martes, 30 de septiembre de 2014

QUEMAR LAS NAVES ▲ El origen histórico de la expresión «quemar las naves» - ABC.es

El origen histórico de la expresión «quemar las naves» - ABC.es



El origen histórico de la expresión «quemar las naves»

Día 29/09/2014 - 14.31h

Hay quien atribuye el nacimiento de esta frase 

a una maniobra militar de Hernán Cortés 

(siglo XVI), pero el primero en probar suerte 

con este método fue 

Alejandro Magno (siglo IV a.C.)



El origen histórico de la expresión «quemar las naves»

Cuadro de la derrota de la Armada Invencible, por Loutherbourg (1796)


Muchas de las expresiones que utilizamos en castellano tienen un origen de lo más llamativo. Algunas nacieron como consecuencia de latradición oral (como la expresión «hacer el indio»). Y otras como consecuencia de determinados acontecimientos históricos que marcaron un antes y un después en la forma de entender la vida, la guerra o las relaciones personales.
Al contrario que la expresión «hacer el indio», la frase «quemar las naves» mantiene su sentido original desde su incorporación al lenguaje coloquial. Tanto hoy como hace 2.000 años, «quemar las naves» ha sido sinónimo de lanzarse a por un objetivo a la desesperada, renunciando a la posibilidad de dar marcha atrás ante un eventual fracaso.

Dos versiones

Hay una versión que atribuye el nacimiento de esta expresión a los tiempos de Hernán Cortes y la conquista de México (1521). Cuentan que durante esta operación se produjo un motín y que el caudillo, tras el correspondiente consejo de guerra, mandó hundir (que no quemar) la mayor parte de sus barcos. Todo para que nadie tuviera la tentación de recular por la dificultad de la misión.
El origen histórico de la expresión «quemar las naves»
Sin embargo, la versión más consistente sobre el nacimiento de la expresión «quemar las naves» tiene su origen mucho antes. Concretamente en el siglo III antes de Cristo, tal y como refleja Manuel Campuzano en su libro «Alejandro Magno. La excelencia desde el liderazgo»(Visión). Al parecer fue el rey de Macedonia quien dio vida a esta expresión a partir de una maniobra militar. Cuenta Manuel Campuzano en su libro que, al llegar a la costa Fenicia, Alejandro Magno observó que sus enemigos le triplicaban en número y que su tropa se veía derrotada antes de pisar el campo de batalla.
Alejandro Magno desembarcó e inmediatamente mandó quemar todas las naves. Cuenta Campuzano que mientras su flota ardía, el líder macedonio «reunió a sus hombres y les dijo: Observad cómo se queman los barcos... Esa es la única razón por la que debemos vencer, ya que si no ganamos, no podremos volver a nuestros hogares y ninguno de nosotros podrá reunirse con su familia nuevamente, ni podrá abandonar esta tierra que hoy despreciamos. Debemos salir victoriosos en esta batalla, ya que solo hay un camino de vuelta y es por el mar. “Caballeros, cuando regresemos a casa lo haremos de la única forma posible, en los barcos de nuestros enemigos”».

el dispensador dice:
ha llegado la hora,
de quemar las naves,
tomar distancia,
no adentrarse en aguas revueltas,
evitar atravesar los mares,
no retar a las olas,
que desatarán sus sales,
tomando dimensiones impensadas,
devorando a los inquietos en sus ansiedades...

ha llegado la hora,
de recoger las velas,
de quitar las cuerdas,
de secar las quillas,
de conectar los destinos con horquillas,
de aunar sonrisas,
de evitar las prisas,
de detener el tiempo,
que envuelve y hace trizas...

al quemar las naves,
sabrás que hay un solo frente,
que sólo el hoy del momento,
se abrirá lo suficiente,
como para que te asomes a tomar lo que sientes,
para luego continuar andando,
hasta que los aires se aquieten,
hasta que los hechos sucedan,
hasta que los idos... regresen.
SEPTIEMBRE 30, 2014.-

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