martes, 15 de mayo de 2012

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Perderse dentro de Piranesi

El Caixaforum de Madrid expone obra original de Piranesi

También se presentan reconstrucciones actuales y tridimensionales de sus diseños


Él era un hombre del Renacimiento que fue a nacer en época romántica. Arquitecto, grabador, anticuario, arqueólogo, diseñador, vedustista (dibujante de vistas o vedutas, en italiano) y, sobre todo, defensor a ultranza del esplendor de la época romana, Giovanni Battista Piranesi (Venecia, 1720 – Roma, 1778) alcanzó a tocar la excelencia desde todas las ventanas de la creación a las que se asomó. Por ello, el Caixaforum de Madrid le rinde homenaje hasta el 9 de septiembre a través de la exposición Las artes de Piranesi, un recorrido por 250 de sus láminas, además de numerosos diseños y objetos decorativos revisados con un giro contemporáneo. Gracias a la técnica digital, sus dibujos bidimensionales se han convertido en piezas con entidad material, y sus famosas Cárceles imaginarias, concebidas sobre el papel, han sido trasladadas por la empresa madrileña Factum Arte –dedicada a la reproducción y reconstrucción de piezas artísticas- a la pantalla, donde la cámara realiza un inédito recorrido tridimensional por su interior, con el que se evoca la sensación de caminar por unos edificios jamás construidos. Además, la muestra reserva otras sorpresas, como una colección de fotografías actuales, realizadas por Gabriele Basilico, de los lugares que Piranesi inmortalizó en su día con su buril.

Piranesi toma las tres dimensiones

Caixaforum exhibe 250 grabados prestados por la Fundación Cini


Un grabado de Piranesi


Las nuevas tecnologías sirven a veces, paradojas de la vida, para engrandecer las viejas técnicas. Incluso si estas datan del lejano y siempre fiable siglo XVIII. El milagro sucede estos días en una exposición de Caixaforum en Madrid, donde herramientas que parecen llegadas del futuro engrandecen el vetusto e inagotable genio de Giambattista Piranesi (Venecia, 1720-Roma, 1778). De la suma de unas y otras resulta una vibrante exploración de mundos poco conocidos en el arte. Y se diría que hasta se plantea una revolución del concepto de exposición en Las Artes de Piranesi (Arquitecto, grabador, anticuario, vedutista y diseñador), muestra en que la obra del artista adquiere nuevas dimensiones más allá del cliché.

El núcleo central lo constituyen los 250 grabados prestados por la Fundación Giorgio Cini de Venecia. Junto a estas obras raramente vistas fuera de su sede habitual, se proyecta un vídeo realizado en tres dimensiones e inspirado en sus Carceri d’invenzione (cárceles imaginarias), sus particulares Caprichos. Lo firma el prestigioso taller Factum Arte. El equipo ha recreado una serie de objetos diseñados por el buril del Piranesi y que nunca habían sido fabricados: dos trípodes, un jarrón, un candelabro, un altar, una cafetera y una peculiar chimenea.

La visión multiplicadora de los grabados de Piranesi se completa con una serie de 24 fotografías realizadas por Gabriele Basilico. El artista milanés recorre una por una las imágenes de Roma y de Pestum que el veneciano llevó a sus grabados. La exposición conjunta de todos esos paisajes vistos desde la punta de un buril o de la lente fotográfica enriquece la perspectiva de los escenarios.

Giuseppe Pavanello, director de la Funcación Cini y comisario de la exposición, ha querido incidir en el inagotable poder de inspiración de los grabados. “Fue una figura crucial para la formación del gusto del siglo XVIII”, detalla. “Y anticipó, con sus métodos de trabajo, el papel de los arquitectos y diseñadores de la actualidad. La magnitud colosal de sus vistas y panoramas, así como el contraste entre el espíritu visionario y la ejecución realista de cada una de sus láminas, hacen de los grabados de Piranesi una lección permanente de Arte y de Ciencia. Sus trabajos están llenos de anotaciones de experto. En ese conocimiento y en su talento creativo, están las claves de que su figura se agrande con el paso del tiempo”. Incluso, como es el caso, hasta tomar las tres dimensiones.


el dispensador dice:
suelen perderse las formas,
en artes que se deforman,
cuando los trazos no retornan,
al sentido que es su horma...

las geometrías permanecen,
ocupando las neuronas,
las que a veces se amontonan,
aliviando el pensamiento,
no todos los sentimientos,
reconocen sus relieves,
muchas veces el calor,
se viste de blanco nieve...

¿qué hace que algo nos parezca majestuoso?... o bien, ¿qué hace algo nos convoque a ser apreciado?... o bien, ¿qué magnetismo atre nuestra atención?... o más allá, ¿qué hace que el pensamiento se convierta en forma?... para que algo tome entidad tridimensional, debe partir de una singular geometría del pensamiento... para luego traducirse a un algo tangible que será admirado o despreciado... que alientará la miradas de algunos en desmedro de las de otros... que será afinidad para pocos o será un llamado para muchos... y la diferencia estará en la esencia convocante, ese extraño ángulo movilizador de expectativas y sentimientos. En el ámbito de las formas, sea una escalera interminable que une los infiernos con los cielos profundos... sea un edificio que genera una alteración cíclica de las observaciones... sea un eco que golpea la atención, provocándola hasta agotarla... los espíritus se exponen a recorrer con sensaciones las "visiones" o las realizaciones de terceros, muchas veces sin comprender ni tampoco asumir, que aún tratándose de imágenes de carbonilla, estas se salen de sus cartulinas y toman por asalto los "sentires" del contemplante, exigiéndole su mirada consecuente, hasta despreciarla en caso de no hallar sintonía, o bien, hasta agotarla en caso que la encuentre. En cualquiera de los casos, algo deja, algo queda... un algo que regresa en momentos impensados... transformándose en una motivación del imaginario... "creo haber estado allí"... "he visto esto antes"... en cuyo caso, la tridimensionalidad deja de ser tal para multiplicarse hacia el infinito... ya no pertenece al ámbito de las cosas de la Tierra, tampoco es patrimonio de los sueños y sus rarezas... conduce a algo más vívido y vivificante... y andando, se descubre que aquello increíble, patrimonio de las utopías del pensamiento, no sólo existe sino que además es portal atemporal que eleva el alma en busca de su entidad sin cuerpo... llena de espíritu. Cuando finalmente llegas al diámetro que compone a la esfera, te miras al espejo, y descubres que no estabas "perdido"... y que la aparente locura no es más que un razonamiento sublime de lo inimaginable. En ese punto, trasponer la ventana te abstrae y te confunde como uno más... y estás allí, en el cuadro... en apariencia inmóvil... respirando tus sueños. 
Mayo 15, 2012.-

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