viernes, 2 de agosto de 2013

SIMULTÁNEO ► Entre el delirio y la reflexión - 02.08.2013 - lanacion.com  

Entre el delirio y la reflexión - 02.08.2013 - lanacion.com  


Entre el delirio y la reflexión

El escritor italiano se sirve de la ciencia ficción para ahondar en el vacío y en la ausencia de sentido
Por   | LA NACION

Tommaso Landolfi es uno de los más notables escritores italianos del siglo pasado (años atrás, Harold Bloom declaró estar "literalmente enamorado" de su obra). Nacido en una familia de la nobleza meridional, se graduó en la Universidad de Florencia con una tesis sobre Anna Ajmátova y fue un destacado traductor, en particular de autores rusos.

Inédita hasta ahora en castellano, Cancroregina es el nombre de una máquina asombrosa, improbable y tentacular, una nave espacial de "mil ojos" y "humor extraño", inventada para viajar a la luna y "mostrar a todos los hombres de buena voluntad nuevos caminos, para los cuerpos y para los espíritus".

La nouvelle es, de hecho, un inquietante diario de a bordo que el protagonista escribe durante lo que debía ser un viaje más allá de los confines de la Tierra, pero que después de algunas peripecias, comienza a ser un giro sin fin alrededor del planeta, una travesía sin meta y sin destino. Náufrago, desconectado del mundo, suspendido en una especie de limbo fuera del tiempo y del espacio humanos, el astronauta se hunde, con la acostumbrada ironía landolfiana -ese tono de falsa inocencia que contrasta con observaciones desesperadas y geniales-, más y más entre la reflexión y el delirio.

Se ha insistido en que Cancroregina no es un libro de ciencia ficción; que el género es sólo un pretexto de Landolfi para ahondar en el vacío, la ausencia de sentido, las preguntas sin respuesta. Es probable, sin embargo, que aquí la excusa sea central. Que, como bien entendió la corriente new wave en la ciencia ficción, Cancroregina represente el locus donde ocurre la gran metamorfosis social y antropológica de la segunda mitad del siglo XX: el movimiento de vaivén de la imaginación desde el asombro práctico por el espacio exterior y el futuro lejano hacia el misterio metafísico y político del futuro inmediato y el espacio interior. Precisamente para hablar de esto, el género resulta una nave perfecta.

La atmósfera en la astronave es alucinatoria y espesa; su protagonista habita en una zona de sí tan desamparada que difícilmente el lector pueda desembarazarse de lo que eso provoca en su propio ánimo. Pero ¿a qué es fiel un lector? Uno se aventura incluso al viaje literario de la locura y la muerte si la nave que lo lleva está cargada de un sentido sutil de la felicidad, de una secreta euforia, como sucede en Cancroregina 


el dispensador dice:
entre sueños y delirios,
algo acude a la mente,
para transformarse en escrito,
por allí, alguien ha dicho, 
que hay simultaneidad en los ritmos,
que hay otras Tierras que coexisten,
dentro de esta que ya conociste,
donde los tiempos se dividen,
donde distintas humanidades conviven,
según los destinos que eligen,
para transitar sus caminos...
"invisibles", según se dijo,
donde los cruces no se han visto,
donde todos son causalidades,
de mundos en paralelismos,
tangentes de distintos círculos,
geometrías que se han perdido,
por influencias de ciertos fundamentalismos,
que explican ciertos momentos,
según las soberbias en sus dominios...
puede verse como creencia,
también puede verse como delirio,
todo es cuestión de perspectivas,
o de cómo se reflexiona lo concedido,
a veces aquello "encontrado",
puede derivar en verse perdido,
haciendo de lo simultáneo,
un mero paralelismo,
donde un espíritu puede encontrarse,
a sí mismo... o a otro muy distinto.
AGOSTO´02, 2013.- 

 

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