De la novela 'Personas como yo'.
John Irving y la bisexualidad
Winston Manrique Sabogal Madrid
El autor explora el mundo del deseo y la identidad sexual en 'Personas como yo'. Te avanzamos un capítulo de su novela más combativa
avance literario
John Irving, la bisexualidad y la tolerancia sexual
Por: Winston Manrique Sabogal06/03/2013
John Irving explora el mundo del deseo y la identidad sexual en Personas como yo (Tusquets). Te avanzamos el primer capítulo de la novela que llega hoy a librerías y donde Madrid es una pieza clave en la historia. Descargar LEE EL COMIENZO DE 'PERSONAS COMO YO', DE IRVING
El escritor John Irving. Foto de Ivan Giménez, 2012.
El universo de John Irving con un aliento más combativo y comprometido que nunca. Eso es Personas como yo, la última novela que le acaba de editar Tusquets en España. En ella el escritor estadounidense (New Hampshire, 1942) aborda el tema de la identidad, su búsqueda, y la indagación y comprensión de las distintas preferencias sexuales. Irving reivindica en estas páginas la normalidad y el derecho a los sentimientos, el amor y el sexo con la persona que cada uno desee sin prejuicios ni tabúes y contra toda hipocresía y etiquetas.
Personas como yo repasa medio siglo de la vida estadounidense desde la óptica de los sentimientos y la sexualidad, los estragos del sida y la homofobia a través de la vida de Billy Dean un escritor, una especie de alter ego del autor. En realidad es un adolescente que actúa en un pequeño teatro de First Sister, mientras se forja como escritor, busca su identidad sexual, hasta descubrir su bisexualidad, y luego se embarca en el proyecto de conocer a su verdadero padre.
Todo ello con el vibrante pulso narrativo de Irving y su manejo natural para encadenar acontecimientos que traerán a sus personajes hasta Madrid, al barrio de Chueca, en un momento crucial de la novela.
Personas como yo es un ecosistema equilibrado de la literatura y los temas que siempre ha tratado Irving: la tolerancia y el respeto a las decisiones ajenas, generales e íntimas, los deseos ocultos y sus pulsiones inconfesables, seres en la periferia de la sociedad establecida, los secretos que no descansan, la sexualidad en diferentes ámbitos, desde su iniciación hasta sus deseos obsesivos, y,claro, la búsqueda de su padre desconocido.
Durante cuatro décadas, John Irving ha escrito novelas como Libertad para los osos (1969), El mundo según Garp (1978), El hotel New Hampshire (1981), Oración por Owen (1989), Un hijo del circo (1994), Una mujer difícil (1998) y La cuarta mano (2001), Hasta que te encuentre (2005), La última noche en Twisted River (2010); además de su primera novela: Príncipes de Maine, reyes de Nueva Inglaterra, adaptada al cine por el propio Irving bajo el título de Las normas de la casa de la sidra, y por la que obtuvo el Oscar a Mejor guion adaptado en el año 2000.
el dispensador dice:
el hombre se abre a la vida,
adherido a la leche materna,
senos que se respiran,
mientras las fuentes se renuevan...
dicha conexión no se omite,
indefectiblemente tampoco se olvida,
ya que es constancia eterna,
vínculo de energías,
que hacen de la herencia,
una sucesión de destinos,
que entre sí se coordinan,
para canalizar convergencias,
en confluencia de líneas...
al cruzar caminos de circunstancias,
en la memoria repercuten,
emociones que se entrelazan,
en espirales de tribu,
así como en otras de raza,
una especie de ADN,
donde el destino se enlaza,
entre el pasado y la esperanza...
personas como yo,
somos distintos,
existe una extraña conexión,
con el contenido del corpiño,
hay algo que va más allá,
que te mantiene sometido,
de lo que no te puedes despegar,
a pesar de haberte ido,
de lo que no puedes prescindir,
aún cuando imperen olvidos,
por algo debe ser,
que me atrapan los sostenes,
esos que llaman corpiños...
será que por ser varón,
otros creen que eso es lo pretendido,
pero hay error en la lectura,
los ojos hablan cuando lo demás no se ha dicho,
mientras que el alma contiene,
reservas y ocultismos,
eso que no te enseña ningún sostén o corpiño,
ángulos que al ser descubiertos,
hablan por sí mismos,
diciéndote que no hay regreso,
luego de haberte ido.
