Alejandro Gándara
Una crítica al aburrido discurso cultural dominante. Con "recomendados", "contraindicados" y "grandes citas".Sicilia, truco con magia
Husmeo en los cuadernos de notas de los viajeros, después de que hayan ocurrido algunas sonadas peripecias: dos mujeres policías llevándonos de paseo por la Siracusa nocturna, lentas y charlatanas, en busca de un restaurante, como una cuerda de presos; una pareja -siciliana ella, ruso él- que está reconstruyendo para un museo una carabela de Colón y que se ofrece a llevarnos de madrugada al hotel, para lo cual tiene que hacer varios viajes, y que al final los hace; el chófer haciendo el gesto de los esposados para que subamos deprisa al autobús porque viene la policía, tras el asalto al templo vedado de Esculapio, en Agrigento; un restaurante en el que la decoración interior es ropa tendida en balcones y un acordeonista rebuzna admirablemente y da coces mientras toca el acordeón...
De los cuadernos retengo lo siguiente, más o menos:
"El paseo prohibido al templo de Esculapio (hubo que asaltar el recinto y esquivar policía). Para llegar al sitio de la curación, para curarnos. Descubrimos el secreto de las nubes (unas nubes raras que se cernían y se disolvían, Etna de por medio) y fue como pillarle el truco a un mago. Con truco y todo, seguía siendo magia.". (Inés Cánovas).
"Griegos buscando enclaves. En clave de tierra. Naxos como un respiro en medio del mar. Un alivio de la búsqueda. Y, por encima, el volcán. Contemplando y contemplándose. Fuego, aire, agua, tierra: en clave de polis.". (Luisa Fontán).
"Sicilia abandonada por los dioses. Utilizada por todos y sobreviviendo a su orfandad. Descuidada en las manos de los infanticidas. Una población humilde de orejas gachas. Pero un volcán que todavía humea y ruge.". (Laura Morgana).
"Paseo por Naxos. Creciendo de las ruinas, una naturaleza que estalla, los colores de las buganvillas, los frutales salvajes con naranjas y limones, las chumberas... Madre naturaleza que amamanta y es tiernamente sencilla cuando los hombres se han ido. El rumor de la avena loca es una caricia.". (Isabel Gallego).
"Sicilia es lo que sabes y además lo que es. Mediterráneo, volcán, mafia, por un lado. Griegos de hace dos mil quinientos años, y bizantinos, y romanos, exhibidos con orgullo siciliano, por el otro. Un cóctel extraño de confusión y regocijo.". (Carmen Espinosa).
"La sanación en el templo de Esculapio, atravesar la prohibición, entrar en la cueva de los sueños. El viento, el silencio, la marea sobre los trigales. Al final, aquellas nubes que desaparecían.". (Daniel Cristancho).
"Las traqueteantes autopistas sicilianas, insufribles, pero rebosantes de adelfas, de buganvillas. Luego, los hombres sicilianos (¿imitan la saga de Coppola?), la voz rota, el acento grave, el traje como armadura, los andares calculados. Hay en ello una evidencia, no una pose.". (Nicolás Asensio).
el dispensador dice:
εὕρηκα, héurēka...
de pronto lo he encontrado,
algo que me estaba esperando,
sin saberlo, estaba allí desde antes,
creado por otras mentes,
dibujado por otras manos,
pintado en distintos versos,
acondicionado para ser admirado,
pero antes de ello,
preparado para retener las miradas,
despertar los asombros,
encandilar los sentimientos,
captando los sentidos...
puede suceder aquí,
puede suceder allá,
puede suceder en cualquier lugar,
destacando una afinidad,
esa química inexplicable,
que une extremos en sus momentos,
justo cuando era necesario,
nunca antes,
nunca después,
causalmente ecuasionados,
distribuidos en álgebras curiosas,
donde los paréntesis habilitan,
donde los corchetes dominan,
donde las llaves subliman...
la isla es un acto de magia,
supera el sentido del truco,
puedes encontrarte con algún ancestro,
que viene de frente portando un cesto,
conteniendo recuerdos de otros tiempos,
no lleva pies ni tampoco manos,
anda cantando salmos,
trovando y trovando,
anda buscando un cuerpo,
que cree haber recordado,
le perteneció hace algún tiempo,
pero siglos han transcurrido,
ya no recuerda haber sido herido,
por aquel enloquecido romano...
permaneces contemplante,
no puedes creer tanta belleza,
entre estrechas sendas hechas calles,
elevadas ante un mar distante,
de dioses con otros talantes,
puedes verlos muy campantes,
escapando de libros viejos,
intentando entender los cambios del tiempo,
donde ellos ya no participan,
tratando de molestar a los viajeros,
que no se dan por enterados,
que justo allí,
en otras circunstancias,
hubo lugar para elegancias,
de otras gentes en sus estancias.
Mayo 25, 2012.-
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