viernes, 5 de septiembre de 2014

IDEAS ▼ Se precisan relámpagos | Actualidad | EL PAÍS

Se precisan relámpagos | Actualidad | EL PAÍS



EL HOMBRE QUE FUE JUEVES

Se precisan relámpagos

Juan Bufill ha seguido la propuesta de Auden, en la que pedía que todo artista debía darnos a conocer su idea del paraíso



Miossec diagnosticaba, en frase breve y certera, uno de los males de nuestro tiempo: “Todo brilla y nada arde”. Juan Bufill alza, en un verso aún más fulminante, su plan de ataque: “Se precisan relámpagos”, relámpagos con luz radiográfica y fuego incorporado, desde luego. El retorno de un poeta siempre es una estupenda noticia. Bufill hace más de veinte años que no publicaba (Subespecies humanas es del 92) pero no ha dejado de escribir, y fruto de ese anhelo es Antinaufragios, que acaba de editar Vaso Roto. Derek Walcott levanta el telón con una frase meridiana: “El sentido último de la poesía es enamorarse del mundo a pesar de la Historia”. Antinaufragios (estupendo título) es una biografía espiritual, un manual para cruzar desiertos, y un grito (o varios) de guerra: “Para aquello que aún no tiene nombre / para eso no sabido hemos nacido”, canta Bufill, y no cuesta sumarse a un coro entusiasta.
Es la suya una poesía que escapa, felizmente, de la dictadura de los “tonos unitarios” que tanto gustan a ciertos críticos; una poesía con muchos rostros y muchos quiebros, como los giros de un caleidoscopio, que hace pensar en las incursiones submarinas del Rock Bottom de Wyatt, o, en versos como este, en aquella “música para caravanas” propugnada por Handke: “Como el mundo hacia su noche nuestros pasos / como el mundo hacia su aurora nuestro viaje”. A ratos puede percibirse, en lo hondo, el serpenteo de las ragas indias, esas cintas de colores que alternan alegría y tristeza como haz y envés, en un solo movimiento; centellean aforismos inesperados (“Pregunta por su noche el color nuevo”) o certeros avisos para navegantes: “Perdían paraísos por falta de atención”.
Conscientemente o no, Juan Bufill parece haber seguido, desde el comienzo mismo del libro, aquella singular propuesta de Auden, en la que pedía que todo artista debía darnos a conocer su idea del paraíso “de la manera más aproximada posible”, y así, rastreado por varias voces narradoras, el edén soñado acaba siendo “Un modo de ser / canción y vuelo / con los otros”. Antinaufragios tiene también una parte de manifiesto generacional (sobre todo en poemas como Las alas de la duda), y de manifiesto político, con ecos, como puñetazos en la mesa, de la voz lúcida, combativa y cívica de Brecht. A las puertas de El mundo mal organizado nos recibe Leonard Cohen para susurrarnos, con una sonrisa helada, “Everybody knows the captain lied”: escuchamos la voz de los amos del mundo (“Conviértete en esclavo de los deseos que no tenías / que son nuestros deseos”) y la respuesta del poeta: “Porque tu ser es carencia / todo para ti es insuficiente”. Pero relumbra y resuena, a lo largo del libro, una jubilosa voluntad de resurrección como tarea del presente: “Hay un oleaje que nos salva / que atraviesa nuestros rasgos y nos une / a la tierra de las frutas que se ofrecen / al espacio donde siembran las estrellas”.
Me gusta la poesía que puede serme útil para la vida, de modo que cierro con las dos consignas que más repito estos días, casi a modo de jaculatorias. Primera: “Actuar como invitados a una fiesta / sin haber sido invitados / y sin que haya una fiesta”. Segunda y, quizás, definitiva culminación paradisíaca: “Sólo se vive en la unión / sólo se renace en la reunión”.

el dispensador dice:
se necesitan almas,
se necesitan espíritus,
se necesitan auras,
se necesitan personas que agreguen valor a la vida de sus "otros",
se necesitan ideas que creen esferas,
que alimenten destinos,
sembrando humanismos nuevos,
culturas desplegadas como velas,
creadores navegando hacia una sociedad que espera,
ser considerada por capacidades que nadie alienta,
donde se guardan genios prudentes,
donde se conservan sabidurías que aún no hallan lente,
donde residen razones para "existir" bajo la consideración del "don de gente",
el "ser persona"... mientras se respira la gracia del alma corpórea...

se necesitan esferas,
que provenientes desde el mundo de las ideas,
nutran los destinos de la humanidad entera,
que no traigan patentes,
ni propiedades intelectuales que facturen valores a cambio de vacíos y pobrezas...
se necesitan ideas,
que vengan por sí mismas,
a alimentar quimeras,
utopías de gentes buenas,
sembrando iniciativas para una cultura que "pueda",
convertirse en llama de una humanidad fundada en las éticas,
en filosofías profundas,
en lógicas numéricas,
que agreguen sentido,
a la hora del que llega...

que traiga mañanas,
sueños y esperanzas repletas,
de palabras sanas,
de intenciones buenas...
ya que si las cargas no llegan,
si los polos no se mezclan,
un sólo relámpago... apagará a la humanidad entera...
y no habrá quejas,
y no habrá reclamos,
sino silencios reinando en estepas.
SEPTIEMBRE 05, 2014.-

No hay comentarios: