El primer viaje de un submarino español: 2 horas y 20 minutos de exitosa inmersión
Día 23/09/2014 - 16.54h
Un día como hoy de hace 155 años navegó
bajo las aguas del puerto de Barcelona
«Ictíneo», el primer barco sumergible de
la historia, que triunfó entre la gente
pero no interesó a los políticos de la época
C. COMMONS
El futbolín, el Chupa-Chups, el autogiro y el cubo de la fregona. Todos son, porque así nos han enseñado a presumir desde la educación primaria, inventos españoles. Un cuarteto de buenas ideas al que habría que añadir el submarino, un descubrimiento que vio la luz por primera vez el 23 de septiembre de 1859.
Tal día como hoy de hace 155 años se sumergía en el Puerto de Barcelona «Ictíneo», el que está considerado por muchos como el primer submarino de todos los tiempos. Este invento, obra de Narciso Monturiol (Figueres, 1819), adquirió ese nombre por la conjunción de dos raíces griegas que significan «pez-barco».
No sabía Monturiol en septiembre de 1859 que el éxito popular de su invento iba a ser inversamente proporcional al interés que despertó entre los políticos de la época. El inventor, acompañado de José Miser yFrancisco Oliú, participó de ese primer viaje. Como los buenos cocineros, fue el primero en probar el resultado de su trabajo introduciéndose en aquella pequeña embarcación, que tenía siete metros de eslora, dos y medio de manga y tres y medio de puntal. Todo para armar un habitáculo de apenas 7 metros cúbicos.
Tal y como recordó ABC con motivo del centenario del invento, «Ictíneo» se sumergió «lentamente hasta unos diez metros de profundidad; subió y bajó tres veces más, verticalmente, anduvo entre las aguas a diferentes profundidades y resurgió triunfal después dedos horas y veinte minutos de inmersión».
Le embargaron el invento
Los políticos de la época se negaron a hacer una prueba oficial al invento, pese a los intentos de su descubridor. Con el tiempo, el entonces presidente del Consejo de Ministros –O'Donnell– accedió a realizar un test al que no asistió el ministro de Marina. Sin embargo, O'Donnell sí comenzó a darse cuenta de la tremenda utilidad bélica que podía tener un invento de esas características.
Aunque el Ayuntamiento Figueres le reconoció el esfuerzo colocando su retrato en el salón de sesiones y luego una estatua en el municipio, Monturiol sufrió de lo lindo para sacar adelante su invento. Fue demandado por la empresa constructora por no poder pagar las últimas cuentas, el submarino fue embargado y desguazado en 1868.
Ya lo decía el propio Monturiol en el ensayo que escribió explicando su invento: «...que todo descubrimiento sea una empresa útil, y desgraciadamente tan árdua que acostumbra á acabar con las fuerzas del que lo intenta».
Su inventor, Narciso Monturiol, no era ingeniero: estudió Derecho y Pintura
el dispensador dice:
la mejor profundidad se reconoce,
cuando te sumerges en tu propio espíritu...
SEPTIEMBRE 24, 2014.-
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