Marzo 07, 2013.-
El mayor símbolo del feminismo, como género, como cultura, como nexo espiritual, y hasta como sexo, no es otro que el mismo corpiño, ya que esconde una glándula que caracteriza a la raza humana, y sólo a ella... los tacos altos son un símbolo de la coquetería... así como el vestido rojo es el símbolo del corazón de la mujer. Dado que estamos en las vísperas del Día Internacional de la Mujer, y dado que todos devenimos de ellas, de una u otra forma, esta oda está dedicada a ellas... nuestras madres, esposas, parejas, novias, amigas... ya que ellas, finalmente, han sido antes que nosotros, los hombres.
El escritor John Irving. Foto de Ivan Giménez, 2012.
El universo de John Irving con un aliento más combativo y comprometido que nunca. Eso es Personas como yo, la última novela que le acaba de editar Tusquets en España. En ella el escritor estadounidense (New Hampshire, 1942) aborda el tema de la identidad, su búsqueda, y la indagación y comprensión de las distintas preferencias sexuales. Irving reivindica en estas páginas la normalidad y el derecho a los sentimientos, el amor y el sexo con la persona que cada uno desee sin prejuicios ni tabúes y contra toda hipocresía y etiquetas.
Personas como yo repasa medio siglo de la vida estadounidense desde la óptica de los sentimientos y la sexualidad, los estragos del sida y la homofobia a través de la vida de Billy Dean un escritor, una especie de alter ego del autor. En realidad es un adolescente que actúa en un pequeño teatro de First Sister, mientras se forja como escritor, busca su identidad sexual, hasta descubrir su bisexualidad, y luego se embarca en el proyecto de conocer a su verdadero padre.
Todo ello con el vibrante pulso narrativo de Irving y su manejo natural para encadenar acontecimientos que traerán a sus personajes hasta Madrid, al barrio de Chueca, en un momento crucial de la novela.
Personas como yo es un ecosistema equilibrado de la literatura y los temas que siempre ha tratado Irving: la tolerancia y el respeto a las decisiones ajenas, generales e íntimas, los deseos ocultos y sus pulsiones inconfesables, seres en la periferia de la sociedad establecida, los secretos que no descansan, la sexualidad en diferentes ámbitos, desde su iniciación hasta sus deseos obsesivos, y,claro, la búsqueda de su padre desconocido.
Durante cuatro décadas, John Irving ha escrito novelas como Libertad para los osos (1969), El mundo según Garp (1978), El hotel New Hampshire (1981), Oración por Owen (1989), Un hijo del circo (1994), Una mujer difícil (1998) y La cuarta mano (2001), Hasta que te encuentre (2005), La última noche en Twisted River (2010); además de su primera novela: Príncipes de Maine, reyes de Nueva Inglaterra, adaptada al cine por el propio Irving bajo el título de Las normas de la casa de la sidra, y por la que obtuvo el Oscar a Mejor guion adaptado en el año 2000.
el dispensador dice:
el hombre se abre a la vida,
adherido a la leche materna,
senos que se respiran,
mientras las fuentes se renuevan...
dicha conexión no se omite,
indefectiblemente tampoco se olvida,
ya que es constancia eterna,
vínculo de energías,
que hacen de la herencia,
una sucesión de destinos,
que entre sí se coordinan,
para canalizar convergencias,
en confluencia de líneas...
al cruzar caminos de circunstancias,
en la memoria repercuten,
emociones que se entrelazan,
en espirales de tribu,
así como en otras de raza,
una especie de ADN,
donde el destino se enlaza,
entre el pasado y la esperanza...
personas como yo,
somos distintos,
existe una extraña conexión,
con el contenido del corpiño,
hay algo que va más allá,
que te mantiene sometido,
de lo que no te puedes despegar,
a pesar de haberte ido,
de lo que no puedes prescindir,
aún cuando imperen olvidos,
por algo debe ser,
que me atrapan los sostenes,
esos que llaman corpiños...
será que por ser varón,
otros creen que eso es lo pretendido,
pero hay error en la lectura,
los ojos hablan cuando lo demás no se ha dicho,
mientras que el alma contiene,
reservas y ocultismos,
eso que no te enseña ningún sostén o corpiño,
ángulos que al ser descubiertos,
hablan por sí mismos,
diciéndote que no hay regreso,
luego de haberte ido.
Marzo 07, 2013.-
El mayor símbolo del feminismo, como género, como cultura, como nexo espiritual, y hasta como sexo, no es otro que el mismo corpiño, ya que esconde una glándula que caracteriza a la raza humana, y sólo a ella... los tacos altos son un símbolo de la coquetería... así como el vestido rojo es el símbolo del corazón de la mujer. Dado que estamos en las vísperas del Día Internacional de la Mujer, y dado que todos devenimos de ellas, de una u otra forma, esta oda está dedicada a ellas... nuestras madres, esposas, parejas, novias, amigas... ya que ellas, finalmente, han sido antes que nosotros, los hombres.
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