Viernes 22 de marzo de 2013 | Publicado en edición impresa
Forma de vida revolucionaria
La orden franciscana, y su plena libertad del espíritu, es el tema del inminente Altísima pobreza
El objetivo de esta penúltima entrega de la serie Homo sacer es indagar sobre la forma de vida de los monjes franciscanos, no en función del sentido religioso de dicha elección, sino como una o quizá la única experiencia de organización política en que la vida de las personas tiene lugar fuera de la órbita restrictiva del derecho. De hecho, Agamben se opone a quienes todavía sostienen que el conflicto entre las órdenes monásticas y la Iglesia nació por la aplicación de una determinada "regla". La idea revolucionaria de los franciscanos consiste más bien en el hecho de que la regla coincide con la forma de vida, y la forma de vida no es otra cosa que la altissima paupertas, la altísima pobreza.
Por primera vez, con la orden franciscana, dice Agamben, "la vida del cristiano no está más bajo la ley y vive en la plena libertad del espíritu". Aquello que más fascina al filósofo italiano es la idea de que el paradigma de la acción humana, en el caso franciscano, se extiende mucho más allá de su propia historia. Tal elección comporta una neutralización del derecho a través de una operación esencial: la exención de las obligaciones de los adultos, ya que los franciscanos, como los niños, no pueden poseer absolutamente nada. Este modelo de pobreza implica un regreso a la naturaleza antes de la caída. "La vorágine que abre el modelo franciscano es el hecho de no aceptar una vida basada en la regla, sino la vida basada en el Evangelio, cristalizado en la idea de pobreza". La última parte del volumen se dedica al concepto de "uso", que los franciscanos opusieron al concepto de propiedad. El nudo central de las argumentaciones franciscanas reside en el hecho de que "el uso común de las cosas precede genealógicamente a la propiedad común de esas mismas cosas y, por tanto, deriva del derecho humano", innato más allá del concepto de propiedad. En fin, la renuncia a la propiedad llevó a los franciscanos a concebir una forma de vida fuera del derecho, que, para Agamben, se propuso como el fin de todas las formas de vida posibles. A.P .
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