sábado, 27 de septiembre de 2014

INCONCLUSA ► José Saramago vuelve a hablar a los lectores | Actualidad | EL PAÍS

José Saramago vuelve a hablar a los lectores | Actualidad | EL PAÍS



José Saramago vuelve a hablar a los lectores

Se publica la novela inacabada ‘Alabardas’ sobre la violencia y el negocio de armas. En el libro participan Saviano y Günter Grass





Ilustración de Günter Grass para 'Alabardas', de Saramago.


Con el mar de Lanzarote, a su izquierda, y el jardín de su casa, delante, asomados en dos ventanas, José Saramago empezó a escribir la novela que dejó inacabada y que verá la luz el 1 de octubre:Alabardas(Alfaguara). La escribió en uno de los salones de su casa, en un sillón color teja rodeado de tonos verdes donde nunca antes había escrito ningún libro. Donde para un tema como el de la industria del armamento y el tráfico de armas continuó la exploración de dos rutas literarias: más depuración en lo escrito y más sentido del humor e ironía.
El Nobel portugués (Azinhaga, 1922-Tías, Lanzarote, 2010) relata sobre el negocio armamentístico, sí, pero también le habla al lector, lo interpela, le cuenta una historia y en ella le pregunta por su posición y responsabilidad moral ante esa situación. O, como dice el poeta y ensayista Fernando Gómez Aguilera, “hurga en su conciencia, para incomodar, intranquilizar y depositar en el ámbito personal el desafío de la regeneración: la eventualidad, si bien escéptica, de encarrilar la alternativa de un mundo más humano”.
Todo empezó a tomar cuerpo el 15 de agosto de 2009, tras la publicación de Caín, con la primera nota de trabajo: “Es posible, quien sabe, que quizá pueda escribir otro libro. Una antigua preocupación (por qué nunca se ha producido una huelga en una fábrica de armas)”. Alcanzó a escribir tres capítulos que dejó en su ordenador, con copias impresas en una carpeta roja sobre el escritorio. Y en otro documento de word esbozado parte de la historia protagonizada por artur paz semedo que “trabaja desde hace casi veinte años en el servicio de facturación de armamento ligero y municiones de una histórica fábrica de armas”. Un hombre separado de su mujer, “no porque él lo hubiese querido, sino por decisión de ella, que, por ser convencida militante pacifista, acabó no pudiendo soportar ni un día más sentirse ligada por los lazos de la obligada convivencia doméstica”.
La novela relata sobre el negocio armamentístico, sí, pero también le habla al lector, lo interpela


Pura coherencia.
Pura pregunta que Saramago lanza en una palabra de diez letras: Coherencia. Y de ahí en adelante más. Una historia de esas que encadenan al mundo gobiernos, empresas y ciudadanos, y que nace de otra pregunta: ¿vendió la empresa donde trabaja artur paz semedo armas a los fascistas de la Guerra Civil española?
Eso es Alabardas, cuyo nombre completo sería “Alabardas, alabardas, espingardas, espingardas”, título extraído de la tragicomedia Exortaçao da Guerra, del dramaturgo Gil Vicente. Una novela en la que el escritor no solo cambió de lugar a la hora de escribir y ahondó en otros registros, sino que debido a su enfermedad alteró su rutina creativa y lo hizo cada vez que pudo. En otros tiempos, recuerda Pilar del Río, su viuda, “dedicaba la mañana a la correspondencia, escribir artículos de prensa o conferencias; mientras, en las tardes, escribía novelas. Pero en el último tiempo el tiempo le apretaba y ya no tenía horas. ‘El tiempo aprieta’, decía”.
Alcanzó a Saramago ese tiempo, y lo escrito en esa premura se ve ahora en 149 páginas. Una edición especial que incluye los apuntes del autor, un artículo de Roberto Saviano, un texto de Gómez Aguilera y todo embellecido con los dibujos de Günter Grass… lobos rabiosos y asustados, sombras fantasmales, piernas y brazos en marcha militar, sembradíos de armas, cuervos, cuervos…


Imágenes que acompañan un libro, como escribe Saviano, “de páginas que son un criptograma del murmullo continuo de las misteriosas revelaciones que recibimos. Como un manual de traducción de sonidos, percepciones e indignaciones. En artur las revelaciones que he visto son las de todos los hombres y mujeres que se han defendido de la idiotez al darse cuenta de haber comprendido los dos caminos que existen: quedarse aquí, soportando la vida, charlando con ironía, tratando de acumular algo de dinero y familia y poco más, o bien otra cosa”.
Cuatro años después de muerto,Alabardas se publica con los sentimientos encontrados de Pilar del Río. Desde el principio tuvo claro que lo editaría: “El lector tiene derecho a conocer aquello que le ocupaba al autor que admiraba y por qué se había preocupado tanto. Más en un hombre como Saramago que estaba entre la vida y la muerte trabajando”. Incluso así, cuando podía, escribía dos hojas diarias, en la impresora hacía dos copias, una para su carpeta roja y otra para su mujer, y al día siguiente matizaba o corregía. Lo sorprendente, cuenta Del Río, eran la bonhomía y la ligereza y el humor que quería transmitir un hombre muy enfermo que no sabía si podía acabar el libro. Una novela que será presentada el 2 de octubre en Lisboa con varios actos especiales: por la mañana habrá una visita con los medios a la Fábrica de Braço de Prata, antigua Fábrica de Armas y hoy día Centro Cultural; por la tarde (17 horas) en el Teatro Nacional D. Maria II se dará una rueda de prensa con Baltasar Garzón, Roberto Saviano y António Sampaio da Nóvoa.
Es el diálogo continuado de José Saramago con los lectores en estaAlabardas que escribió en un sitio inédito para él, con ordenador, en su sillón color teja y frente a la mejor obra de la casa, según él: dos ventanas: una con vista al mar y la isla de Fuerteventura y la otra con los árboles del jardín que plantaron juntos.


