Ciencia
Toda el agua de la Tierra, en una esfera
Una imagen vale más que mil palabras: esta gota sobre el planeta, con un diámetro inferior a la distancia entre Madrid y Bruselas, contiene todo el líquido elemento que existe en el mundo
Día 08/05/2012 - 11.56h
La Tierra es conocida como el planeta azul. Alrededor del 70% de su superficie está cubierta de agua y los océanos contienen cerca del 96% de este líquido fundamental para la vida. El agua también se reparte por la atmósfera, los ríos y lagos, los casquetes polares y glaciares, la humedad del suelo e incluso en los seres vivos... A primera vista parece una enorme cantidad, pero en realidad no es tanto como nos imaginamos si se observa esta reveladora imagen realizada para el Servicio Geológico de EE.UU (USGS). La composición muestra el tamaño de una esfera en comparación con el de la Tierra.
Pues bien, esa esfera contiene todo el agua que existe en nuestro planeta. La burbuja tiene 1.385 kilómetros de diámetro, menos que la distancia entre Madrid y Bruselas (aunque por supuesto hay que tener en cuenta que la esfera tiene tres dimensiones) y menos de un tercio del tamaño de la Luna.
Pues bien, esa esfera contiene todo el agua que existe en nuestro planeta. La burbuja tiene 1.385 kilómetros de diámetro, menos que la distancia entre Madrid y Bruselas (aunque por supuesto hay que tener en cuenta que la esfera tiene tres dimensiones) y menos de un tercio del tamaño de la Luna.
Esta enorme gota -en total, 1.386 kilómetros cúbicos de agua-contiene todo el agua que hay en la Tierra, pero si tuviéramos en cuenta solo el agua dulce a la que los seres humanos tenemos acceso y de la que dependemos, la esfera sería mucho más pequeña. Como curiosidad, la USGS señala que 12.900 km cúbicos de agua, la mayoría en forma de vapor de agua, se encuentra en la atmósfera. Si cayera en forma de precipitación una sola vez, la Tierra quedaría cubierta por solo 2,5 centímetros de agua.
Además de una curiosidad científica, el gráfico del USGS puede ayudarnos a concienciarnos en el cuidado de un bien que cada vez parece más escaso.
el dispensador dice:
todo lo que parece mucho,
termina siendo poco,
lo que escasea hace foco,
en las avaricias humanas,
vanidades por las ramas,
presurosas se desbandan,
cuando la gota no alcanza,
el desprecio es alabanza...
no obstante las ecuaciones,
geometrías y superficies,
volúmenes y sus declives,
el ser humano es del agua,
un representante infeliz,
al no atender la raíz,
ni la importancia de los suelos,
el aire se vuelve pañuelo,
que le escapa a la nariz...
por ello ante bien escaso,
en un mundo de fracasos,
es bueno extender los brazos,
y tratar de comprenderse,
el Sol no está tan lejos,
como para que sus llamas se lleguen,
y si eso sucediera,
y así es como parece,
sólo el agua que se mece,
podría salvar la Tierra y lo que ella contiene...
todo lo que va y viene,
hasta lo que importancia no tiene,
asegura que sólo el agua,
es lo que al humano retiene,
ya que si el desierto se viene,
secándose las fuentes,
el suelo se volverá caliente,
hasta evaporar lo vehemente,
y de eso sabe un rato el hombre,
no hay nada que lo asombre,
hasta que se le pierde su nombre.
Mayo 10, 2012.-
el dispensador dice:
todo lo que parece mucho,
termina siendo poco,
lo que escasea hace foco,
en las avaricias humanas,
vanidades por las ramas,
presurosas se desbandan,
cuando la gota no alcanza,
el desprecio es alabanza...
no obstante las ecuaciones,
geometrías y superficies,
volúmenes y sus declives,
el ser humano es del agua,
un representante infeliz,
al no atender la raíz,
ni la importancia de los suelos,
el aire se vuelve pañuelo,
que le escapa a la nariz...
por ello ante bien escaso,
en un mundo de fracasos,
es bueno extender los brazos,
y tratar de comprenderse,
el Sol no está tan lejos,
como para que sus llamas se lleguen,
y si eso sucediera,
y así es como parece,
sólo el agua que se mece,
podría salvar la Tierra y lo que ella contiene...
todo lo que va y viene,
hasta lo que importancia no tiene,
asegura que sólo el agua,
es lo que al humano retiene,
ya que si el desierto se viene,
secándose las fuentes,
el suelo se volverá caliente,
hasta evaporar lo vehemente,
y de eso sabe un rato el hombre,
no hay nada que lo asombre,
hasta que se le pierde su nombre.
Mayo 10, 2012.-
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