miércoles, 17 de septiembre de 2014

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Yasmina Reza: «A veces el adulterio es necesario para el bienestar de la pareja» - ABC.es



Yasmina Reza: «A veces el adulterio es necesario para el bienestar de la pareja»

Día 16/09/2014 - 16.10h

La dramaturga y novelista francesa desmenuza 

relaciones conyugales y de pareja en 

«Felices los felices»

Yasmina Reza: «A veces el adulterio es necesario para el bienestar de la pareja»

PASCAL VICTOR




Sus frases, ya sean las que escribe a golpe de estilete o las que moldea durante sus apariciones públicas, son como gigantescos titulares,frases de neón, faros como de llamar a Batman, pero a Yasmina Reza(París, 1959) no le gusta pontificar. No digamos ya ver una de esasjugosas frases convertida en titular y volviéndose en su contra como un bumerán goteando tinta.
«Los escritores no sabemos nada. No tenemos porqué saber más que los otros», asegura en un intento por quitar hierro a lo que acaba de ocurrir. Y lo que acaba de ocurrir es que bolis y cuadernos han comenzado a humear ante la que, muy probablemente, sea la sentencia que mejor resume «Felices los felices» (Anagrama), novela con la que la dramaturga francesa desmenuza y hace trizas las relaciones de pareja y sus alrededores.
«No creo que tenga una visión pesimista, sino lúcida. Creo que la pareja es una estructura que pesa demasiado para el amor. A veces el adulterio es necesario para el bienestar de la pareja, del matrimonio», añade poco antes de horrorizarse ante la posibilidad de ver sus palabras blanco sobre negro y contravenir lo que para ella es la esencia de la escritura. Esto es: la duda. Y es que a Reza, queda claro, no le gustan los autores con ideas preconcebidas. Ah, ni las fotos.Tampoco le gustan las fotografías. De ahí que durante la rueda de prensa que la ha traído a Barcelona esté terminantemente prohibido desenfundar cualquier tipo de cámara. ¿La razón? A saber. «Hace quince años que no ha estado en ninguna televisión de Francia», se excusa su editor en castellano (y ahora también en catalán), Jorge Herralde.
Así que asegura Yasmina Reza que los escritores no saben nada, pero lo cierto es que la autora de la archipremiada «Arte» se maneja con especial soltura por el pliegue que conecta la tragedia y la comedia humana, ya sea pasando revista al pesimismo en «En el trineo de Schopenhauer» o contemplando desde el rincón de mirar los desmanes de la vida conyugal en «Felices los felices», ganadora del premio Le Monde 2013. «Siempre me preguntan cuál es mi tema y siempre respondo lo mismo: No hay. La vida, la muerte, el amor… Lo que aporto es más bien el punto de vista, que me permite observar las cosas desde diferentes prismas», explica una autora que empezó a dar forma a «Felices los felices» el día que cayó en la cuenta de quesiempre había hablado de las parejas, pero «nunca de cara».

Tragicomedia humana

Ese mirar con mayor detenimiento la llevó a enredar y enredarse en las vidas de dieciocho personajes tragicómicos y neuróticos —«incluso en las grandes tragedias hay momentos divertidos», asegura—, una plantilla de felices infelices capitaneada por un matrimonio cuyo hijo sufre una enfermiza obsesión por Céline Dion, un jugador de bridge profesional, amantes de ida y vuelta, políticos empequeñecidos por su propia ambición y, en fin, vidas cruzadas que, más que cruzarse, tropiezan las unas con las otras.
Personajes todos ellos con los que Reza acaba concluyendo que «la felicidad es una disposición que no depende de las circunstancias». De ahí que la autora se adueñe de un fragmento del«Elogio de las sombras»de Borges («Felices los amanmos y los amantes y los que pueden prescindir del amor. Felices los felices») para enmarcar esta constelación» de humanos imperfectos. Otra cosa es que se sacuda de encima con gran habilidad esa fama de autora que gusta de maltratar a sus criaturas literarias. «No lo entiendo. Amo a todos mis personajes. Nunca los mato e incluso impido que caigan demasiado enfermos», ilustra.
Autora de cinco novelas y celebrada como una de las dramaturgas vivas más representadas, para Yasmina Reza no existe distinción entre teatro y narrativa ya que, sencillamente, «no se pueden tener dos estilos». Tampoco existe cambio alguno, señala, cuando su trabajo consiste en saltar a la arena para convertirse en la sombra de un influyente político, como hizo en 2006 con el entonces candidato a la presidencia de Francia, Nicolas Sarkozy para publicar «El alba la tarde o la noche».
Una experiencia que, asegura, no repetiría con el actual presidente francés,Françoise Hollande. «Sarkozy es un personaje de novela. Hollande no, aunque le pasen cosas de novela», justifica la autora, para quien no deja de ser paradójico que la campaña de este último estuviese en buena parte basada en atacar las intimidades de Sarkozy y ahora se haya encontrado sus trapos sucios aireados a los cuatros vientos. «Hollande basó su campaña en decir que sería diferente, que lo público y lo privado estarían completamente separados, pero ahora es aún peor», asegura antes de pasar de puntillas por ese contencioso que mantiene con Josep Maria Flotats,responsable de la versión española de «Arte». «Es una persona a la que aprecio mucho profesionalmente, pero nunca me perdonó que le pidiese a Ricardo Darín que hiciese la gira», explica Reza.


