'Lo solo del animal', de Olvido García Valdés
La poeta asturiana vuelve con un nuevo poemario en el que la soledad ocupa un lugar esencial
Soledad, música; silencio, sonido; anuncio, hormigueo; cielo, oscuridad; soledad... como si todos los caminos pasaran o condujeran hacia ella. De sus grietas y fisuras y de los efectos que la soledad despierta, agita y produce en las personas trata el poemario de Olvido García Valdés: Lo solo del animal, editado por Tusquets. Es el nuevo libro de la escritora asturiana (1950) seis años después de la publicación de Y todos estábamos vivos, con el que obtuvo el Premio Nacional de Poesía en 2007.
Escuchemos a la poetisa:
atravesamos lugares de hermosura
hasta llegar a mi lugar, hablaba
el diablo su lengua, de su
corazón y su cabeza, mostraba
las uñas, intercalaba sorry entre
dos frases, neutro era el diablo, no
de lengua inglesa, era real
no duele, nada tiene el efecto
de lo que duele, un dolor desplazado
terminada la lista de tareas ¿qué
habéis decidido? el miedo
Y un segundo poema:
el silencio hizo del mundo un pozo, que
haya cesado el canto, que la inquietud
le impida estar en sí, alzarse en calma
al tejadillo exagonal, el jardín vibra como un pozo
después, casi inaudible
una música recién
aprendida, átona casi, llegaba
al corazón de su consuelo
la inquietud parece
culpa y es mal solo de lo que no, mal
de la vida
* Lo solo del animal. Olvido García Valdés. Tusquets
el dispensador dice:
no sé qué ha pasado,
tal vez me he olvidado,
de aquello que habiendo recordado,
se me ha perdido entre trastos,
en altillos sin rastros,
donde las penas se amontonan,
juntando polvo protegidas de las sombras,
justo allí donde no hay alfombras,
donde los silencios agobian,
donde el sol es filtro de rendijas,
de agujeros y sabandijas,
donde el pensamiento se esmerila...
me he perdido algún día,
intentando escribir memorias,
lo que se pierde no se ahorra,
envuelto entre siestas y modorras,
me fui ahogando en historias,
de las que no guardo precisiones,
algunas eran canciones,
otras tantas desilusiones,
comunes a las traiciones,
que se gestan tras desamores,
mientras suenan los tambores,
ando buscando mis albores...
ya no tengo edad,
los años me han ido ganando,
hace rato que vengo escuchando,
llamados que no son sueños,
sueños que son llamados,
los recuerdos que anduve perdiendo,
por allí los he encontrado,
andan todos oxidados,
por el herrumbre se han visto ganados,
de seguro el Sol los ha golpeado,
hasta desgajarlos,
hoy hasta puedo pisarlos,
no me acuerdo dónde los he dejado...
mi mañana es lejano ayer,
pero no vivo de los recuerdos,
tengo grabado en mis cueros,
hitos donde puse el pecho,
ahora ando sin techo,
viviendo bajo cartones,
lo que me robaron ciertos ladrones,
de esperanzas e ilusiones,
seguro me será devuelto,
cuando esté mi destino resuelto,
conozco los desfiladeros,
como las soledades sus ecos.
Mayo 09, 2012.-
dedicado a: Marga Fuentes... porque su SOL, llegará... este mismo año lo hará.
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