunque reales.
En lo personal, íntimo, muy íntimo, creo que cuando la humanidad reemplace las bibliotecas de papel, por otras electrónicas, los lectores perderán el sentido de las páginas, esa inmensa satisfacción de saberse "en acción de pensamiento"... dar vuelta la página... algo que los viejos hemos aprendido a golpes... algo que los jóvenes no pueden descubrir hasta no ser viejos...
Como sea, ninguna escuela, ninguna universidad, enseñan a vivir... ello se aprende según el tiempo y sus circunstancias, según la época y el tránsito de los destinos... un algo no visible que permite asegurar que aún cuando la humanidad desaparezca de la faz de la Tierra, la novela existirá para recibir al próximo hombre, al que Dios le conceda la gracia de cruzar el umbral para transitar sus propios tiempos respirables.
AGOSTO 09, 2013.-

Notas al margen, del dispensador ►
Cultura,
escritura,
escultura,
pintura,
música,
son "madres"... motores del pensamiento humano... algo así como un hilo de cobre que haciendo rollo se transforma en conductor de energías variables, comunes a los sentidos de los imanes... tanto como la propia Tierra lo es...
Por su parte, la Tierra es una NAVE... navega sin velas... orbita sin ellas... no necesita de timón... prescinde de la quilla...  se sostiene a sí misma... y nos contiene a todos los vivientes cursando respectivos destinos... concediéndonos un lapso, efímero, para respirar y nutrir nuestros karmas... finalmente, todas, cultura, escritura, escultura, pintura, música, son "madres" que anidan en una mayor, este mundo azul que hemos denominado Tierra, o como le decimos aquí, la Pacha Mama.
- de allí que haya llegado a la conclusión que la propiedad intelectual es una falsedad de la civilización, ya que nadie es dueño de nada y los cementerios están desbordantes de vanidades y de orgullos pisoteados... todos nos debemos a todos, así como el "mundo de las ideas" se debe como fuente de los seres vivos, no sólo humanos... lo que tu no escribes, alguien lo tomará y lo hará letra... 
- cada quien viene con su "letra" a cuestas... 
- cada quien viene con su "cincel" a cuestas...
- cada quien viene con sus acuarelas a cuestas...
- cada quien viene con sus pentagramas a cuestas...
con mayúsculas, porque interpretar la creación es un hecho revelador en sí mismo, coincidente con la bohemias, distante de los reconocimientos humanos que adormecen la capacidades para plasmarlas en una fotografía que se va "cepiando" hasta hacerse invisible.
HOY es agosto 09, 2013, me llamo "el dispensador", un artilugio del destino cuyo portal se abrió en la Feria del Libro del Autor al Lector en Buenos Aires, en 1978, cuando presenté mi primer trabajo literario y antropológico, Hachette mediante... dicho artilugio, conjuro, esperó muchos años que volviese a las "sendas letrísticas", y aquí estoy, yéndome de a poco, pero compartiendo mis vivencias contigo... te aseguro que cuando descubres el sentido de las letras... te das cuenta que eres actor tu propia novela, llamada "destino".







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