ADIÓS A UN AMIGO
Carlos de Hita
No nos conocíamos personalmente. Para mí, como para la mayoría de los lectores de este periódico, se llamaba Erasmo, aunque sus amigos le conocían como El Guti: José Luis Gutiérrez.
No nos conocíamos y eso es algo que me he perdido para siempre, pero sí que nos comunicábamos a menudo por medio de todas las nuevas tecnologías disponibles, casi siempre para hablar de viejas historias, como los lobos de su tierra, los sonidos de las arboledas... y hasta de la posibilidad de hacer algo ya casi tan antiguo como editar un libro en papel.
En varias ocasiones Erasmo escribió sobre estos sonidos de la naturaleza. Uno, que ya lleva unos pocos años en este oficio, ha recibido todo tipo de comentarios; a favor y en contra, concisos y por extenso. Pero pocas veces tan pocas palabras, densas y enmarañadas como el canto de un zarcero, han alcanzado mayor significado.
Así, sobre los pájaros más pequeños, los llamados “pesos pluma” escribió:
“Arcipreste de empalizadas, espesuras, vive, atisba el bosque, organiza un coro imposible de aves minúsculas, ingrávidas, reyezuelos (6 gramos), dulces siseos, un chochín en su trino, ruiseñores, mosquiteros, carboneros, un agateador, un carpintero en su percusión, el timbal de un tronco. Carlos y su orquesta (50 gramos todos). No lejos, una pizarra obscena alza su voz de tiza: «Pajaritos fritos».”
En otra ocasión ironizaba sobre ciertos problemas de pronunciación:
“... semiólogo de vientos, arboledas y otras músicas de Mother Nature, estudia córvidos. Grajos, grajillas, arrendajos. Jotas, erres, pesadillas para alumnos franceses, anglosajones («Debajo de un carro había un perro; Juanito y Jorgito juegan en»), melodía verde de las espesuras para oídos respetuosos. Grajo: palabrota con alas (inevitable Ramón G. Serna)”.
Puesta de sol contra la cordillera cantábrica, la montaña donde nació 'El Guti'. | Carlos de Hita.
O, en fin, aludía a un amanecer en el mar:
“Iniciar la semana lejos del ruido y de la furia. Graba ahora el griterío de pardelas y demás aves marinas en Na Foradada (Cabrera, Baleares), chillidos casi humanos, coros de recién nacidos, como una maternidad bajo el fragor del oleaje. «Un cop de llum y el crit d´una garsa... la nit es morta, ja es fa clar». Su formidable Canço de matinada.”
Erasmo ya no está. Y nosotros nos hemos quedado un poco más solos por estos vientos y arboledas.
el dispensador dice:
y te acostumbras a la presencia,
alumbrados por la misma vela,
distantes en la impaciencia,
aunque unidos por la paciencia,
hilvanados por una esencia,
que nadie sabe dónde comienza,
te acercas al puente creyendo conocerle,
pero las miradas atraviesan los vacíos,
imaginaciones de los destinos,
en paralelos caminos,
donde se escuchan los ritmos,
de corazones henchidos,
por los sentimientos respirados,
que se han alimentado,
de fuentes en otro algoritmo...
pretendo ver las comarcas,
libres de agitadas gentes,
que pasan como inconscientes,
sin siquiera apreciar nada,
corren tras una velada,
donde se apuran las mentes,
para luego despertar sin verse,
y alejarse hasta perderse,
se habrán ido sin tenerse,
sin descubrirse, ni prometerse,
y lo impersonal ha de imponerse,
en la liberación de lo inmediato,
para luego descubrir otro rato,
donde no habrá qué ponerse...
a lo largo de los días de semana,
mientras se elaboran las macanas,
puedes descubrir comarcas,
que te atrapan y te hamacan,
haciendo sentir que estas vivo,
conectando la mente con el ombligo,
haciendo las veces de abrigo,
de aquellos dolores que abrazan,
ahogando las penas que arrasan,
llevándote a través de imágenes,
sin tiempos y sin emergencias,
justo allí donde las paciencias,
hacen de los momentos "clemencias",
devolviendo la conciencia,
extraviada en las inclemencias,
de pretender vivir, siempre rodeados de ausencias...
uno se sumerge en el bosque,
esperando encontrar al ángel,
un ave, tal vez un duende,
un gnomo que se arrepiente,
de descender al mundo humano,
donde se esquivan las manos,
saludándose amablemente,
burlándose graciosamente,
de ciertas envidias calientes,
trampas por las que se avienen,
a convivir gentilmente,
lo que uno hace, el otro lo miente,
y todos contentos por lo que sienten...
he conversado con atentos búhos,
con las lechuzas de un campanario,
ven al mundo como estrafalario,
plagado de espantapájaros,
pintorescos en sus gorjeos,
hasta parece que están hablando,
palabras van inventando,
para justificar las coincidencias,
luego se descubrirá que las trampas,
sólo insultaban inteligencias,
oportunismos e indecencias,
son los que mueven al mundo,
los humanos nauseabundos,
paisajes andan dominando...
he andado junto a árboles,
que ruegan también por sus suertes,
saben que el olor a muerte,
también anda rondando,
el hombre se ve justificando,
arrasar con propio suelo,
ya no atienden a sus abuelos,
y sólo caminan despreciando,
las soberbia los ha embadurnado,
con sus vacíos y ausencias,
por ello no saben de compasiones,
andan sordos de clamores,
cultivando desamores,
que justifican falsas presencias...
hoy las praderas andan revueltas,
tanto como las estepas suenan,
los bosques andan tronando,
anticipando lo que llega,
sólo el hombre reniega,
de lo que por sueños le llega,
y anda huyendo de su vida,
atrapado entre llovidas heridas,
quedándose sin afectos,
por poseer lo que envidia,
y justo cuando ya lo tiene,
lo atesora, lo consigue,
descubre que hay otras cosas,
que puede olvidar para luego irse...
en este concierto desmadrado,
donde hay aquelarre de malos hados,
perdura sólo la tierra,
el suelo en el que se nace,
que se pisa por baño de madre,
la naturaleza protege al enjambre,
de seres de cualquier estirpe,
no es el linaje lo que distingue,
ni tampoco lo que la herencia compra,
cuando el destino no encuentra alfombra,
se pierde descubrir lo que asombra,
y ya vacío de huellas, desbordante de sombras,
sólo serás ausencia,
envuelta en propias escombras.
Los bosques, las selvas, los desiertos, los montes, todo lugar donde el hombre escasea de presencias, se va llenando de sentimientos de búsquedas, de contemplaciones, de reflexiones y observaciones de anónimos enaltecidos en sus íntimas cosmogonías místicas, esas que descubren que hay un mundo más allá del mundo... que hay una realidad más allá de cualquier realidad... que la vida se justifica sólo cuando se vive libre de ataduras y esclavitudes inducidas por comodidades que suponen poder, devorando los sentidos... las ausencias que se revelan en el mundo cotidiano de rutinas y urgencias, se recogen por doquier en los lugares donde permanecen las fuentes, sólo allí. Por ello, no debe sorprender, que muchas gentes perdidas, que añoran aquello que han expulsado, que sostienen no haber negado, haber guardado conducta evitando los pecados, en verdad viven ocultando los daños que han ocasionado a terceros que se les han cruzado, según los destinos marcados, para luego reclamar gracias y omisiones divinas para sus tragedias, sin reparar que en la vida... ninguna bolsa lleva recado. Mayo 27, 2012.-
DEDICADO A: ERASMO (El Guti), donde quiera que estés...
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