el dispensador dice: en un tiempo donde los mediatismos están a la orden del día, bueno es recordar que en la vida, todo es cuestión de consciencia... consciencia en la lectura tanto como en la escritura... consciencia en los hechos tantos como en los pertechos... consciencia en las palabras, en las pensadas, mucho más en las pronunciadas... consciencia en los ojos, también en las miradas... consciencia en los pasos, también en los pensamientos perdidos entre muros y cielos rasos... consciencia en el nacimiento y también en el aborto... consciencia en la objeción de "consciencia"... y en lo que uno es capaz de hacer, por uno mismo y por el prójimo... ya que si no hay consciencia, todo es un vacío, donde la excusa puede llegar a ser hasta una supuesta sapiencia...

de hecho no necesitas asistir a la iglesia, ni al templo, ni a la mezquita, tampoco al santuario, ni siquiera al oráculo... para encontrarte con tu consciencia, ya que si no reconoces desde el vamos su existencia, andarás mucho más que ciego, aún viendo caminarás a tientas, tropezando bajo el signo de la impaciencia, profiriendo maldiciones a aquellos que disimularon tus mentiras, tanto como tus ausencias...

la felicidad es un estado de consciencia... un estado de convergencia auténtica... donde coinciden tus hechos con tu consciencia... una especie de Nirvana donde sólo se produce tu propia presencia, en soledad, silencio, y confluencia...

a veces las palabras (ciertas) atraviesan...

a veces las miradas (ciertas) atraviesan...

a veces los hechos (ciertos) atraviesan...

hieren mientras reclaman, prescindentes de vergüenzas, empujando al espíritu del otro hacia un vacío ajeno, pleno de vehemencias, mentiras que se venden como indulgencias... un hecho que sirve para salvar la propia alma por un trecho corto... hasta que el umbral se transforme en un pedido, en un absorto... y ya no haya detrás, para gestar un nuevo engaño que habilite a rescatar al otro...

la consciencia está siempre por delante, pero coexistiendo en el momento actual, desde donde se proyecta hacia el destino y su mañana necesario... si tu espíritu coincide en los hechos de la consciencia, entonces se producirá una "coincidencia", una equidad traducida en un acto de paciencia con sapiencia... más allá, de no existir dicha convergencia coincidente, habrá una paradoja, donde la consciencia permanecerá aislada y separada del alma... donde el hecho divergente, será consecuencia de un acto de inconsciencia...

no puedes hablar de amor... e ir por una senda paralela...

no puedes referirte al amor, como una vía de doble o múltiple senda...

ya que de ser así, no hay convergencia de consciencias... y al no haberla, tampoco hallarás coincidencias... porque donde quedan espacios, sólo se gestan ausencias... y cuando regresas, la infelicidad se oculta para devorar al otro, en su estado de inocencia...

observa entonces, observa...

en el sexo no hay consciencia... ya que el placer no es consecuencia ni sinónimo de convivencia... no siempre las rectas son paralelas... no siempre las paralelas se doblan cruzándose en la ausencia... no siempre la presencia indica complacencia... no siempre la ausencia explica la impaciencia... cuando los sentidos no coinciden... la contradicción se expresa como queja, volviéndose fisura, hasta que la represa se quiebra... revienta... y cuando ello acontece... ya no hay estado ni consciencia. SEPTIEMBRE 17, 2014.-

el dispensador agrega: acostate con quien quieras... pero no te lleves la mentira a cuestas... pesa demasiado, demasiado pesa.

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