Ilustración de Günter Grass para 'Alabardas', de Saramago.

Pilar del Río: "Le faltaron unos meses para acabar la novela"

JAVIER MARTÍN
“Es una obra de madurez, con una gran ironía y en donde introduce nuevas técnicas narrativas”. Así juzga Pilar del Río la última obra de José Saramago. Pero la compañera del escritor y directora de la fundación del mismo nombre en Lisboa va más allá de la crítica literaria. “José vivía obsesionado por dos grandes ideas, el poder y su responsabilidad, y la barbarie de las guerras y la violencia. De la primera idea surgió Caín. No podía entender cómo el libro sagrado de los cristianos comenzaba con un fratricidio.Alabardas... nace</CF> de su segunda obsesión”.
“Esta novela es una idea recurrente desde que oyó que durante la Guerra Civil española se encontró una bomba con un mensaje en portugués en su interior: “Esta bomba no reventará”. Un ser anónimo, una persona, pese a trabajar en una armería, hace todo lo que está en su mano para evitar la violencia. Ese es el mensaje que José quería transmitir. La indiferencia en la que vivimos mientras dedicamos a la industria del armamento más dinero que a la educación o la sanidad. No es una novela sobre la guerra, es una novela sobre la lucha personal. Un canto al activismo individual para cambiar lo establecido, lo que damos por invariable, consciente o inconscientemente desde que nacemos”.
Pilar del Río cuenta que Saramago tenía en su cabeza la novela. “La escribió a continuación deCaín. En su casa de Lanzarote la desarrollaba pese a su debilidad y sus dolores, pero sin parar, porque decía que no quería perder el tiempo, que le iba a faltar. Le faltaron solo unos meses”.
.-.-.

el dispensador dice:
siempre hay algo que queda en el tintero,
que no has escrito,
que no has plasmado por estar distraido,
viviendo,
demasiados ruidos,
esquivos oídos,
muchos huyendo,
otros migrando,
escapados de sus propios destinos...
muchas armas,
escasos tinos,
mucha soberbia,
desbordantes desatinos,
el hombre no es nada,
cuando prescinde de los humanismos...

a veces se vuelca el tintero,
queda la pluma,
con el vientre seco,
no escribe lo que siente,
porque le ataca el miedo,
de saberse perseguida,
por los que son felpudos,
por los que son sirvientes,
del poder severo,
que crea hogueras,
para consumir culpables,
que sirven a sus agujeros,
donde todo se corrompe,
tras discursos que se comen futuros enteros...

cuestión de teclas,
electrónicas que hacen a los esmeros,
muchas demencias,
ejerciendo poderes,
poderes ejerciendo,
comunicaciones cortadas,
palabras mentidas,
traiciones esgrimidas,
todos contra todos,
quebrando equilibrios,
según sus propios desiertos,
lo que se resuelve con armas,
no queda resuelto,
permanece pendiente,
hasta el próximo encuentro...
no quedan razones,
cuando sobran los muertos,
es necesario volver,
a cumplir con la gracia en su tiempo...

la humanidad está inconclusa...
habla de Dios,
como represa sin esclusas,
se ha perdido entre razones,
que son sólo excusas...
Dios no tiene religiones,
y por eso el humano se abusa,
aduciendo mesianismos,
que le habilitan a atropellar a aquel que se le cruza,
sea vecino,
sea hermano,
sea hijo,
sea de otra comarca,
sea de otra playa,
razones abundan,
para pretender el poder,
que justifica la excusa...

las armas sobran,
los humanismos se asustan...
la Tierra orbita,
mientras el miedo se ajusta,
el imperio compra,
el imperio vende,
las almas huyen,
buscando la paz,
que el poder ahuyenta,
para justificar el robo,
de aquello que abunda...
y se acerca la tragedia humana,
con forma de guerra,
de quienes combaten,
sin entender nada...
pero hay una sorpresa,
que está agazapada,
acechando a la rosa,
que sabe será cortada...
¿qué sucederá cuando caiga?,
¿qué será de sus pétalos y de sus fragancias?,
cuidado ser humano...
está llegando la hora de tu prueba máxima,
y no tendrás excusas,
ni argumentos,
ni nada...
el que se engaña a sí mismo,
a sí mismo se engaña...
dejando sólo infiernos vivos,
donde no quedan esperanzas.
SEPTIEMBRE 27, 2014.-

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